El árbol torcido

60 6 2
                                    

Aquel árbol se había convertido en nuestro punto de encuentro. Pasábamos allí tardes enteras. O días incluso. Y parece que el árbol lo sabía.

Nos conocía a ambos.

Y lo sé porque, cuando tú te fuiste, el árbol y yo nos empezamos a marchitar a la vez.


Pequeños fragmentos inconexosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora