-Interlude-

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Ha llegado el momento de mi interludio. Sí, debió ser hace un par de capítulos, pero cambiamos de idea y toca ahora. Esta vez las notas van aquí porque es necesario avisar de que es un +18. Como buen interludio no es relevante para la historia, de modo que no vais a perderos gran cosa si no os gusta leer este tipo de escritos.
Quiero avisar también de que no se trata de un VittoXEthan y que si sois de los que opinan que Vitto sólo debería acostarse con Ethan, os abstengais de leerlo.

A quien lo lea, espero que os guste. La semana que viene seguimos con el capítulo XVIII si no hay contratiempos. 

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Nunca lo aceptaría en voz alta, pero agradecía en su interior el volver a hablarse con Vitto. Había pensado que pasarían días enfadados, incluso que se iría de allí sin dirigirle la palabra, y haberle puesto fin tan pronto fue un alivio. De otro modo no habrían podido estar en esa situación y, joder, era una de sus situaciones preferidas.

Si en algún momento había hecho frío en la habitación, lo cierto era que sólo quedaba de ello el recuerdo. Ahora tenía tanto calor que habría dado oro por poder tirarse en un suelo de mármol y sentir el frío de las lozas contra su piel en un contraste perfecto con la alta temperatura que le transmitía el cuerpo de su amigo.

El cumpleaños era una excusa que no necesitaba. Vitto nunca había puesto problema en acostarse con él (quitando ese pequeño periodo en el que la distancia había sido la mejor opción para poder seguir manteniendo la amistad), y él no sería quien se opusiera a ello. Pero el orgullo sí necesita esa excusa para no sentir que estaba dando su brazo a torcer demasiado rápido.

Pero ahora el orgullo quedaba algo apartado y ninguno de los dos estaba pensando realmente en aquello cuando se deshacían de la ropa del otro y se buscaban con más avidez de lo que podían decir que habían buscado a otra persona en todo ese tiempo.

Giancarlo se inclinó sobre Vitto y le besó con tanta urgencia que apenas le dejó tomar aire. El quejido de molestia que se escapó de los labios del moreno y la presión de su mano en el hombro le hizo separarse y lanzarle una mirada de rencor por obligarle a romper un contacto que quería y necesitaba.

—Eres un puto bestia —se quejó, recibiendo por toda respuesta una sonrisa burlona —. No tienes que ser tan agonía, déjame respirar.

—Nunca te has quejado de no poder respirar.

—Me quejo ahora —Giancarlo puso los ojos en blanco y tiró de él. Estaba en el borde de la cama, con Vitto sentado sobre él. Los besos habían bajado de sus labios a su cuello, y ninguno de los dos quería ser del todo consciente de hasta qué punto de su anatomía habían llegado las caricias del otro —. Diooos, ¿puedes dejar de...? ¡No! Joder, ¿por qué tienes que hacer siempre lo mismo?

Porque le jodía. Porque era divertido joderle en todos los sentidos y porque le gustaba el contraste de la marca rojiza contra el moreno de su piel. Con suerte le duraría un par de días, los suficientes para que Judy se enterase de una vez de dónde estaba exactamente su lugar. Le fascinaba la incapacidad de esa muchacha para entender que no había nada especial entre ella y Vitto. Sólo había que ser un poco observador para darse cuenta de que su amigo ni siquiera tenía interés en ella. Estaba deseando que se encontrase alguna vez en la misma habitación que Ethan y Vitto. Ni siquiera ella era tan idiota como para no darse cuenta de la diferencia en los ojos del estudiante de Psicología cuando miraba a uno o a otro. Él lo sabía, y ni siquiera le hacía falta verlo. El tono de voz en una conversación sobre Ethan era mucho más alegre, ilusionado y cristalino que en una sobre Judy. Esa chica sobraba y no parecía darse cuenta. Libras. Tenían idealizado el amor y les gustaba creer que su amado era tan fiel hacia ellos como ellos lo eran con él. Lastima que Vitto tuviera a otra persona en el punto de mira.

The light behind his eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora