Pagando mi deuda (primera parte)

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Después del pequeño incendio en mi casa, y de que Carmilla me haya sacado del lugar en llamas, habíamos acordado una cita como forma de pago al favor que me había hecho. Si todos los favores se pagaran teniendo una cita con alguien como ella...

Era viernes en la noche, había vuelto de la cafetería y tenía media hora antes de que Carmilla pasara a buscarme por casa. Crucé la puerta pensando que me pondría para ir a cenar, no quería ir demasiado formal ni demasiado informal. Cerré con llave detrás de mí y me dirigí a la ducha para que el agua tibia relajara los nervios que sentía por verla de nuevo. Con una toalla en mi cabeza, pasé a mi habitación y comencé a sacar toda la ropa que tenía para ver qué podría ponerme. Veinte minutos más tarde, ya tenía un vestido muy claro, casi blanco que rozaba en principio de mis rodillas. Como no tenía idea de qué hacer con mi pelo, lo dejé suelto para que se secara naturalmente con el aire cálido de mi casa.

Ya era la hora de que Carmilla me buscara, estaba lista y sentada en el sillón, mirando las paredes marcadas con el color que el fuego les había dejado, pensando que en unos días serían pintadas nuevamente. Decidí dejar de pensar en eso, prefería pensar en algo más lindo... lo primero que acudió a mi mente fue mi cita, cómo vendría, qué tendría puesto, dónde iríamos... Pero dos golpes en la puerta interrumpieron mis pensamientos, los nervios que no había tenido antes aparecieron de golpe. Tuve que respirar hondo para relajar la espalda mientras me miraba por última vez en el espejo y decía "Voy" a Carmilla del otro lado de la puerta. Tomé el picaporte y lo hice girar para que suspiro silencioso se escapara de mi boca al ver lo que había frente a mis ojos.

Carmilla estaba apoyada de costado en el marco de mi puerta, se enderezó para quedar un poco sobre mi altura. Llevaba puesto un blazer negro, con una camisa blanca debajo con una pequeña corbata, pantalones de cuero y unas botas negras diferentes a las que llevaba el día que la conocí.

_"Guarda los suspiros para más tarde, linda."- dijo, sonriendo de costado y casi me corto mirando el filo de su mandíbula perfecta. -"Te traje esto." Y mostrando la mano que tenía en la espalda, alzó un pequeño ramo de flores blancas.

-"Wow, gracias".- dije, sorprendida mientras le sonreía. "Pasa mientras las voy a poner en agua"- me hice a un lado para dejarla pasar y me dirigí a la cocina.

-"Permiso"- dijo, entrando conmigo a la cocina. "¿cómo estuvo tu día?"- mientras se apoyaba en la mesada y yo seguí disimuladamente con la mirada todas las curvas de su cuerpo.

-"Bien, tuve mucho trabajo"- dije, poniéndome frente a ella luego de dejar las hermosas flores en la mesa.

-"Tranquila, ya es viernes."- dijo, sonriendo. "Y, además, tenemos una reservación en un lugar muy hermoso. ¿Te parece que vayamos?"

Asentí y nos dirigimos a la puerta. Salimos a la calle y Carmilla saco unas llaves de su bolsillo, tocando un botón las luces de un gran auto negro se encendieron justo en frente a mi edificio. Se adelantó a mis pasos para abrirme la puerta y me tomó de la mano para ayudarme a entrar.

"Por cierto... estas hermosa en ese vestido"

Cerró la puerta con extrema suavidad, yo apoyé la cabeza en el respaldo para calmarme después de ese comentario y relajar la sonrisa que tenía desde que me había dado las flores. Viajamos unos veinte minutos en su lujoso auto deportivo y llegamos a un pequeño restaurante. Era un lugar especial para parejas, un espacio reducido, con pocas mesas lo que lo hacía más exclusivo. Carmilla se acercó al mozo en la entrada, dijo su nombre y el amable hombre nos guió hasta una mesa en un costado del salón. Carmilla se acercó a sostenerme la silla mientras me sentaba, luego se cruzó mientras se quitaba el blazer y se sentaba frente a mí.

-"Este lugar es hermoso"- dije, mientras miraba a mi alrededor.

-"Si, es uno de mis preferidos"- me observaba con dulzura desde el otro lado de la mesa. "¿Qué hiciste hoy?"

-"En la mañana, fui a la universidad, no sé si ya lo había mencionado pero estoy estudiando periodismo, estoy en mi tercer año. Hoy tuve un final de Redacción. Así que estudié en la mañana, rendí el examen y al mediodía, trabajé en la cafetería durante toda la tarde."- dije, recordando el largo día que había tenido.

-"¡Que día completo! Mis viernes son más libres. No creo que lo haya mencionado pero doy clases en la universidad..."-mis ojos se abrieron como platos. "Pero doy clases de Filosofía, soy licenciada en Filosofía. Hoy solo trabajé en la mañana, pero suelo hacerlo también en la tarde." Dijo, poniendo ambos bazos en la mesa.

-"Wow, nunca me habría imaginado que dabas clases en la universidad" dije, sin poder ocultar mi asombro.

-"¿y qué pensabas que hacía para vivir?"- dijo, sonriendo mientras apoyaba la cabeza en su mano derecha.

-"¿Estrella de rock o modelo de pantalones de cuero?"- no podía creer lo que le había dicho eso, mi espalda se tensó hasta que escuche su risa.

-"No, ya no hago esas cosas" dijo, y me dejó imaginando como sería verla en una pasarela. Pero fui interrumpida por la mesera que se acercó a la mesa.

-Buenas noches, hoy voy a ser su mesera. ¿Tienen idea de qué van a ordenar?- dijo, aunque solo miraba a Carmilla, claramente atónita por su hermosa que es y más así vestida, aunque ella me estaba mirando a mí. La chica anotó rápidamente lo que íbamos a cena y se fue de la mesa hasta que le gritara que ¡dejara de coquetear con mi cita!

-"Esa chica claramente no sabe disimular"- dije, sin pensarlo.

-"Claramente, pero yo sería mucho más tonta si no tuviera bien en claro a quien invité a cenar hoy"-dije, mirándome a los ojos y yo no pude evitar sonreírle. "Quiero saber más de tu vida."

-Bueno... Nací en un pueblo un poco más alejado. Mi madre falleció cuando yo tenía unos 8 años, así que mi padre es extremadamente sobreprotector, él dice que le recuerdo mucho a ella. Sinceramente, tengo pocos pero muy lindos recuerdos con mi madre, ella también era periodista, casi todos los días íbamos a su oficina y me dejaba jugar con sus papeles."- dije, sonreí ante el recuerdo de mi madre, y los ojos se me humedecieron, porque aunque había pasado más de 10 años, no había forma de dejar de extrañarla.

"Está bien"- dijo, tomando mi mano con suavidad y acariciándola dulcemente. Soltó mi mano para acariciarme la mejilla y secar una lágrima que resbalaba por mi rostro. Alcé la mirada para verla a los ojos. "No hace falta que sigas hablando de eso pero es hermoso que tengas un recuerdo así de tu madre. En cambio, mi madre está viva y dudo que en todos estos años yo tenga algún recuerdo así con ella. Nunca fue una gran persona, ni siquiera con su hija. Por suerte tengo una buena relación con mi hermana mayor." Terminó de hablar y sentí un poco de lastima por su relación con su madre.

Luego de unos momentos más de charla, llegó la comida. Habíamos pedido unos platos de pasta con diferentes salsas. Mientras me acercaba a la mesa para no marcharme, miraba como Carmilla se acomodaba una servilleta en el cuello de la camisa con torpeza.

-"Déjame hacerlo, te estas arrugando todo el cuello de la camisa."- dije, estirando los brazos sobre la mesa mientras ella se acercaba más. La piel de su cuello era extremadamente suave aunque muy fría. Al terminar de acomodarla, decidí tocar su pelo y acomodarle un mechón detrás de la oreja. Ella tomo mi mano con suavidad y la acercó a sus labios para besarla.

-"Gracias, linda"- dijo, dejando mi mano al lado del plato.

Mientras comía la pasta intentando no mancharme el vestido, decidí mirar a la pareja que entraba al lugar y casi me ahogo con un fideo. Mis ojos se abrieron exageradamente y la mandíbula casi se me cae al suelo. Danny, mi exnovia, entraba tomada de la mano de Elsie, mi jefa en la cafetería.

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Perdón por haber tardado tanto en actualizar, ya estoy de vacaciones y las actualizaciones van a ser mas rápidas.Espero que les guste el capitulo, la segunda parte estará lista dentro de muy poco.

Saludos!



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