Capitulo veinte:

Mulai dari awal
                                    

El mejor huésped masculino.

—¿Ves? —susurré en dirección a Ally, aún sin cerrar la puerta—. Es imposible.

—Ya vete, cubriré los ruidos que hagas con un poco de tos nocturna. —Debió ver la diversión de mi rostro porque viró los ojos—. Soy la mejor amiga que podrías tener, lo sé, soy hermosa. Ahora mueve tu culo y ve con tu chico.

No lo dude, salí al pasillo y camine de la forma más silenciosa que me fue posible mientras Ally tosía como si se hubiera tragado una bola de pelo como si fuera un gato pero bueno, Ally podría seguramente tragarse cualquier cosa menos su cabello el cual cuidaba con su vida.

Estaba a punto de abrir la puerta cuando esta se abrió ante mi sin hacer sonido alguno. Estaba segura que en otro momento me hubiera asustado y hubiera lloriqueado mientras le rogaba a mamá que tirara agua bendita en la habitación pero en la actualidad sabía que Bastian era quien abría las puertas así, no había porque asustarse.

Tenía suficientes problemas lidiando con los vivos así que si los muertos querían darme problemas era recomendable que hicieran la fila.

—Ya apúrate y ven aquí. —Cerré la puerta detrás de mi y camine un par de pasos hasta que me fue posible ver a Bastian.

Este estaba sentado en el suelo con un libro en su mano mientras apoyaba su espalda desnuda en la cama. No dije nada mientras me sentaba a su lado y me estiraba para ver que leía.

—¿Stephen King? —pregunté aunque sabía que si estaba leyendo uno de sus libros.

—Ya sabes, para cuando quiera asesinar al niño bonito que gusta de ti. —Sonreí mientras lo chocaba con mi hombro—. Hablando en serio, no me gusto la forma en la que te miraba.

Ninguno dijo un nombre pero ambos eramos conscientes de quien hablábamos.

—Solo me miro, no hay nada más que importe. —Bastian cerró el libro mientras negaba con su cabeza.

—Eres incapaz de ver la forma en la que la gente te mira —dijo con suavidad mientras tomaba mi mano y comenzaba a jugar con un anillo que tenía en uno de mis dedos—. Las personas te miran distinto a como miran a cualquier otra persona, tu no eres normal.

—Siempre lo he sabido, soñar el futuro no es normal.

—Aunque no fueras Dreamer, seguirías siendo especial a comparación de otras personas. 

Sonreí mientras apoyaba mi cabeza en su hombro y suspiraba cansada.

—Hoy ha sido un día de locos. —Necesite decir—. Pero algo me ha sorprendido.

—¿Qué cosa? 

—Cuando le confirmaste a mi padre que tu madre era una hija de puta. —Lo sentí tensarse a mi lado—. No quiero incomodarte, Bastian.

—Nosotros no somos hijos deseados como los Dreamer's, Jazz. —En cuanto comenzó a explicar supe que no me gustaría pero mi curiosidad no tenía limites—. Como tú mamá confirmo hoy, soy creado con oscuridad y no tuve opciones de elegir eso, debes tenerlo siempre presente.

Eso era lo que más admiraba de él que, aunque no pudo elegir como ser, de alguna forma podía asegurar que cada día intentaba ser alguien mejor.

—Lo sé, soy consciente de eso todo el tiempo.

—Así que nosotros fuimos obligados a nacer. —No me gusto eso—. Los padres que todos los de mi raza hemos tenido son personas que han tenido infinitas deudas con el diablo y que la única forma de pagarlas es teniendo un elegido, un niño como yo.

—¿Un niño que de alguna forma el diablo mandó a nacer en alguien que tuviera la maldad suficiente para traspasarla?

Todo se sentía estúpido y parecía hasta mentira pero sabía la cantidad de verdad que había en sus palabras.

—Algo así, no todos los que tienen deudas con el diablo son malos —dijo sin preocuparse—. Algunas son buenas pero por necesidad, por obligación o por desespero terminan tomando el camino incorrecto.

—¿Crees que el correcto sea el de Dios?

—No, ni siquiera estoy seguro si existe Dios pero si el diablo existe el también debe hacerlo. —Hasta yo comenzaba a creerlo en ese momento—. El camino correcto es el que uno mismo crea a través de los problemas. Es el camino que nos lleva a las soluciones que nosotros mismos buscamos.

—Tienes razón.

—Lo sé, generalmente la tengo. —Me reí mientras me entretenía con una pulsera de plata que tenía en su muñeca—. ¿Cómo fue tu infancia?

—¿No quieres que piense en eso y tu mismo lo ves?

—No —respondió de inmediato—. Quiero tu propia versión.

—No fue una infancia fácil ya que no era como los otros niños y debía mantener todo en silencio pero no me quejo demasiado, papá y mamá siempre se preocuparon por hacerme sentir bien conmigo misma así que me contenían muchísimo. —La luz del dormitorio comenzó a bajar su intensidad por lo que no demore en acomodarme de tal forma que mi cabeza estaba sobre las piernas de Bastian—. Siempre me sentí bien con mis padres ¿sabes? No importa que, siempre tenemos una conexión especial, tanto con mamá o con papá.

—Tú padre esta intentando protegerte con tanta desesperación que ni en los lugares de guerra había visto. —No necesite hacer preguntas en voz alta, el sabía que estaba pensando—. Hace unos meses por razones que entenderás más adelante tuve que ir a un par de guerras lleno de desespero pero tu padre y su desesperación han superado hasta eso. El quiere protegerte sin importar que deba hacer.

—El me ama tanto como yo a él, no es cualquier hombre de quien estamos hablando.

—No cualquier hombre podría tener una hija como tú. —Pensé que era un halago hasta que siguió hablando—. En mis 23 años de vida jamás había visto una chica tan inmadura en el cuerpo de una mujer.

Me reí levemente mientras sentía una de sus manos acariciar mi cabello lo que provoco que cerrara mis ojos demasiado cómoda.

—Si sigues acariciando mi cabello de esa forma me terminaré durmiendo en el suelo.

—Hazlo, yo me encargo después.

Sentí sus labios hacer una leve y tierna presión en mis labios antes de dejarme ganar por el sueño.

(...)

—Hey, Jazz. —Abrí mis ojos sintiendo que me faltaban aún muchas horas de sueño pero eso no me impidió ver que estaba acostada entre los brazos de Bastian—. Creo que deberías irte a tu cuarto ya mismo, tu padre se ha levantado y no puedo dejarlo encerrado en su cuarto por más tiempo o tirará la jodida puerta abajo.

Sonreí levemente mientras me colocaba de pie y caminaba hasta la puerta un poco tambaleante.

—No te caigas en el pasillo que de seguro te duermes ahí. —Levanté mi dedo corazón mientras abría la puerta pero no esperaba encontrarme que, de la puerta del frente, mi hermano estaba saliendo a hurtadillas con Elissa de la mano.

—¿Qué hacías con Bastian? —cuestionó en susurros mientras escuchábamos el pestillo de la puerta de papá moverse violentamente.

—¿Qué haces con Elissa? —Miró hacía los lados como si esperara que la respuesta llegara a él con rapidez—. No le digas nada a papá y yo no le diré nada a mamá.

—Vale, estamos a mano y ¿Jazz? —dijo mientras sonreía en dirección a la puerta de papá—. Agradécele a Bastian de mi parte.

Sonreí, sabiendo que aún era posible que ellos se llevaran bien.

—Lo haré.

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Un extra! Por todos esos mensajes bonitos que me dejaron hoy!

Los amo mis hermosos guerreros!



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