XI.

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Sandra Torrini

Flashback

-¿Estás bien? – pregunta después de unos minutos y volteo a verla –
- No lo sé – susurro y asiente como preocupada – odio verte en todos lados Stone pero a la vez me gusta – confieso de la nada mientras el alcohol se adueña de mí –
- ¿Cómo? – pregunta y volteo a verla –
- Tú – susurro y me tenso – no puedo odiar a Alfredo de quererte porque tú eres fácil de querer Sonia Stone – digo y me mira más asombrada que antes –
- ¿Y por qué siempre me miras con odio? – pregunta titubeante y sonrío de lado –
- Porque me quedé sin familia por ti, pero no te odio porque eres imposible de odiar Stone – respondo seria y asiente conmocionada –

Final Flashback 

Hace tres noches que tuve esa conversación con Sonia y es de las pocas cosas que no puedo olvidar de esa noche, no quiero creer que mi abuelo tiene razón, que las teorías tontas de Mario pueden ser reales y que a mí me gusta Sonia Stone, a mí ella no puede gustarme y además decidí darle una oportunidad a Pamela, tal vez dejarme conquistar por ella sea lo mejor, a todos les cae bien y en cierto punto ella me gusta.

Suena la puerta y digo “adelante” alzo la cara cuando abren y veo a Kaprica, me avisa que la señorita Stone llegó y asiento para ponerme de pie, rodeo el escritorio y me acerco a la puerta, algo que caracteriza esta empresa es que mis empleados son importantes y si alguno se siente mal o debe ir al hospital casi siempre les doy libre o espero a que lleguen para saber como siguen, una empresa no crece sin sus empleados por ello para mí ellos son tan importantes.

Salgo de la oficina con Kaprica y mientras ella se queda en su escritorio, yo sigo hasta el ascensor, pongo las gafas en mi cabeza como cintillo y llego al ascensor para tocar el botón y esperar a que suba. Unos minutos después estoy saliendo del ascensor y camino la sala de Marketing hasta llegar a su lugar, cuando alza la cara me mira asombrada y sonrío de lado para sentarme frente a ella.

-Hola Stone – digo mientras me cruzo de piernas y noto su mirada en ese pequeño acto – ¿Cómo se siente? – pregunto y su mirada vuelve a conectar con la mía –
- Hola jefa – susurra y asiento mientras me cruzo de brazos – el médico dijo que todo bien – responde y asiento más tranquila –
- ¿Entonces que era? – pregunto y Sonia se pone nerviosa para luego carraspear –
- Es – titubea y sus ojos suplican unas disculpas que no entiendo – estoy embarazada – susurra y siento todo detenerse –
- ¿Alfredo? – pregunto y asiente –

Me pongo de pie y miro a todos lados, suspiro y reacciono, pongo ambas manos en mis caderas y asiento, miro una última vez a Sonia Stone y ella se pone de pie preocupada, le digo que se cuide y también la felicito, salgo de su sala y voy rápidamente hasta el ascensor, al llegar toco el botón varias veces hasta que me alejo y espero a que abra sus puertas.

Cuando suena el elevador alzo la cara y abre sus puertas, entro y siento que alguien entra conmigo, toca el botón a mi piso y a mitad de camino detiene el ascensor, sé quien es por su perfume y también es la última persona que quiero ver, así que me quedo seria y mirando las puertas del ascensor mientras la escucho suspirar.

-¿Me odia? – pregunta con la voz rota y siento como mi estomago se revuelve –
- Quisiera odiarte pero nunca podré – dice mi subconsciente –
- No – respondo seca y siento su mano en la mía pero la alejo porque su tacto me duele, me quema –
- ¿Qué ocurre Torrini? – pregunta y me giro a verla –

Me pierdo en aquel mar azul que me mira con tristeza y resoplo, estoy jodida, si me gusta Sonia Stone y ahora será mamá, le dará un hermano a mis hijos y yo no sé como asimilar esta situación, me acerco un par de pasos y la veo tragar saliva pero también veo sus ojos intentando adivinar mi próximo paso, pero mi próximo paso es tocar el botón y hacer que el ascensor suba, cuando llega a mi piso se detiene y abre sus puertas.

La amante de mi marido Where stories live. Discover now