Capítulo 39: Flashbacks

99 5 0
                                    


Una horda de niñas de entre dos a diez años se abalanzó sobre Hemsworth cuando entró al hogar, aferrándose a sus piernas y sin dejarlo caminar. Un adulto con bolsas o paquetes significaba regalos y las pequeñas lo sabían, de ahí el alboroto cuando una monja le abrió la reja e ingresó al espacioso jardín. Por suerte, Amanda había incluido varias bolsas grandes de golosinas para repartir entre las pequeñas. Además, todas querían y necesitaban afecto y Liam lo tenía muy claro; siempre había conocido de cerca muchos casos de menores en riesgo, abandonados o abusados, por el trabajo de su padre, Craig Hemsworth. Antes de salir, había hablado con él y éste había lamentado la ruptura con Amanda, la estudiante le agradaba a él y su esposa, luego de conocerla por skype y chatear con la chica.


— Si la amas, haz todo lo posible por reconciliarte con ella... pero no te precipites en tomar decisiones apresuradas. Si adoptas a Dannae y son felices los tres, bien por ti, hijo... pero si esa relación no prospera y vuelven a pelearse, piensa que las vas a extrañar a las dos, no sólo a Amanda. Y los niños no manejan los quiebres igual que los adultos... a veces ni los propios adultos los llevan bien. 

"Tampoco estás obligado a hacerte cargo de una niñita que ni siquiera es tuya, Liam. Me parece muy noble de tu parte que quieras adoptarla y te felicito por eso, hijo... pero piénsalo bien primero, eres muy joven para echarte esa responsabilidad sobre tus hombros... ¿cuánto llevas con Amanda?, ¿unas pocas semanas y ya pelearon dos veces? No te precipites, hijo... —le aconsejaba Craig. 


Sin embargo, Liam sabía en su corazón que no quería seguir peleado con Amanda y que también quería a su hija, aunque le hubiera mentido sobre ella. Sus padres también creían que Dannae era hija de Amanda y que ésta había mentido. No lo comprendían y se sentían algo desilusionados, pues en la cultura anglosajona la mentira tiene mayor peso y gravedad. Pero si la relación funcionaba nuevamente, decidieron que lo pasarían por alto, suponiendo que Amanda mintió por temor que no la aceptaran por ser madre soltera.


— ¡Niñas! ¡Ya déjenlo tranquilo!... —ordenó una monja, abriéndose paso entre las niñas pequeñas que acosaban al actor; ya se le habían acabado los dulces para repartir aunque eso no desalentaba a las niñas de rodearlo y acosarlo a preguntas sobre qué venía a hacer o a quién venía a visitar—. Viene a ver a Dannae, así que vayan a ayudar en el huerto o la cocina— dijo la monja, agregando luego, mirando hacia arriba a Hemsworth—: ¿Dónde está Amanda? 

— Working... hotel —le explicaba el australiano a la religiosa—. Sorry, no mucho español...


Dannae venía de la mano de la monja pero se soltó para pedirle upa a Liam. Él la levantó a la altura de su rostro para darle un beso en su mejilla. Dannae se aferró a su cuello y también le plantó un beso por sobre su incipiente barba.


— ¿Eres el novio de Amanda? —preguntó la religiosa; Liam asintió porque entendía esa pregunta—. Bien, los dejo, pueden compartir aquí afuera, en la sala o el comedor, pero no puedes entrar a los dormitorios de las niñas. Yo estaré por aquí cerca si necesitas algo más... —indicó, aunque Liam no entendió nada de lo último que le dijo.

— Quiero hablar con madre superiora —pidió Liam, que había traducido la frase en su smartphone para practicarla.


Hemsworth y Dannaee fueron a sentarse en el pasto bajo un árbol en medio del verde jardín mientras la monja iba por la madre superiora. La niña no quería soltarse de su cuello, así que Liam dio unos pasos con ella en brazos y se sentó echando un vistazo. El edificio era antiguo, de fines del siglo XIX y tenía dos pisos; en el ala norte estaba la sala cuna, guardería y arriba dos dormitorios para las niñas menores de doce años, según le había contado Amanda cuando describió el hogar. En el ala sur había un gran dormitorio común que podía albergar hasta treinta adolescentes internas o en tránsito, como lo estuvo Amanda, y abajo las oficinas de administración. El patio parecía ser tan grande como el jardín y atrás se divisaban algunas salas de clases, situada junto a un comedor comunitario, pues las monjas educaban ellas mismas a las niñas pequeñas en la etapa pre-escolar. De los seis años para arriba, asistían a escuelas o liceos municipales cercanos.

Amanda y Liam. Tú + Yo = 3Where stories live. Discover now