—No lo creo ¿por qué no me lo dicen?

—-Pensé que él te lo diría.

—No lo hizo.

—No quiero sonar grosero Madison, pero no es asunto tuyo. O por lo menos no ahora —se corrigió.

— ¿Fue algo muy malo? —pregunté tratando de extraer un poco más de información.

—Digamos que sí.

En vez de responder a mi pregunta y apaciguar mi curiosidad, esta aumentó el doble. Necesitaba saber que había pasado entre ellos dos y me propuse averiguarlo al precio que costara.

—Tenemos que irnos —soltó de repente Harry—. Ya es tarde.

—Pensé que haríamos la sesión acá. No puedo salir de este departamento, Harry. Alguien podría verme y sería un desastre.

—Nadie va a verte —me aseguró.

— ¿Cómo lo sabes? —pregunté enojada por su estupidez. Obviamente iban a verme. No había manera de salir del hotel con mi vida personal intacta.

—Ve a arreglar tus cosas. Yo arreglo todo —me guiñó el ojo antes de salir.

(...)

No voy a subirme en eso —señalé la peligrosa motocicleta en la que Harry pensaba llevarme.

— ¡Vamos! —me alentó—. Será divertido y además hay espacio para que lleves tu maleta.

—De ninguna manera.

—Ok —dijo rodeando la moto para subirse—. Entonces me temo que no podré llevarte al hermoso lugar que tenía reservado para nuestra sesión.

Diablos. El sabía cómo jugar con las palabras y sabía cómo jugar conmigo para que yo hiciese lo que él quisiera. Uno de mis peores defectos era la curiosidad y me moría por saber a qué lugar me llevaría.

—Está bien —aseguré mi maleta en la parte de atrás y la amarré con una cuerda que él me había dado. Me subí detrás de él y pasé mis manos por su cintura. Lo sentí estremecerse y me reí por lo bajo. —No dejes que me caiga —supliqué.

—No te dejaría caer nunca.

Me tendió un casco y cuando me aseguré de que nadie estuviese viéndonos en aquel desolado callejón, me lo puse y el aceleró, internándose en las calles de Londres.

Fue realmente excitante viajar por las calles, parar en semáforos y estar cerca de personas sin que ellos se dieran cuenta de quien yo era realmente.

—Es aquí —dijo cuando paramos en otro callejón ¿qué tenía este chico con los callejones? —. No te quites el casco hasta que estemos adentro —instruyó y yo me bajé de la moto. Tomó mi mano y nos dirigimos hacia una mugrosa puerta al costado de la oscura calle.

Adentro estaba oscuro y realmente me dio miedo. Me quité el casco y volví a tomar la mano de Harry para que me guiara.

—Cuidado —me advirtió—, hay escaleras.

Subimos entre tropezones y risas. Cuando llegamos arriba me di cuenta de que era un restaurant, lujoso y muy hermoso. Tenía un piso de azulejos finos, en el techo unas lámparas de lágrimas hermosas. Escaleras de madera y mesas y sillas adornadas con manteles blancos y floreros sofisticados.

Pero cuando me acerqué a la barandilla, mi corazón se paró y corrí hacia atrás.

Estábamos en un segundo piso y abajo estaba repleto de gente. Mi estómago se revolvió y busqué a Harry para golpearlo.

Paparazzi » Harry Styles (COMPLETA)Onde histórias criam vida. Descubra agora