Palomas y Gorriones

Primera entrada de Samuel Rot en el Blog "Para Livi"

- La historia ha sido actualizada y reeditada en marzo de 2023 -

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[ADJUNTO: Primera entrada del Blog "Para Livi"]

Jueves 24 de octubre. 23:35h. Primera Carta. S. Rot

Siempre me ha costado comprender qué es lo que lleva a un hombre a matar a sangre fría. Más de 20 años en la profesión y cada semana, a veces cada día... un crimen, un asesinato, un homicidio. Ni llevando cien años dejaré de sentir el mismo vacío en el estómago al presentarme en el escenario de un crimen. Un cadáver, inerte, inmóvil, con los ojos abiertos y perdidos tras la última visión de su asesino. Un ambiente frío, penumbra. Evidencias de sangre y lucha que, tras la tormenta, yacen esparcidos en un silencio seco. Si te paras un segundo, si cierras los ojos, puedes escuchar aún el eco de los gritos.

Cuando recibí aquella llamada. Cuando llegué al escenario de tu asesinato. Cuando Isaac intentó pararme. Cuando vi al forense agachado sobre tu cuerpo. Cuando vi tus ojos abiertos y perdidos en la visión de tu asesino, mi corazón se rajó y salió de él un odio incontrolable. Desde ese día sé lo que puede llevar a un hombre a matar a sangre fría. No sé qué hubiera hecho de tener a tu asesino allí mismo. Quiero pensar que retendría ese odio puro, pero no estoy seguro, Livi. No sé si habría sacado mi revolver y metido un tiro en la cabeza. Quiero pensar que no.

Pero Livi... Había un motivo, un impulso que movería montañas. ¿Ese grado de dolor es una excusa para matar? Pero lo de hoy... Un tipo chulo, egoísta, soberbio... ¿Cómo puede ser esta razón suficiente para que alguien decida matarle? ¿Qué hay dentro de la cabeza del asesino?

Ni siquiera un animal salvaje mata sin motivo. Ninguno mata por placer. Quizás esa sea la diferencia entre el Hombre y la... Iba a escribir Bestia, pero ya no estoy seguro quién merece ese nombre. Cualquier excusa le vale a un ser humano para asesinar: envidia, celos, ambición, venganza, odio.... Incluso placer. Los animales sólo matan por dos motivos: hambre y supervivencia. ¿Quién es más racional?

Un joven altivo, amargado, fracasado. Perdido por las drogas. Lleno de complejos que trata de liberar con sus risotadas y su traje caro, que seguro sueña con salir de aquel pozo y retomar el mando de su vida. Pero se sienta y poco después, sin darse cuenta, en pocos minutos y a la vista de todos, su vida se le escapa por dentro, en una hemorragia interna de sueños y promesas por cumplir.

Y alguien le mira, le observa, con la calma del psicópata o la ira del cuerdo. Alguien siniestro, supervisa y se asegura de que la vida que ha robado, escapa y nutre su infierno.

¿Fue así contigo, Livi? Un golpe sin más en la nuca, con una ira que tú no serías capaz de provocar en nadie. ¿Se quedó mirándote sin más, asegurándose de que tus ojos se apagaban? Puede que ni siquiera esperara. Te envolvió en plástico y te arrojó en aquel callejón de cualquier forma. Aún no sé si tú significabas algo para el asesino o si, como ha ocurrido hoy, no eras nadie para él y te mató sin razón alguna. Lo descubriré. Pero lo que sí sé es que, desde ese día, las firmes convicciones que regían mi vida, se resquebrajaron. Supongo que el dolor hace estas cosas. Cuando tú vivías, jamás se me habría pasado por la cabeza matar a alguien a sangre fría. Puede que tú fueras quien sujetaba mis demonios, pero ahora están libres y no sé si sería capaz de retenerle si encuentro a tu asesino. Ni tan siquiera sé si podría retenerlos si encontrara a este asesino.

Acabo de recordar las palabras del padre Yull. Le veo con sus tres dedos alzados, su ceño fruncido pero amable, y su voz sosegada: <<El matrimonio es como un taburete de tres patas: Livi, tú y Dios. Y tened por seguro que si falta alguna... El equilibrio no existirá en vuestra vida>> ¡Qué razón tenia, padre! Te perdí, Livi, y ni por un segundo pensé en recuperar el equilibrio.

Rompí la otra pata.

No me hable de Dios, padre. Ya no me interesa comprender los inescrutables caminos del Señor, tan sólo me interesa atrapar a los monstruos que Él permite que paseen por sus misteriosos senderos.

Se me han quitado las ganas de seguir. Esto es una mierda.

S. Rot.

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