Capítulo 28.

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Renesmee

Yo: ¿Quieres acompañarme a casa de los Cullen? -susurré.

Paul: ¿Porque tienes que ir?

Yo: Hace cinco días que Bella a despertado y aún no la he ido a ver. Como buena amiga debería ir y también comprobar como esta el bebé.

Paul: Ya ni me acordaba de todo eso... Podrías ir mañana a casa de los Cullen.

Yo: ¿Porque?

Paul: Hemos estado cerca de un mes o más separados. No sabes lo solitaria que se veía esta cama sin ti... Por favor estate aquí conmigo.

Yo: Paul...

Paul: Te necesito aquí y ahora, ¿es mucho pedir?

Me lo quedé viendo en silencio. Estábamos en su casa, en su cama. Él estaba sentado contra el cabezal y yo me encontraba apoyada contra el cabezal de los pies. Le miré a esos ojos que tanto me gustaban, se veían tristes. Me hice hacia delante y caminé como un gato hasta él. Me senté encima de sus piernas y le envolví el cuello con mis brazos.

Yo: Me tienes aquí y ahora y no me voy a alejar -dije en susurros en su oreja.

Paul: No voy a dejar que te alejes de mi -dijo besando mi cuello.

Paul dió la vuelta y quedé tumbada en el colchón con él encima de mi. Besó lentamente mi cuello, mi clavícula hasta llegar hasta mis labios. Era un beso dulce y nada de ardiente como los que nos dábamos antes. Metió las manos dentro de mi camiseta y la subió lentamente hacia arriba y le ayudé a quitármela. Regresamos a lo de antes, a besarnos con dulzura. Desabrochó mi sujetador y repartió besos en cada uno de mis pechos. Después se detuvo en la cicatriz de mi barriga y la besó dulcemente y sonreí. Le quité la camiseta y la lancé a un lado y el me quitó los pantalones. Paul se iba a levantar de la cama en busca de un condón y le detuve.

Yo: No Paul -dije agarrándolo por los hombros.

Paul: ¿Que dices?

Yo: Quiero sentirte.

Paul: ¿Estás segura? Sabes lo que puede suceder, ¿verdad?

Yo: Lo sé perfectamente y no me importaría tener a un mini Paul dentro de mi.

Me miró y sonrió para después besarme como nunca antes. Se quitó los pantalones y los calzoncillos y yo las bragas. Lo que sucedió después fué una de las mejores sensaciones de mi vida. Lento, suave y magnífico. Tiempo después llegamos al orgasmo juntos y me recosté en el pecho de Paul.

Paul: Acabo de hacer el amor con una loba -dijo divertido.

Yo: No una loba cualquiera, tu loba.

Paul: Me encanta como suena eso -dijo besando mi nariz- Pienso estar junto a ti en cualquier momento, te lo prometo.

Yo: Por eso me enamoré de ti, porque eres un chico rudo pero a la vez eres un chico dulce y esta mezcla me encanta.

Paul: Así me haces sentir tú.

Me acomodé de espaldas a él y me envolvió con sus fuertes brazos y suspiré reconfortada. Ese calor que emanaba su cuerpo, cuánto lo había echado de menos. Le amaba con locura y no me importaba lo que sucediera después, si me quedaba embarazada sería lo mejor que podría pasarme. Bajo las sábanas blancas y entre los brazos de Paul, me quedé dormida.

Love at first sight #Book1Where stories live. Discover now