El príncipe de las tinieblas; Sekaiichi Hatsukoi {RxT} FINALIZADA.

3. No eres apto

  

3. No eres apto.

Hiroki Kamijou, soy un demonio que trabaja en el departamento de Castigos y Sentencias, el primer lugar al que llegan los pecadores, las personas que murieron y a causa de la vida que escogieron tener terminaron en el infierno. El día de hoy, había sido algo inusual, primero ese chico, no entendía que hacia ahí, ¿Cómo se había cometido tal error? Sin duda el papeleo que provocaría todo eso sería terrible. Tuve que salvarlo de ser devorado por un demonio de bajo rango, conocido por ser tan orgulloso y dedicado, no podía permitir tal falta a las reglas que existían. Lo supe en el momento en que lo vi a los ojos, algo no estaba bien con ese chico.

— ¿Hablas en serio? ¿Realmente lo dejaremos de esta manera?—Pregunte algo Incrédulo. ¿En qué pensaba? Teniendo la oportunidad de fastidiar a los de arriba, ¿Por qué no iban a tomarla?

—Claro, ordenes de Takano-sama— dijo mi jefe frente a mí, un hombre de aspecto duro. Era temido por varios aquí, ¿Cómo no serlo? Él era la primera persona que veían al cruzar el lumbral, Yokozawa Takafumi. La persona que decidiría el futuro de los pecadores, el castigo a cumplir. —Ya deja de verme así y ponte a trabajar.—

Solo pude suspirar, regresando a mis deberes. Ese chico no sobrevivirá allá afuera, solo espero siga mi consejo. Onodera Ritsu, un mocoso bastante estúpido y con una pésima suerte. Según los reportes jamás hicieron nada, no mostró envidia, codicia o rencor por la vida que llevaba. Se dedicó a cuidar el bienestar de su familia, ignorando sus anhelos y sueños. Un completo tonto, ¿De que le sirvió? Ahora está aquí, y todo por lo que siempre luchó, ya nada de eso importa. Es obvio como ese chico seguirá cometiendo los mismos errores de su pasado, aunque no lo tenga presente, estoy seguro que en la primera oportunidad dejara todo por amor. Solo un tonto. —Mierda, ¡Fíjate por dónde vas!—escuché haciéndome regresar de mis pensamientos. Mis documentos ahora se encontraban en el suelo y esa furiosa mirada sobre mi comenzaba a desconcertar me. Vaya, así que hoy es el día de tomarme con idiotas. —Imbécil—agregó.

— ¿Y tú a quien llamas imbécil?—Llamé su atención en cuanto intento irse. Otros demonios se me quedaron viendo, desviando su mirada al voltear hacia ellos. Era muy bien sabido mi mal genio— ¿No te das cuenta dónde estás? Compórtate como el resto, mocoso. — Increíble, recién murió y sigue creyéndose intocable. ¿Qué no debería estar rogando por su alma?

—Estoy en el Infierno ¿Y? ¿Debería comenzar a llorar?—Regreso en sus pasos, sin duda esa mirada está molestando me. Ese perfil imponente que me ve de manera retadora. Me quedé mudo por un momento, ¿Cómo puede hablarme así?

—Hijo de-...— ¡Hiroki!—su grito me detuvo. Solo pude girar la mirada al ver a Yokozawa molesto por toda la escena que estábamos dando. Increíble, ahora seré sancionado por su culpa. —Nombre—dijo al dirigirse al sujeto arrogante frente a mí. Esa molestia en su voz no traerá nada bueno.

—Nowaki Kusama —respondió. No parecía estar asustado, incluso me atrevería a decir que estaba aburrido de su presencia. Luciendo un traje hecho a su medida, ¿Acaso otro niño rico? Eso se adaptaba bien a su genio.