–Michael, por favor dime que pasa, ¿cómo es que puedo ayudarte?

Él niega con la cabeza varias veces y toma una de mis manos.

–Sophie Jones, eres tan hermosa.

–Michael por favor...

Levanta la cabeza y se sienta derecho a mí lado. Por unos instantes olvido que está completamente fuera de sí, porque me mira a los ojos y su mano acaricia una de mis mejillas, sus ojos se cruzan con los míos y nos miramos durante dios sabe cuánto tiempo. Puedo ver el dolor en aquellos ojos azules, el frío que se apodera de ellos deja de ser acero para convertirse en vulnerabilidad. Mi mano se mueve sin que yo se lo ordene y acaricia también su mejilla, puedo sentir su barba o el inicio de esta. Sus ojos se cierran y se recarga en mi mano, pareciera anhelar el contacto humano, lo cual se me hace más que imposible, pues a mí parecer nunca podía faltar compañía para un hombre como él.

El taxista carraspea, haciendo que mi mano se mueva con rapidez para alejarse de Michael. Por suerte Michael ya se ve más dispuesto a caminar mientras bajamos del taxi. Aunque aún necesita ayuda ya que se tambalea a cada paso que da. Lo tomo de la cintura para ayudarlo a subir las escaleras hasta llegar a mi departamento.

Mi departamento, me doy cuenta entonces de que ni siquiera lo he pensado dos veces antes de llevarlo ahí para que pueda estar tranquilo, en un ágil movimiento saco las llaves de mis bolsillos, y cuando pasamos la puerta lo ayudo a sentarse en el sofá, o mejor dicho a desparramarse en este.

– ¿Y ahora qué?

Me digo a mí misma mientras me quito el abrigo y observo a Michael quien vuelve a empezar a sollozar en silencio y con esfuerzo.

–Michael, por favor dime ¿qué puedo hacer?

Él niega con la cabeza y mi instinto me hace moverme para sentarme a su lado, al principio lo hago temerosa de que me rechace o incluso me ataque, pero su rostro se levanta y puedo ver las lágrimas en sus ojos. Estiró mis brazos para poder abrazarlo y él acepta sin pensarlo dos veces. Su rostro se hunde en mi hombro y mi mano se mueve para acariciar su cabello en un intento de tranquilizarlo, parece funcionar y pierdo el tiempo de cuanto pasamos así, de aquella manera, hasta que los sollozos se detienen y me doy cuenta de que está completamente dormido.

Lo muevo un poco para poder acostarlo en el sofá. ¿Qué podría ser lo que lo ha vuelto loco de aquella manera? Lo acomodo en el sofá para que pueda buscarse y voy a mi habitación en busca de una cobija para él, en cuanto salgo con la cobija en la mano me doy cuenta de que Michael ya no está. Me asomó por todos lados hasta que veo por la ventana y lo veo caminando por la calle, o al menos intentando caminar. Salgo corriendo de mi departamento, lo más rápido que me he es posible.

– ¡Michael! ¡Michael!

Gritó con fuerza mientras él se tambalea en medio de la calle. Corro sintiendo el frío cortándome la cara y las piernas, estiró la mano en un intento de poder acercarme más a él y lo logró cuando él cae al suelo y parece no levantarse. Del bolsillo de su pantalón saca una pequeña botellita y la bebe de un solo sorbo.

–La perdí, la perdí.

Balbucea y murmura más cosas que pierden el sentido junto con su aliento. Intentó levantarlo pero esta vez el ni siquiera se esfuerza.

–Me recuerdas mucho a ella, Sophie.

– ¿A quién?

Preguntó mientras intento sacarlo de en medio de la calle.

–A mi madre, a mi madre. Está muerta, ella está muerta, muerta. Y nunca pude decirle adiós.

Me quedo en pausa durante unos cuantos segundos, lo escuchó y al mismo tiempo me encuentro ausente, nunca me había detenido a pensar que él podría estar sufriendo también.

–Lo siento tanto Michael, de verdad lo siento mucho.

Niega con la cabeza y se acerca más a mí.

–La perdí un día antes de mi primer concierto en Francia, estaba enojada conmigo ni siquiera puedo recordar por qué, le pedí que no se presentara, lo último que le dije fue que no quería verla ahí, aun puedo ver el dolor en sus ojos debido a mis palabras. Y esa misma noche un auto la atropelló, un maldito le arranco la vida de sus ojos dolidos.

Puedo sentir que mis ojos se llenan de lágrimas también, entiendo entonces porque comenzó a desmoronarse todo a su alrededor cuando él era una verdadera promesa.

–Perdí mi pasión por el piano porque había sido ella quien me la había dado, mi madre era la mejor pianista que yo haya conocido nunca, cada vez que la escuchaba tocar yo sabía que yo también debía de hacerlo. Pero cuando ella se fue, me vi incapaz, incluso temeroso. Quería alejarme de todo y aun así tuve que volver a Ellis, y desde que te vi Sophie, algo en mi volvió a despertar, tú hiciste que todo en mi tuviera sentido de nuevo. ¿Cómo fue que pudiste lograrlo simplemente con tocar unas notas?

No tengo la respuesta pus ni siquiera yo lo sé. Estiró mi mano de nuevo para que él la tome y me mira algo dudoso pero finalmente lo hace. Lo tomó de nuevo de la cintura para ayudarlo a caminar y volvemos en silencio hasta mi departamento. Esta vez lo llevo hasta mi cama en donde lo acuesto y no lo dejo moverse de ahí hasta que finalmente se queda completamente dormido.

En cuanto me aseguro de que está dormido de verdad, salgo de la habitación y sacó mi celular de mi bolsillo, tengo varias llamadas perdidas en mi celular, varias son de James y solo una es de Tom.

Le envió un mensaje a James para decirle que estoy bien, y de inmediato llamó a Tom.

– ¡Sophie! Pensé que no querrías contestarme.

Algo en su voz logra tranquilizarme por completo mientras lo escuchó hablar. Una pequeña sonrisa aparece en mi rostro y comienzo a sentirme más tranquila.

–Necesitamos hablar ¿no es cierto?

Le digo mientras muerdo la uña de mi dedo pulgar. Miro de reojo hacia mi habitación y puedo ver que Michael sigue completamente dormido.

– ¿Mañana por la noche? ¿Después de tu ensayo?

Puedo ver que Michael se mueve en la cama y comienzo a ponerme nerviosa de nuevo.

–Nos vemos mañana, debo irme.

Cuelgo con rapidez y me muevo de nuevo hasta mi habitación en donde Michael parece incorporarse poco a poco. Su mirada parece perdida en la pared de enfrente.

– ¿Quieres un café o agua?

Pregunto un tanto tímida, pero él no responde a nada y su mirada sigue sin despegarse de la pared frente a nosotros.

–Lo siento muchísimo Michael. Pero no puedes seguir viviendo así, destruyéndote por un error, todos los cometemos, especialmente con nuestras madres. No conozco como habrá sido tu relación con ella, pero puedo ver que te duele y no dejara de dolerte, pero debes de entender que porque ella ya no este físicamente no quiere decir que no esté todo el tiempo contigo.

Su mirada se mueve para encontrarse con la mía, lo tomó de la mano y la oprimo con suavidad.

–Hazla vivir a través de tú música. Haz que sienta de nuevo a través de ti. Ella puede vivir a través de ti Michael, tú sabes que puedes hacerlo.

Una lágrima escapa de su ojo y levanta mi mano para poder besarla.

–Gracias.

Dice en voz baja, puedo ver que le ha vuelto el juicio. Lo observo cabizbajo y mientras siento su mano tomada de la mía, no puedo evitar pensar en que después de todo, todos somos humanos llenos de dolor y sufrimiento y mientras que yo lucho con mi aspecto y mi insatisfacción, otros lidian con la muerte y el dolor de no volver a ver a un ser querido. En como la vida de una persona puede cambiar de un momento a otro así de la nada y entonces mis temores se sienten insignificantes en comparación del gran panorama del que me hago consciente. Observó a Michael mientras no dejó de pensar en las ganas que tengo de hablar con Tom.

–Por nada.

Murmuro antes de acariciar la mano de Michael con mi pulgar.


Love Song.Where stories live. Discover now