XIX.

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P.O.V SONIA STONE

Tres meses después...

-Veamos - dice el doctor y asiento -
- ¿Qué dice doctor? - pregunta Alfredo y respiro profundo -
- Todo luce que esta bien - responde y sonrío - vamos - dice y asiento -

El doctor se pone de pie y Alfredo me ayuda a ponerme de pie, caminamos hasta la camilla y el doctor me pide que espere unos minutos y asiento, resoplo y me quedo admirando el consultorio, frunzo el ceño porque es un blanco que abruma y bajo los hombros mientras miro ahora a Alfredo.

Con Alfredo las cosas no han ido bien, cada uno está viviendo su dolor pero en vez de acercarnos nos alejamos cada vez más, es como si realmente hubiésemos estado juntos solo por el bebé, también pienso que es todo a la vez, es que quiero a Sandra, es que le dije que no a Alfredo, es que perdimos a lo único que nos conectaba además de un bonito cariño que ahora mismo no sé si existe, él voltea a verme y sonríe de lado, extiendo mi mano y la toma sin pensarlo dos veces, sonrío y juego con su mano mientras esperamos al doctor, ninguno dice ni una palabra y me parece bien, estoy bien así.

-Listo - dice el médico y me arreglo para que me quite el yeso - ¿Preparada? - pregunta y asiento -
- Desde que lo tengo puesto - respondo y se ríe negando -




**********

-Ahora solo debes ir a terapia y estarás totalmente bien - dice el médico y se acerca a su escritorio - te mandaré un par de medicamentos por si cuando te de frío te duela - aclara y asiento mientras me bajo de la camilla con ayuda de Alfredo -
- Gracias - susurro y nos acercamos hasta las sillas - Doctor pero lo más importante ¿puedo volver al trabajo? - pregunto y sonríe -
- Todo depende de como va avanzando tus terapias por ahora sería bueno que trabajes en casa - responde y resoplo cansada -
- No se te va a acabar la vida por no ir a trabajar - dice Alfredo de mala gana y lo fulmino con la mirada pero no respondo -
- Bueno, por ahora es todo, cuando termines las terapias vienes - dice el médico dándome un par de récipes -
- Gracias doctor - digo y agarro mi cartera -
- Vamos bien Sonia - aclara el doctor y sonrío -

Me pongo de pie y con ayuda de Alfredo caminamos hasta la salida, nos despedimos del médico y salimos del consultorio, caminamos hasta el ascensor y en silencio llegamos, toco el botón y esperamos a que baje. Unos minutos después estamos saliendo del hospital, odio caminar lento o con ayuda pero no me queda más ya que sigo sin estar de alta, resoplo y cuando llegamos a la camioneta Alfredo me abre la puerta de copiloto, agradezco que al menos estoy ya sin muletas ni yeso, pero tampoco estoy libre de todo.

Alfredo rodea la camioneta y se sube, nos ponemos los cinturones de seguridad y mientras el enciende la camioneta, yo enciendo la radio y una canción suave va sonando, me apoyo de la ventana y mientras veo el camino, me pongo a pensar como todo ha cambiado pero ¿Cuándo fue que realmente cambió? Siento mi corazón latir furioso cuando aquella mirada verde pasa por mi mente, sí, todo cambió esa mañana cuando la conocí, cuando supe que Alfredo nos mintió, cuando supe de ella y luego cuando se hizo mi jefa, ahora entiendo es que desde que la conocí hubo una conexión pero por la vergüenza y su rabia, sé que ninguna lo podía ver.

Ahora yo estoy con Alfredo y todo es tan raro, hay mucha diferencia ahora a antes porque es que yo no sabía de ella, pero ella sabe de él y no sé qué tanto Alfredo se merezca esta traición, yo no quería pero ahora es solo algo de estar y ya, ninguno de los dos siente esa conexión de antes, ninguno de los dos quiere estar al lado del otro pero tampoco sé porque ninguno da el paso de dejarlo todo. Siento una mano en mi pierna y reacciono, volteo a ver a Alfredo y me hace una señal, miro al frente y asiento.

Me quito el cinturón de seguridad y mientras tanto Alfredo se baja de la camioneta y la rodea, abre la puerta del copiloto y me extiende una mano sonriendo, sonrío de lado y agarro mi cartera, me bajo con su ayuda y cierra la puerta, agradezco y caminamos hasta entrar al edificio, al llegar saludamos al portero y él a nosotros, caminamos hasta el ascensor y al llegar Alfredo toca el botón para esperar que abra sus puertas.

La amante de mi marido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora