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Kat

Colgué sin emitir palabra alguna y me hice bolita llorando. Nunca había sido mi intención abandonar a Carter, simplemente no soportaba seguir viviendo en ese lugar.

El recuerdo de Dylan era mucho para mi, sobre todo mientras su familia seguía viviendo en frente de mi casa.

Suspiré y me abracé a la almohada. El viaje ya estaba planeado, pensaba decírselo a Cake; sin embargo, el incidente alteró mis planes de mudanza. Se suponía que me mudaría terminando la preparatoria, no antes.

Ya estaba todo planeado, saldría de la preparatoria, estaría dos meses con mi mejor amiga, le diría de la mudanza y empezaría mis clases en la Universidad Estatal de Moscú M.V. Lomonósov. Estaría en la facultad de Gastronomía y al graduarme, iría a Oregon con mis tíos y los ayudaría en su restaurante mientras cuidaba de mis sobrinos.

Todo listo.

Me encogí un poco mas en mi lugar y pasé mi mano por mi cara, limpiando las lágrimas.

Dylan, el recuerdo de ese chico todavía me perseguía, todavía seguía rondando por mi cabeza.

El y yo nos habíamos conocido cuando yo tenía 13 años, nos hicimos amigos y se me declaró dos años después. A sus dieciocho años era muy atractivo para decir verdad.

Su cabello negro azabache, su tez palida, ojos azul cielo y cejas pobladas eran lo que mas amaba de el. Era apenas mas alto que yo, media un metro noventa y cinco, y era fornido. La perfección para mi.

Hasta ese día.

Acababa de salir de la escuela junto con Carter y estábamos en mi casa jugando Clue. El me llamó y se escuchaba frustrado, me empezó a decir que se había salido de la universidad porque tenia algo importante que decirme y su tono no era el de siempre, estaba ebrio y se acababa de subir al auto y de un momento a otro me empezó a gritar. Yo le hablé con voz suave para tranquilizarlo, pero cada vez se escuchaba mas y mas ansioso. Le dije sobre manejar bajo los efectos del alcohol pero no me hizo caso y cuando me di cuenta se escuchó algo romperse.

Había chocado.

Carter me acompañó al hospital y estuvo conmigo durante todo esos dos días que estuvo inconsciente.

Cuando dijeron que estaba muerto quede en shock, Carter me hizo compañía también. Al ser la única que había estado ahí, me dieron sus pertenencias. Una caja negra de terciopelo estaba en su chaqueta.

Al principio no entendí de que se trataba, hasta que recordé.

Abrí la caja lentamente y cuando pude observar qué había en su interior me paralicé y las lágrimas empezaron a salir. Dejé la caja en una mesa de a lado y empecé a llorar desesperadamente.

Dylan era hijo único, sus padres habían muerto cuando el tenía 13 años pero nunca tuvo problemas económicos. Desde que sus padres murieron decidió vivir solo, no aceptó a ningún otro familiar en su casa nisiquiera de visita. A pesar de tener buen nivel económico, decidió conseguir un trabajo en una tienda de discos. Era bueno en su trabajo gracias a su carisma y persuasión. Era confiado y buen estudiante, pero desde que sus padres cumplieron cinco años de muerte, empezó a actuar distinto y a tomar.

Suspiré y me abracé a mi misma. Los recuerdos eran duros.

Al ver el anillo de nuevo me estremecí. A pesar de haber pasado tres años ya, todo parecía reciente.

Dylan Tomlinson, mi amado Dylan, iba a pedirme matrimonio.

A veces me viene a la mente que hubiera pasado si ese día no hubiera bebido o faltado a la escuela. Los primeros meses después de su muerte solía soñar con el, con su voz, con su sonrisa, con su tacto, con su aroma. Con su calidez.

Imaginaba que hubiera pasado si ese día hubiera logrado pedirme que me casara con el, a veces me ponía a soñar despierta sobre como hubiera desarrollado su papel de padre.

Sacudí mi cabeza y limpié mis lágrimas.

Ahora estaba en Rusia con mis abuelos, muy lejos de su recuerdo. Pero también muy lejos de mi mejor amiga.

Pero era lo mejor, si quería superarlo, debía ser así. Me quedaría en Rusia el tiempo suficiente, tal vez cambiara mis planes y al terminar la universidad me iría a vivir a Irlanda o algo parecido.

Bajé la mirada y me encontré con el collar que Carter me regaló en mi cumpleaños número 10. Parpadeé evitando que una lágrima corriera por mi mejilla otra vez.

Tomé mi teléfono y escribí un mensaje rápido para Cake.

"Lo siento"

Complaciendo a Papá. EN EDICIÓN.Where stories live. Discover now