CAPITULO 40: "Amistades"

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― Me gusta tomarme mi tiempo para pensar.

― Y es por eso que a ustedes dos les tomo años saber lo que sentía el otro ― resopló frustrada ― Y siento que si no hace algo alguien a ti te tomara otra década decirle.

― O quizas nunca le diga.

― Cobarde ― me reclamó.

― Si la directora Nakamura se entera...

― Que se vaya al diablo esa señora, ustedes ya son mayores de edad, y además, lo que sea que quieran hacer, debe venir de los dos, no puedes tomar una decisión por él.

Se alejó de la pared y caminó hacia mí, levantó su dedo índice y lo puso en mi pecho mirándome fijamente a los ojos.

― Lo único que tienes que hacer es, respirar, tomar valor y hablar sin pensar.

― Llevas años de práctica, pero no es tan facil como decirlo.

― Bien, te ayudaré. ― Su sonrisa traviesa y el brillo en sus ojos me hizo retroceder.

― No, no es lo que quería decir ― Le sonreí, pero sentía mi expresión tensa.

― Te llevaré hasta la orilla del precipicio para darte la oportunidad de saltar.

Me tomó de la muñeca y me jaló por el pasillo.

― Me gusta más estar lejos del precipicio ― Le dije a lo bajo.

No me resistí a ser llevado casi a rastras por el pasillo sin dirección fija. Una sensación de terror recorrió mi cuerpo pero al mismo tiempo de alivio, quizás un poco de emoción.

― Solo déjalo en mis manos, puedo ser más impertinente de lo usual si me lo propongo.

― Eso me preocupa.

La escuche reír y apresurar más el paso, casi corriendo por el pasillo en dirección al aula, donde Dyla y Mikaru estarían resolviendo asuntos del consejo.

Bastet tenía una personalidad magnética, no importa que tan contrario pienses a ella, o que no apruebes sus métodos o acciones, siempre querrás acercarte y hablar, eso me hacía querer seguirle en juego en esta locura que sin duda, pensándolo de forma lógica, terminaría mal.

― Ahí está Mikaru ― me dijo señalándolo.

Algunos chicos nos miraban al pasar, curiosos por nuestro objetivo al correr de la mano por el pasillo. Mikaru nos notó y su ceño se frunció, Dylan no estaba con él, llevaba algunas hojas en sus manos y su corbata estaba algo chueca.

Sin duda terminaría mal.

Bajé la velocidad y el jalón de Bastet me hizo saber que ella no lo aprobaba.

Mikaru tambien era una persona a la que le gustaba jugar bajo sus propias reglas, era por eso que ellos dos no se entendían del todo, se negaban a aceptar que eran iguales.

Bannett no bajó la velocidad al acercarnos al castaño, lo que hizo que tanto él como yo nos preocupáramos.

Como un rayo pasó por un lado del chico, pero en el proceso le tomó de la mano haciéndolo desequilibrar al sentir el jalón repentino en una dirección opuesta a la que iba.

― ¿Qué carajos? ― lo oí preguntar.

― ¡Corre Mikaru! ― exclamó riendo.

Él siguió la corriente, quizas, solo por el desconcierto. Sostenía fuerte las hojas en su mano izquierda y lo vi poner su mirada interrogativa en mí.

De repente ella nos soltó y bajo la velocidad rápido hasta detenerse agitada.

― Quizas muera con esto ― mencionó riendo mientras trataba de tomar aire para regular su respiración.

Educando a la futura princesa  (Re-subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora