26 ...Evelyn... (P-¹/³)

5K 355 1
                                    

-¡Jesy!- entré corriendo a su despacho y lo que me encontré no me gustó nada.-

-Grace...-dijo un tanto apenado, volteó a ver a su acompañante con el ceño fruncido pero ésta tenía la cara, más bien, de cínica.-

-Princesa- dijo Cornelia con la cara roja de vergüenza o de coraje por haberle interrumpido.-

-Oh, estás ocupado.- Traté de sonar lo menos furiosa y decepcionada posible. Jesy se alejó de Cornelia y dio unos pasos hacia mí. Salí corriendo de allí con rumbo a otro lado que no me llevara a estar cerca de él.-

~~~•~~~

-¿El blanco?- lo señaló y yo asentí.- Espéreme unos minutos para que se lo tenga listo...- corté al dulce anciano que me iba a preparar al mejor caballo-.

-No, no lo quiero para ahorita. Lo quiero dentro de 2 horas, ¿se puede?

-Claro, princesa.- Por último le sonreí para luego dejarlo hacer lo suyo y yo ir adentro a buscar a Jazmín y que me ayude a alistar ropa, comida, agua y demás en un pequeño bolso o cesta.-

~~•~~

-¡Pero Jaz..!- le insistí- ¡Por favor!

-No, Grace. Los reyes, junto con el príncipe Peter y el joven Jason, me mandarán a la horca sin piedad alguna.

-No, no lo harán.

-Haber dime, ¿para qué quieres ir a buscarlo? ¿No será que lo que en verdad intentas es escapar?- puse mi mano derecha sobre mi pecho un tanto ofendida-.

-¿Cómo puedes pensar eso de mí, Jazmín?- enarcó una ceja- Bien, bien. Pero te hice la promesa de no volver a intentar escapar nunca más. Y Grace McClaire nunca, óyeme bien, nunca rompe una promesa.

-¿No me dirás por qué te has ofrecido a ir en busca de ese hombre?- volvió a acomodar prendas en mis cajones-.

-Los reyes me han dejado ya que fui a hablar de esto primero con Peter y luego con Jason.- Paró de hacer su trabajo, yo tensé mi mandíbula (es lo que suelo hacer cuando estoy nerviosa). Se giró hacia mí incrédula de mis palabras- ¿ni eso me vas a creer?

-Lo siento princesa, pero usted ya me ha hecho dudar de sus palabras.- Bajó la mirada y continuó con lo suyo. Lo que me dijo fue como su mi propia madre me lo hubiese dicho. Bajé rumbo a la biblioteca para distrarme un rato, pero al pasar por la entrada escuché gritos y súplicas.-

-¡Por favor!- gritó la niña llorando. Me detuve cerca de ahí para oír mejor.-

-No, niña, no. Y deja de insistir, vete.- Le dijo un hombre, seguro y fue un guardia.-

-Necesito verla- me decidí a meterme en ello.-

-¿Qué está pasando?- le pregunté al guardia con el ceño fruncido al ver cómo detenía a la niña en sus brazos. Ella me vio y dejó de llorar.- ¿Grace?- la miré con horror; sus pequeños ojos estaban rojos, hinchados; su cara estaba roja y llena de lágrimas, su cabello y ropa estaban sucios.-

-Princesa...-dijo con su último aliento para luego desvanecerse en los brazos del guardia-.

-¡Grace!- corrí haciendo ella-.



Un regalo para PeterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora