Capítulo 20: La Sala de Profecías

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*Emma POV*

-Ha llegado el momento que tanto esperábamos. Esta noche, recobraremos el Mundo Mágico. Esta noche...

Dejé de escuchar. El discurso de motivación de mi tío había ocasionado dos cosas: la primera, emoción entre todos los Mortífagos y la segunda, que me dieran náuseas. Chowder apareció en la mansión minutos después que yo. Como le expliqué a mi tío, prefería que mi dragón se instalará allí para poder festejar con nosotros el inicio de una nueva era. Aunque no era por eso que Chowder estaba en la Mansión. Estaba ahí para protegerme una vez que hubiera pasado todo.

-¿Cómo vas a evitar este desastre?

-Todavía no sé Chowder. Necesito pensar.

-Mi Señor... ¿Puedo preguntar... cómo va a conseguir que Potter vaya al Ministerio?

-Bellatrix, voy a hacerle creer que su padrino está en peligro. El pequeño e ingenuo Potter nunca pensará que es una trampa.

Los Mortífagos rieron hasta que la araña de cristal que colgaba del techo cayó en medio de la mesa. Voldemort giró su cabeza hacía mí y, para sorpresa de todos, me sonrió. 

-Recuerda nuestro pacto Emma. Ahora, deben ir al Ministerio y esperar en el Departamento de Misterios a que Potter aparezca. En cuanto agarre la profecía, será su turno de actuar. 

Todos festejaron y empezaron a prepararse para el gran momento. Me levanté despacio y salí de la sala de reuniones para dirigirme a la cocina. Me apoyé en la mesa y con una sonrisa triste recordé la primera vez que Draco y yo nos habíamos quedado solos e intentamos cocinar una tortilla. Fue una de las mejores tardes de mi vida, recuerdo haber deseado que se repitiera pronto. Pero, con la llegada de los Mortífagos al día siguiente, eso jamás pasó.

-¿Emma?

Volví al presente y observé a Narcissa.

-¿Esta todo bien? Draco dijo en su última carta que habían terminado...

Asentí. No podía ni quería hablar de eso, menos en momentos como este.

-Oh nena, lo lamento tanto.- dijo y se acercó a abrazarme. Me refugié en sus brazos hasta que Lucius apareció en la puerta.

-Emma, tu tío quiere verte.

Asentí otra vez y me separé de Cissy. Respiré hondo y fui en busca de Voldemort.

-¿Querías verme tío?

-Sí. Dolores nos habilitó la chimenea, ya sabes lo que tienes que hacer. 

Me despedí de él e ingresé a la chimenea. Tras dar vueltas unos segundos, aparecí en el despacho de Snape, donde me esperaba Draco. Me escoltó al despacho de Umbridge, donde también se encontraba mi hermano, Ron, Hermione, Neville, Luna y Ginny.

-La encontré intentando encantar un pasillo para distraernos profesora.- dijo Draco. Dolores sonrió y siguió interrogando a Harry. Sentí que las horas no pasaban. Tampoco quería que pasaran, pero parecía inevitable. Cuando Harry, Hermione y la cara de sapo abandonaron el despacho para ver "El arma secreta de Dumbledore" (cosa que había inventado Hermi para ganar tiempo), el resto de mis amigos vio la oportunidad de escapar. Me quedé callada cuando embrujaron a mis compañeros de casa, pero no me importó tanto como me debería haber importado. Seguí a mis amigos hacía el Bosque, por donde habíamos visto desaparecer a los demás, y no pude evitar pensar que pasaría si le decía a Harry que Sirius estaba a salvo. Tras varios minutos de buscar en el Bosque, encontramos a Hermione y a Harry empapados de sangre. Nos explicaron rápidamente el plan que tenían para ir al Ministerio, pero el único problema era el transporte. Luna lo resolvió sugiriendo que viajáramos en thestrals. Así, en menos de media hora nos encontramos todos en el Ministerio. 

-No lo llaman Departamento de Misterios por nada.- dijo Ron cuando por fin las puertas dejaron de girar y llegamos a la Sala de Profecías. Corrimos por las estanterías hasta la número noventa y siete, pero Sirius no estaba allí. Hermione y Harry comenzaron a discutir acerca de que Sirius nunca había estado ahí mientras Ron miraba las profecías. Rogué para mis adentros que no encontrara la que estaba buscando.

-Esta tiene tu nombre.- le dijo el pelirrojo a mi hermano, quién se acercó a tomarla. 

-No la toques Harry, puede ser peligroso.

Escucha a Hermione. Por lo que más quieras escucha a Hermione.

-Lleva mi nombre.- dijo él como toda respuesta y me sentí morir mil veces cuando su mano agarró la pequeña esfera de cristal. Supe antes de escucharlos que los Mortífagos ya nos habían rodeado.

-Muy bien, Potter. Ahora date vuelta, muy despacio, y dame eso.

Lo que siguió fue un caos. Lucius le exigía la profecía a Harry y este seguía preguntándole porque la esfera era tan importante, Bella se burlaba de Neville, Ron agarraba la mano de Ginny, quién agarraba a Luna, quien agarraba a Hermione, la cual me miraba.

-Cuando Harry diga ya, destruimos las estanterías.- me susurró. Asentí, pero una parte de mí estaba segura de que era una mala idea. A la señal de mi hermano, mis amigos lanzaron hechizos en todas direcciones y las profecías cayeron sobre los Mortífagos. Harry y los demás comenzaron a correr y miré a ambos grupos. ¿Con quién debía quedarme? ¿A quién debía ayudar? Quería evitar que Voldemort recuperara su poder, pero no si eso significaba que iba a lastimar a Lucius y a Narcissa por mi culpa. Ese era el trato. Un error podía ser el final.

-¡¡¡EMMA, VAMOS!!!

Corrí lo más rápido que pude hasta llegar al lugar desde donde mi hermano me gritaba. Si había llegado tan lejos con él, entonces iba a estar con él hasta el final.

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Quería agradecerles a todas las que leen porque la nove ya casi tiene 100 votos y para mí eso es un montón. Prometo intentar subir más seguido, pero la Universidad no me deja respirar :(

Como siempre, espero que les guste y gracias por leer :)

Secrets and Lies {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora