Mierda. Ya podía haber andado un poco más rápido. O un poco más lento. O haberme entretenido.
Ahora tendría que subir con ella. Ocho pisos en un ascensor. Con ella.
—Hola —me saluda mientras le da al botón para llamar al ascensor.
—Ho... Hola —contesto.
El ascensor no llega.
Ya empezamos con los silencios incómodos...
Este primero dura poco. Ya ha llegado el ascensor.
Ya estamos dentro.
Universo, ¿por qué me haces esto? Podrías haber elegido cualquier otra persona del mundo. ¿Por qué ella?
—Está muy revuelto el tiempo últimamente, ¿no crees? —pregunta.
Argh. Típica conversación de ascensor.
—Sí —contesto.
Otro silencio incómodo.
La miro. No puedo evitarlo. Me está mirando. No sé cómo reaccionar. No sé si apartar la mirada o mantenerla. No sé nada.
Decido apartarla, pero de forma lenta, sin brusquedad.
El silencio sigue ahí. Es muy incómodo. Molesta.
No se me ocurre ningún tema sobre el que hablar. Porque mi mente está ocupada pensando en otras cosas. Por favor, que ella diga algo.
Ya.
Ahora.
...
No funciona.
No puedo más. Tengo que decir algo. Y pronto.
—Te quiero.
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Pequeños fragmentos inconexos
Short StoryTodos los días te cruzas con gente. Hay muchas personas a nuestro alrededor. Todas ellas, al igual que tú, llevan una historia dentro. ¿Te apetece que te cuente "Pequeños fragmentos inconexos" de esas historias?
