Capítulo 17.

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Eres la historia más bonita
que el destino a escrito en mi vida... Te amo.

Narra Amber.
Yo: Quiero ayudar -dije mirando al rubiales.

Jasper: De acuerdo, haremos lo mismo que hicimos con Bella, marcar unas zonas para llevarlos directamente al campo de batalla.

Yo: ¿Que puedo hacer?

Jasper: Un poco de sangre nos vendría bien...

Estábamos en medio del bosque Jasper, Alice y yo. Alice me tendió una pequeña aguja y empecé a manchar los árboles con mi sangre y de vez en cuándo los tocaba con mi chaqueta. Una vez listo fuimos al campo de batalla. Allí estaban Rosalie, Emett, Bella y Jacob.

Bella: Parece como un deja vú -dijo con una mueca- pero esta vez la presa no soy yo, sinó tú.

Rosalie: Bella no estás ayudando... -dijo cabreada.

Yo: He terminado, será mejor que...

Me entró una llamada al móvil, mi madre, como siempre llamando en los mejores momentos. Me quedé viendo la pantalla pero no contesté.

Rosalie: ¿Ese anillo? -dijo picarona.

Yo: No es lo que crees -dije riéndome.

Alice: Espero que el día en que os caséis nos invitéis a la boda.

Yo: Seréis los primeros -dije dándole un abrazo.

Emett: Aguarda un momento, han venido a buscarte.

Emett me señaló un sitio detrás de mi. Me dí la vuelta y allí estaba Paul. Se acercaba con su forma humana y con una enorme sonrisa. Iba a abrazarme pero se detuvo.

Yo: ¿Que pasa? ¿Sucede algo? -pregunté preocupada.

Paul: Tú... Hueles a chupasangres.

Emett: No empecemos a comparar tufos... -dijo mosqueado.

Yo: Basta -dije metiéndome en medio- Vamos Paul. Nos vemos mañana.

Me llevé a Paul hacia el bosque y una vez los perdimos me tomó de la cintura y me besó. Se escondió detrás de un árbol y después vino en su forma lupina. Corrimos por el bosque y de pronto llegamos a los acantilados. Bajamos cogidos de la mano.

Paul: Venga ven -dijo tirando de mi brazo.

Yo: Hace demasiado frío como para bañarnos -dije temblando.

Paul: A mi lado no tendrás frío -dijo quitándose la camiseta.

Yo: Ni se te ocurra mirar -dije quitándome la ropa y quedando en ropa interior.

Paul estaba de espaldas a mi, ahora que me fijaba era enorme. Con solo 18 años, media cerca de 1'80 y yo en cambio sólo media 1'67, una canija a su lado. Tenía suerte de tener junto a mi a uno de los chicos más guapos y más buenos de aquí...
Me adentré lentamente al agua, estaba congelada y mis dientes empezaron a castañear. Me quedé a su lado, a él el agua a penas le llegaba más arriba del abdomen y a mi me cubría ya los pechos llegando hasta el cuello.

Paul: ¿Puedo mirarte ya o vas a pegarme? -rió.

Yo: Quiero que me abraces porque me estoy congelando -dije agarrándome de los brazos.

Paul: Ven aquí princesa.

Me envolvió con sus fuertes brazos. El chico no mentía con que estaría caliente a su lado. Se agachó flotando en el agua y envolví mis piernas a su cintura, quedándonos así mirándonos a los ojos. Escondí mi rostro en el hueco de su cuello y permanecí allí un tiempo.

Paul: Déjame verte -dijo cogiendo mi rostro entre sus manos- Me encantan tus ojos. Me encanta tu sonrisa. Me encanta tu nariz. Me encanta tu largo pelo...

Yo: A mi me encantas tú -dije agarrándome a él.

Paul: Eres hermosa -dijo besándome lentamente- Eres la historia más bonita que el destino a escrito en mi vida... Te amo.

Nuestros labios encajaban a la perfección como si de piezas de puzzle se trataran. Introdujo su lengua y yo no me negué. Cada vez la temperatura iba subiendo y Paul ardía, parecía un volcán.

Yo: Paul quiero hacerlo -dije separándome de él de golpe.

Paul: ¿Que? -preguntó desorientado.

Yo: Quiero hacerlo, contigo.

Se me quedó viendo fijamente. No había expresión alguna en su rostro. Por un momento pensé que había hecho mal diciéndole eso... Empecé a separarme de él y a caminar hasta la orilla. De pronto sentí que me abrazaba por la espalda.

Paul: Yo también quiero hacerlo contigo.

Salimos del agua y nos vestimos. Empezamos a caminar lentamente hacia su casa, aprovechando el tiempo que nos quedaba juntos, pues no sabía si mañana lo podría volver a abrazar o a besar sus dulces labios. Después de media hora andando llegamos a su casa. Me dio ropa de recambio y me dijo que podía bañarme para quitarme el frío. Una vez lista salí con su ropa, que me iba enorme, tuve que dar varias vueltas a sus pantalones. Me miró sonriendo y me dijo que si quería podía cocinar algo, me dijo que tardaría pues el olor a los Cullen se le había quedado y no le gustaba para nada.
Tomé mi móvil y lo conecté al altavoz poniendo un poco de música movidita. Empecé a bailar y a cantar en la cocina, me sentía estúpida, pero me lo pasaba en grande. Después de un par de canciones y de bailoteos, el altavoz dejó de sonar y me encontré a Paul mirándome divertido.

Paul: Con todo este tiempo no te había visto bailar -dijo acercándose.

Yo: Bailo a escondidas.

Paul: ¿Porque te escondes? Eres fenomenal.

Yo: No sé, supongo que quiero descansar de tanto concurso y eso... La comida ya está lista, ¿dónde están los platos y los cubiertos?

Paul: Tranquila, ya preparo yo la mesa.

Después de comer fuimos a su habitación, dónde empezamos a hablar y a jugar. Él se quedó sentado en la cama y yo entre sus piernas. Estábamos riendo cuando le agarré de la mejilla y le dí un lametazo este me tomó de la cintura y empezó a hacerme cosquillas. Terminé tendida en la cama y él encima de mi. Nos miramos fijamente y me acarició la mejilla y me besó. Era un beso dulce, tierno,... Pero a la vez voraz y salvaje. Todo se estaba yendo de las manos. En un santiamén me quedé en ropa interior y él también.

Paul: Amber -dijo entrecortado- Una vez empiece, no podré parar... -dijo mirándome fijamente- ¿Estás segura?

Yo: Nunca en mi vida había estado tan segura.

Juntamos nuestros labios y me besó dulcemente. Me trataba como a una reina. Poco a poco fuimos desprendiéndolos de las prendas que nos separaban...
Estuvimos toda esa tarde en la cama, amándonos. No hicimos sexo, no, hicimos el amor, nos entregamos en cuerpo y alma el uno al otro. ¿Porque? Porque lo amo, si, no estoy enamorada de él, lo amo de todo corazón y no me importaría pasar el resto de mis días a su lado. Rezo a todos los dioses para que mañana no le suceda nada... No me lo perdonaría.

Love at first sight #Book1Where stories live. Discover now