XXX.

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-Yo, Anna prometo amarte y respetarte en las buenas y en las malas – comienza a decir mi nuera y sonrío mientras me muerdo la mejilla por dentro para no llorar más – en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza… - se le  rompe la voz – hasta que la muerte nos separe – finaliza y siento la mano de Alfredo en mi hombro –
- Yo, Alondra prometo amarte y respetarte en las buenas y en las malas – comienza mi hija y sé me acelera el corazón – en la salud y en la enfermedad – mi hija llora – en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe – finaliza y volteo a ver a Alfredo quien sonríe nostálgico –
- Nuestros hijos crecieron – susurra y niego –
- Pero son mis bebés de 19 años – susurro triste y se ríe –
- Ay mujer – susurra y me abraza –

Cuando vuelvo la vista a las novias, mi mirada recae en ella, mi pelinegra hermosa que hoy es la madrina de bodas, sonrío porque con ese azul escarlata se ve perfecta y me encanta, nuestras miradas conectan y puedo ver una pequeña sonrisa, finalmente el juez pide que los padrinos firmen y eso hacen mi prometida y mi hijo, vuelvo a llorar y minutos después mi bebé ya era una mujer casada, todos comenzamos a aplaudir y Anna la besa.



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Después de un rato ya estábamos todos en el salón donde sería la fiesta, me acerco a mis consuegros junto a Alfredo y los saludamos, no somos mejores amigos pero mantenemos una relación buena por nuestras hijas, el animador avisa que las novias llegaron y cuando me doy la vuelta se viene acercando Sonia tan tranquila, tan imponente, tan hermosa.

-Me disculpan ¿me la prestan? – pregunta tomando mi mano –
- Toda tuya – responde Alfredo entre risas y me le uno –
- Muchas gracias – dice Sonia y me lleva con ella hasta acercarnos a la pista – estás preciosa – susurra cerca de mi oído y siento mi piel erizarse –
- Tú estás perfecta – susurro titubeante y volteo a verla –

Le doy un casto beso y nos alejamos cuando comienzan a aplaudir, comienzo a aplaudir y puedo ver a mi hija bailando con su ahora esposa, siento una mano en mi brazo derecho y me giro para ver a mi hijo, sonrío y paso mi mano por su espalda mientras vemos a su hermana bailar, no entiendo cuando crecieron, hasta hace poco eran unos muchachos menores de edad, tranquilos y con una vida relativamente calmada, ahora mi hija está casada y mi hijo vive con sus parejas, esto es tan difícil de procesar, se me fueron de la casa y yo no estaba preparada para ello.

Sin embargo, soy feliz de verlos así de felices y eso es lo único que quiero para lo que me resta de vida, verlos felices y sobre todo unidos, es lo único que quiero y deseo para mis hijos, apoyo mi cabeza en el hombro de mi hijo y minutos después de que Alondra termina su primer baile todos bailamos y cada grupo se dispersa para comenzar la fiesta.

Luego del brindis de las novias, Sonia me toma de la mano y me lleva hasta una mesa donde nos sentamos y se queja de los tacones por lo bajito, me rio negando y le digo que ponga sus pies sobre mis piernas, sonríe con malicia y me rio negando, finalmente lo hace y mientras estamos solas en la mesa acaricia mi muslo derecho y la miro asombrada.

-Dejen su tocadera – dice la tía Danna y me rio de la cara sonrojada de mi novia –
- No – chilla Sonia pero de nada sirve –

Se nos une Pamela también, al igual que Laura con Mario y estamos entre risas, luego de unos minutos llegan Daniel con una chica y nos la presenta, amiga con derecho según él y se llama Francisca, le damos la bienvenida y seguimos hablando entre todos, después se nos unen mi hijo con Karina y Polo, Laura sigue sin entender su relación y el resto nos reímos, Estefanía y Marcos también llegan con sus parejas y los saludamos, la mesa se va agrandando y cada vez se nos unen más.

-Uno mas y no cabemos el resto – dice Laura burlona y aparecen mis abuelos –
- Me dan espacio – dice papá detrás de los abuelos y nos reímos –

La amante de mi marido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora