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Carter y Will.

5 años.

Alice Kennedy caminaba tranquilamente hacia la casa de los Hudson con su pequeña de cuatro años en brazos. La pequeña Carter dormía plácidamente en los brazos de su madre, soñando con su mejor amigo mientras estaban en la playa haciendo castillos de arena.

En casa, Jhon Columbus jugaba con su pequeña de dos años, Fanny.

Cuando Alice llegó a la casa del mejor amigo de su esposo, le recibió Marilyn Ryder, la esposa de Bob Hudson. Estaba radiante, como siempre.

—Hola, Al. —saludó alegremente Marilyn al ver a su amiga con la pequeña dormida en brazos.

Un pequeño de cinco años salió del escondite de las piernas de su madre. Miró a su mejor amiga y le sacudió una pierna para que despertará.

La niña abrió los ojos con molestia.

—Mamá, no. —se agarró con fuerza a su madre y Alice rió junto con Marilyn. El pequeño Will frunció el ceño.

—¡Cárter! —gritó el pequeño.

La pequeña se despertó de nuevo y miró a su mejor amigo.

—¿Qué? —respondió con frialdad. Will le miró y sacudió la cabeza de un lado a otro.— Tienes que levantarte. —dijo el niño.

Marilyn invitó a pasar a Alice y dejaron a los pequeños en la sala.

Carter se tiró en el sofá y Will se acercó a ella para acariciar su cabello. Ella suspiró, le gustaba la sensación de tranquilidad que transmitía el niño.

—Papá volvió a pegarme. —murmuró. Will le miró y la abrazó con dificultad cuando sus ojos se empezaban a llenar de lágrimas. No le gustaba verla así, débil.

—Aquí no, recuérdalo. —susurró a la pequeña cuando las mujeres entraban en la sala.

Carter se dió cuenta y se hizo la dormida, Will siguió acariciando su cabello y vió como su madre se despedía de la señora Kennedy.

(...)

8 años.

Carter caminaba hacia la casa de su mejor amigo Will. Su madre le había dado permiso de ir sola y estaba emocionada, era la primera vez que hacía eso.

Era su cumpleaños número ocho. Para la mayoría de las familias, un cumpleaños sería algo emocionante, al igual que para los niños, pero lo único que lo arruinaba era lo que su padre le había dicho en la mañana, todo menos una felicitación.

"Ocho años de estar aquí y haber arruinado mi oportunidad de tener un varón."

Sacó esas palabras de su mente y tocó a la puerta. Will estaba del otro lado con un paquete cuadrado en las manos, el gran moño verde esmeralda opacaba el plateado papel de regalo. Le sonreía ampliamente y las pecas bajo sus ojos se escondían con la sonrisa.

Carter sonrió de vuelta.

Los colores favoritos de su casa favorita de Hogwarts. Slytherin, la casa de las serpientes. Aunque ella odiara las serpientes.

—Feliz cumpleaños, Cake. —Carter abrazó a su mejor amigo y le plantó un beso en la mejilla. El pequeño se sonrojó notablemente y le abrió el paso.

Bob, el padre de Will, cargó a la hija de su mejor amigo y le empezó a hacer cosquillas mientras le deseaba un feliz cumpleaños, besándole las mejillas delicadamente.

Marilyn llegó con la pequeña Elizabeth en brazos, la pequeña reía y se revolvía en los brazos de su madre, en unos meses cumpliría los seis años y empezaría la primaria.

Carter se acercó a Elizabeth y besó su frente, la pequeña rió y la abrazó.

—Feliz cumpleaños, querida.

(...)

13 años.

Carter estaba sentada enfrente de un árbol, leyendo un libro mientras escuchaba a la banda The Verve.

A lo lejos, Will la miraba mientras se preparaba mentalmente para lo que estaba a punto de hacer. Había pasado las últimas tres semanas reuniendo valor y voluntad.

Se acercó a la chica cuando vió que  bostezaba.

—Hola. —Carter le miró sonriente y saludó de vuelta.— Necesito que me ayudes con algo, el otro día ví a Marvolo hacer algo con Jenny y quería probar hacerlo yo también. Claro que ese tal Marvolo no había hecho nada, era una simple y mala excusa.

—Claro. —se levantó de donde estaba, quitándose los audífonos y dejándolos en el suelo junto con el libro.— ¿Pero qué ...

Will juntó sus labios con los de su mejor amiga sin dejarle terminar la pregunta y empezó a besarla torpemente. Nunca antes había hecho eso, había visto películas en las que los personajes se besaban pero no lo había probado en la vida real.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Carter mientras se apartaba de él con desesperación. Estaba consternada por lo que acababa de pasar, pero le había gustado.

—¿Qué más? —respondió él , tratando de restarle importancia y queriendo parecer tranquilo, impaciente de besarla otra vez.— Quiero besarte.

Carter abrió los ojos sorprendida y algo despertó en su interior. Casi sin darse cuenta agarró al chico del cuello de la camisa y estampó sus labios con los de él.

Will sonrió en sus labios, agarrándole de la cintura y pegándole a él.

(...)

16 años.

Carter caminaba hacia la casa de los Hudson como siempre hacia y Will la esperaba a un lado de su auto para ir al colegio.

Cuando la vió, le saludó y abrió la puerta copiloto.

Carter se acercó a él, le abrazó y dió un beso en la mejilla, saludándolo. Will sonrió en el cuello de la chica y respiró su aroma.

Las mariposas en su estómago empezaron a revolotear.

Se metió al auto con ella y empezaron a platicar en el camino al colegio. Will suspiraba internamente mientras veía como los ojos de Carter se iluminaban al hablar de sus bandas favoritas.

Estaba enamorado de la chica desde ese día que la había besado, siempre lo había estado, de hecho. Cuando la besó aclaró sus dudas.

Cuando llegaron al colegio, Carter se fue con Katherine, su mejor amiga.

Will sonrió al ver a Carter partir, le encantaba la chica. Pero volvió a la realidad y la sonrisa se borró de su rostro.

Agarró su mochila y cerró su coche.

Aquél día se había quedado enterrado en los recuerdos de ambos y cada uno siguió con su vida como de costumbre. No había porque despertarse con fantasías tontas.

Complaciendo a Papá. EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora