10. Las flores (Parte 2/2)

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La cena estuvo deliciosa.
Lamentablemente Stella me dijo que, por mi falta de equilibrio, se hizo tarde para que conociera Londres.
Me encontraba en la inmensa habitación, pensando en mi familia. ¿Cómo se sentirán sin mi? A penas va un día de que estoy lejos de ellos y siento que no los eh visto en años. Tal vez no los vea en años. Tengo que idear un plan para burlar a los guardias, a Stella y a Jazmín.
Piensa Grace, piensa... ¡Eso es!
Volteé a ver el vestido que traía puesto anoche, ya lavado. Sería perfecto pasar desapercibida por la cocina e ir a dar a la puerta trasera del palacio. Solo tengo que conseguir ensuciar este vestido, conseguir tela para hacerme un mandil y un pequeño gorro; así, dentro de muy poco me puedo ir de aquí.
Tocaron la puerta y escondí el vestido en un cajón del buró.

-¿Quién es?- pregunté mientras me arreglaba el vestido.-

-Jason- rodé los ojos.-

-Pase- abrí la puerta del balcón y salí.-

-Veo que aún no te has cambiado. Eso quiere decir que te gusta lo que traes puesto.-

-No. Eso significa que tengo planes.- Lo volteé a ver y su sonrisa se borró.-

-No puedes salir, ¿no lo sabías?- Volvió a sonreír, en esta sonrisa noté un poco de ironía. Se giró y caminó adentro de la habitación. Vagaba dentro de ella e iba tocando todo a su paso. Se detuvo a mirar un collar sencillo: sin piedras valiosas, solo un corazón de fierro cubierto de prymer para evitar su oxidación. Lo tomó en sus manos y lo apreció mejor.-

-¡Déjalo!- se lo arrebaté de las manos- ¿No te han enseñado que no debes tocar lo que no es tuyo?

-Lo siento. Pero me pareció muy..- lo corté-.

-¿Sencillo?- le dije enfadada-.

-Valioso.- Me contestó con una sonrisa plena y ¿llena de sinceridad?- Mañana te mostraré Londres.

-¿Tú?- le pregunté incrédula. Dejé el collar en su lugar.-

-Sí, yo. Stella lo ah aprobado, ella tiene que preparar más cosas. Prometo que la pasarás bien. Será el mejor recorrido de tu vida.- Tomó mi mano y la besó. Yo me la limpié como la primera vez y él rió- Nos vemos mañana por la mañana. Te aconsejo que te pongas un vestido que sea digno de una princesa y futura reyna.- Se fue directo al ropero y lo abrió. ¿Le he pedido su opinión para que escoja alguno? Recuerdo, a la perfección, que no. Urgó los vestidos y seleccionó uno.- Me gusta este. Sí. Tiene mi aprobación. Te verás como se te exige.

-¿Es correcto que estés aquí a estas horas?

-Buena pregunta.- guardó el vestido y se giró a mi con sus dos manos entrelazadas- No. Esa es la respuesta. Es por eso que ya me voy.- Me hizo una reverencia, tomó mi mano derecha y me dio una vuelta. Reímos.- Deseo que ya sea mañana.- Se fue.-

-Yo no- me quité el vestido y me metí a la cama. Debo descansar para querer pararme mañana.
Me volteé a la izquierda y pude notar un olor muy agradable, me paré y seguí el olor. Fui a dar al ropero, lo abrí y ahí estaban tres tulipanes blancos con toques rojos, al lado del vestido que él escogió. Los saqué de ahí, tomé un el vaso que estaba al lado de la jarra de agua y corrí al lavabo del baño para llenarlo.

Me acosté apreciando aquellas tres flores. ¿Pero por qué tres?

Un regalo para PeterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora