Indiferencia

109 10 21
                                    

—Puedo explicarlo. No es lo que parece.

—Adelante. Te escucho —dijo con total tranquilidad.

Y esa tranquilidad inundó de miedo a la otra persona.

—No te enfades, por favor —pidió, intuyendo qué era lo que de verdad sentía por debajo de esa aparente indiferencia.

—No voy a enfadarme. No merece la pena algo así por alguien como tú —el tono indiferente seguía ahí. Y había descolocado totalmente  a la otra persona.

— ¿Qué?

—Que con gente como tú solo se puede hacer una cosa.

Una sonrisa macabra decoraba su rostro.

Y una mueca de miedo se quedó grabada en el de la otra persona para siempre.

Pequeños fragmentos inconexosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora