21. Compórtate

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-¿Tulipanes o rosas blancas?- me preguntó Loretto, el cual estaba anotando cada cosa que decidía en su libreta-.

-Tulipanes- renegué con el ceño fruncido pero Stella tenía que intervenir-.

-¿Estás segura? No me parece que combine con la ocasión, Grace.

-Entonces, ¿para qué me preguntan si al final van a tomar la decisión ustedes?- golpeé mis palmas contra la mesa, un tanto molesta. Me levanté y salí de ahí para irme al jardín. Cornelia estaba en la habitación así que no habrían preguntas de por qué me he desaparecido tan pronto del salón de fiestas.-

-Debes de dejar de comportarte así, McClaire- con eso de que no habrían preguntas, hablé muy pronto. Me volteé y lo ví parado, agotado, con las manos en los bolsillos, su mirada clavada en mí.-

-Yo no pedí ser comprada y preparada para ser algo que no quiero ni de broma.- Le contesté girando mi vista a otro lado que no fuera el suyo. Suspiró hondo y se sentó a mi lado.-

-¿Por qué el cambio de moza?- seguro y no iba a encontrar un buen desenlace en nuestra conversación si seguía sobre lo ocurrido.-

-Solo quería probar con alguien más. Alguien de mi edad, con quien pueda charlar sobre lo que me pasa en este lugar y con mis sentimientos.

-¿'Sentimientos'? ¿Hacia quién?

-No hacia ti, si eso es lo que piensas, Jesy.

-Te juro que no me lo había planteado. Pero has despertado curiosidad en mí al respecto. ¿A qué te refieres con eso?

-A mi estado de ánimo. No puedo sentirme viva si no está mi familia a mi lado, ¿comprendes? No me importaría nada si estuvieran aquí. O dime, ¿tu no extrañas a tus padres cuando se van a otro lado, lejos de ti?

-No- rió burlonamente- porque siempre voy con ellos, Grace.

-No estoy de humor, Jason.

-Lo siento.

-No quiero hacer esto. Simple y sencillamente no quiero.- Una lágrima vagó por mi mejilla derecha, mi voz ya estaba débil, pero ¿cómo no llorar si me falta lo mas importante?-.

-No..., no llores- me dijo nervioso. Lo ví a los ojos-. No me gusta ver llorar a las personas porque no tengo ni la menor de idea de cómo ser sútil o qué decir para hacerlas sentir mejor. Mi madre me ha dicho que los abrazos nunca están de más. Tu...¿quieres uno? Para...para que no sigas..-sin pensarlo dos veces me lanzé a él y lo estreché con ambos brazos, con mucha fuerza. Hace mucho que no recibo un buen abrazo. Solo fueron segundos para que él me estrechara.-

-Jesy...

-¿Sí?

-Prefiero que me ayudes a planear esto tú. No es que Stella no sea de mi agrado o...Loretto, pero me siento mejor cuando estás junto a mí. Te necesito en esto para no salir corriendo de este lugar. ¿Me ayudarás?

-No lo sé. No creo que Stella me lo permita, Grace. Además, yo no tengo ni la menor idea de lo que se debe hacer. Las reuniones son organizadas por mi...- paró de hablar unos segundos- nuestra reina Eleonor.

-No debe ser difícil. ¿Qué mal nos puede hacer escoger vajillas, cubiertos, vinos, platillos, postres, manteles, centros de mesa, decoraciones, horarios para cada cosa que se vaya a hacer..?- pasó saliva en seco-.

-¿Todo eso?

-Sí, eso me dijo Loretto que se debe planear. No creo que sea muy difícil. Y no entiendo por qué es que no sabes de eso si eres hijo de Stella y mejor amigo del príncipe.

-Sí, sí sé de eso, pero nunca se me ha apetecido ayudar a planear algo de gran magnitud. Pero está bien; te ayudaré. Solo para que no intentes escapar de nuevo y no tengamos que ir, Fidel y yo, a tu búsqueda.

|••••|

-He notado que se la pasó muy bien con el joven...-la corté-.

-¿Jason?- enarqué una ceja y me giré a verla. Ella tensó la mandíbula y los labios.-

-El joven Jason no está..- volví a cortarla-.

-Ayúdame a escoger el vestido para bajar después de haberme dado un buen baño. Que sea uno de los que me confecciona Jazmín.

-Como ordene, princesa- dijo entre dientes. Para luego salir de la habitación y dejarme sola para poder bañarme. Me metí al cuarto de baño y preparé mi tina, el reloj marcaba más de medio día. Comencé a deshacerme el primer peinado del día; estaba dispuesta a quitarme el vestido pero se abrió la puerta de la habitación de golpe y me sobresalté-.

-¿Grace?- me llamó Jesy desde afuera, se le oía angustiado. Salí del cuarto de baño y me lo encontré.- Ven conmigo- me jaló hasta las escaleras y bajamos hasta el sótano (por así decirlo) del castillo.-

-Jesy, ¿a dónde vamos?

-Shhhh, no hables y solo sigue mis pasos. Pero sin hacer el más mínimo ruido, ¿entendido?- no me quedó de otra mas que seguirlo. Llegamos hasta una puerta, sacó una llave de uno de sus bolsillos del pantalón y la metió en la perilla para luego abrirla. Él entró primero y encendió una vela, mientras yo lo veía confundida y asustada.- ¿Qué esperas? Entra; los guardias no tardan en dar su ronda por aquí y no quiero que nadie sepa que estamos en este lugar.- Asentí y me adentré en la habitación, Jesy cerró la puerta con seguro y me volteó a ver.- Hay rumores- dijo ancioso, nervioso, y acelerado-.

-¿'Rumores'? No entiendo Jesy, explícame.- Caminaba de un lado a otro por ese cuarto más grande que mi habitación, de vez en cuando se pasaba la mano por el cabello frustrado.-

-Hay rumores- volvió a repetir y en una de esas golpeó, con ambos puños, a la pared. Eso me hizo estremecer, nunca lo había visto hasta este nivel de frustración y miedo.- Rumores...

Un regalo para PeterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora