—Te decepcionarías —dijo, su voz mostrando el dolor que aquello le provocaba por un segundo—. Puedo decepcionar al mundo entero pero si te cuento esto, si tu te enteras de porque huyo cada noche, me odiarás.

—Jamás podría odiarte, Bastian. —Abrió sus ojos y esperaba que los dirigiera a mi, que viera en mis ojos cuanto lo quería y lo que estaba dispuesta a hacer por el pero su mirada cayó lejos, lejos de mi—. Bastian, por favor. Por favor, te juro por lo que más quiero en esta vida que puedes confiar en mi. No te alejes de esta manera, no más.

—Querrás confiar en mi, pero va en contra de lo que eres.

No pude evitar reír pero sabía que aquella risa era para no romper en llanto. Necesitaba que me creyera, que viera todo el cariño que le tenía aún cuando no me sentía capaz de decirlo en voz alta por miedo a que se fuera pero lo sentía lejos, lo sentía muy lejos.

Tan solo quería que el regresara, que volviera a confiar en mi pero ¿el realmente lo había hecho en algún momento?

—¿No crees que también iba en contra de lo que soy el enamorarme de ti? —Sus ojos se dirigieron a mi de manera abrupta. Observo mi rostro como si aquello fuera imposible, como si nada de lo que salía de mi boca fuera coherente para el pero no se trataba de ser coherente, se trataba de ver la realidad.

Me había enamorado del hombre frente a mi y no había marcha atrás. Me enloquecía su presencia, su sonrisa, su expresión firme y a la defensiva cuando algo inesperado sucedía. Me enamoraba la forma en la que besaba mi frente y me rodeaba con sus brazos como si lo único importante en su mundo fuera yo. Me cautivaba la manera en la que sus ojos me observaban cuando despertaba y lo encontraba mirandome, como si no se cansara de hacerlo.

Estaba enamorada de él, y no estaba dispuesta a perderlo.

—Lo siento, Jazzlyn. —No, el no podía estar diciendo aquello. El no podía estar destrozando mi corazón de aquella forma—. Jamás debí dejar que esto llegara tan lejos.

Sus brazos dejaron de rodearme como si mi cercanía le doliera o más que nada le provocara asco. Sabía que aquello no era lo que el quería hacer, sabía que me estaba mintiendo, sabía que el también me quería y que deseaba quedarse allí pero no por saber todo aquello el dolor que provocaban sus palabras desaparecía.

—No, no me mientas de esta manera —lloriquee, el nudo en mi garganta parecía crecer mientras lo veía salir de la cama y comenzar a tomar su ropa del suelo—. Bastian, no me hagas esto. No arruines lo que tenemos por tus miedos. Me quedaré contigo sin importar nada pero quedate, no te vayas.

—No te hagas esto. —Envolví mi cuerpo en la sabana más cercana mientras salía de la cama y me paraba frente a él. Lo vi apartar la mirada de mi como si aquello lo estuviera superando por completo—. Jazzlyn, realmente lo siento. Es mi culpa, no tendría que haber permitido que algo sucediera entre nosotros.

Aquello fue como miles de puñales clavandosé directamente en mi pecho para que después el los retorciera sin compasión alguna. Di un paso atrás como si el golpe hubiera logrado tambalearme y de alguna manera así se sentía, como un golpe que había descargado toda su intensidad sobre mi.

—¿Estas...? ¿Estas diciendo que te arrepientes de nuestra relación? —pregunté, mi voz saliendo más baja y más rota de lo que alguna vez creí posible.

Quería tan solo regresar minutos atrás y dejarme caer en un profundo sueño aún cuando sabía que el se iría sin dar explicaciones porque aquello me decía que regresaría de la misma forma y aunque me doliera, aunque sintiera que algo en mi se rompía, lo hubiera esperado con mis brazos abiertos.

En ese momento, mientras sostenía la sabana contra mi pecho y dejaba que el llanto silencioso se apoderara de mi, me preguntaba que era peor. Si vivir con él sintiendo que cada día me decía una nueva mentira o ver como de sus labios salían las palabras que cambiarían nuestra relación por completo.

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