38. Que empiece el juego, princesa.

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Se hizo de noche. Otra vez.
No puedo creer que tenga tan pésima suerte en mi vida.
Primero me raptan; luego me traen a Londres para ser algo que yo no quiero y ahora esto.

~•~

-¿Grace?- decían delicadamente. Trataba de abrir los ojos, pero mis párpados pesan. Estoy cansada y adolorida.- Grace, por favor despierta.- Esa voz. Entre abrí los ojos y lo ví a mi lado. Sonreí debilmente para luego volver a cerrar los ojos. Quería descansar.-

~•~

Me desperté de golpe. Ví a mi alrededor y me dí cuenta de que estaba sobre mi cama.
¿Habría soñado?
No, claro que no. Todo fue muy real. El lugar, el tipo, el sobre, los trozos y la nota... La nota. Hasta mi cuerpo me duele.
Hice a un lado el edredón y salí de la cama. Me encaminé a tocar todo. Necesitaba estar segura de que no había sido un sueño, más bien: una pesadilla. Pero si así lo era, no saben cómo me alegro.
Todo lo siento tan real.
Oí voces fuera de la habitación. Las reconocí de inmediato. Stella, Loretto, Jason y Peter. Abrí la puerta lentamente y ellos voltearon a verme. Suspiraron de alivio.

-Oh, Grace.- Dijo Stella para abrazarme-. No sabes lo preocupados que estábamos al no encontrarte y que no despertaras.- Entonces no había sido una pesadilla. Miré a Jason y luego a Peter. Ellos se miraron.-

-Por ahora creo que lo mejor es que descances.- Sugirió Loretto. Asentí. Stella me dijo más cosas, a las que no le puse ni la más mínima atención ya que solo veía a Jason.-

~•~

Oí ruidos en mi habitación. Pisadas, mejor dicho. Abrí los ojos, pero no me moví de la cama. Traté de oír mejor y mi sentido me indicaba que estaban cerca de mi buró: justo tras de mí. El pánico me invadió. Mi respiración se aceleró pero traté de calmarme para no ser pillada. Segundos después, ví cómo la puerta se abría y la persona salía. La poca luz, que se coló a la habitación por esos milisegundos, me dio a ver que era la misma silueta de aquel lugar a donde fui llevada.
Ya me encontraba sola, pero seguía con el miedo a sentarme y prender la lámpara y hablarle a Jason.
Luego de una hora (creo yo), decidí voltearme y divisar si había algo extraño o fuera de su lugar...o alguien sentado viéndome.

«Grace, debes dejar de leer tantas novelas. » Pensé.

No había nada. Suspiré aliviada. Me senté y prendí la lámpara. Me puse mis pantuflas y fui al cuarto de baño, con el pisa papeles como mi arma homicida. Prendí la luz y revisé cada rincón. Nada ni nadie.

«Relájate Grace. Solo...relájate».

Volví a sentarme en la cama y dejé el pisa papeles sobre el buró. Fue ahí donde me dí cuenta de que, quien sea que haya entrado, dejó un sobre pequeño.
Sin pensarlo dos veces, me paré de ahí, tomé mi bata y salí con el sobre en manos, dispuesta a contarle a Jason lo que me había sucedido. No importa si lo despierto. Tengo que decírselo y abrir este sobre en su presencia.

Un regalo para PeterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora