La caricia

304 31 1
                                    

.

- No llores mi Aby...

Desperté y había soñado con él. Me miraba y me pedía que no llore. No pude hacer caso a su petición así que él me hizo una dulce caricia que logro tranquilizarme. Fue tan real.
Se me pone la piel de gallina porque todavía siento su tacto sobre mi brazo y mi rostro.

Me levanté y, todavía algo dormida, fui a bañarme. Tenía que hacerlo rápido porque hoy quería llegar mas temprano al mar. Además estuve buscando trabajo, fue muy difícil, pero lo encontré. Tenía que ir hoy en la tarde. Así que me bañe lo mas rápido posible y salí del baño para cambiarme.

Al salir me lleve una gran sorpresa. Leo estaba dormido en una silla al lado de mi cama. ¡Que ciega soy! ¿Cómo no lo vi?

Se veía tan lindo dormido que sin pensarlo me acerqué. Me senté en mi cama y lo observé mas de cerca. Su parecido con mi criatura era increíble. Daban ganas de abrazarlo. Lo que no entiendo es que hace en mi habitación. ¿En que momento entró?

- Si me sigues mirando así de cerca voy a hacer algo de lo que después me voy a arrepentir.

- ¿En qué momento entraste a mi habitación?

- Anoche estabas gritando y pensé que ....- dijo él abriendo los ojos.

- ¿Pensaste qué?

- ¿Lo haces a propósito?

- ¿De que hablas?

Él me miró de arriba a abajo y dijo - ¿Piensas que puedes tentarme estando así mojada y en toalla?

- ¿Qué? - En ese momento me di cuenta de que no estaba cambiada, al verlo tan lindo dormido no lo noté. - ¡¡¡No me mires!!! - dije corriendo hacia el baño. Antes de cerrar la puerta puerta vi que en su cara había una gran sonrisa, como si quisiera reírse.

- Me voy pobretona. Te dejo que te cambies - dijo y pude escuchar desde el baño como se iba de mi habitación riéndo.

¡Idiota! Se cree mucho por ser lindo. Si no fuese tan parecido a mi criatura...

Lo odio.
Pero no puedo evitar que su rostro me tenga como tonta cuando lo veo.

****

Fui a la cocina y ahí estaba él tomando un café. No pude ni mirarlo a los ojos e hice como si no hubiera notado su presencia. Podía sentir como me miraba. Eso solo me pasaba con mi criatura, pero ahora con él también.

Esteban entró a la cocina y detrás de él Sofia.

- ¡¡¡Buen día!!! ¿No es un día hermoso? - Dijo Sofia con una gran sonrisa como siempre - ¡Oh! ¿Los Interrumpimos?

- Solo un poco, pero no importa - Dijo Leo con ganas de reírse.

- ¡Claro que no! Yo ya me iba. - Dije para que no piensen mal.

Esteban no decía palabra alguna. Ahora que lo pienso, hace tanto que no escucho su voz que ya la extraño. Su rostro siempre está tan serio, ya no sonríe como solía hacerlo.

MISTERIO EN LAS PROFUNDIDADESWhere stories live. Discover now