II.

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- ¿Mamá estás bien? – pregunta Juan mientras deja el bolso en el suelo y se acerca a mí –
- Sí pequeño – susurro y niega para abrazarme –

Comienzo a llorar y me derrumbo de nuevo mientras le confieso a Juan Alfredo que corrí a su papá porque me engañó, Juan se aleja y me ve con tristeza, sus ojos bonitos color cafés se cristalizan y lágrimas corren por sus mejillas, las limpio y me vuelve a abrazar.

- ¿Te lo confesó? – pregunta y niego –
- Al final le tocó decirme que fue un error – susurro para luego sonreír irónica y se queja –

Juan se aleja y agarra su bolso, lo llamo pero solamente se va y me acerco a la sala para acostarme en el sofá, me quedo en posición fetal y mientras veo el ventanal me quedo llorando en silencio al recordar mis desdichas, un rato después me quedo dormida.



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Suena el timbre y me quejo, me muevo y abro los ojos de golpe, me siento en el sofá y veo el coche de mi hermana desde el ventanal, suspiro y me acerco lentamente a la entrada para abrir, Alondra me ve asombrada y Evelyn me mira con una disculpa en la mirada.

-¿Lo que escuché es cierto? – pregunta mi pequeña y miro a mi hermana –
- Perdón – susurra y se despide para irse –

Alondra entra a casa y cierro la puerta, le pregunto ¿Qué fue lo que escuchó? Y finalmente acepto todo lo que escuchó mientras le confieso que corrí a su papá y que me engañó, resoplo y la abrazo, se tensa y comienza a llorar, me alejo para limpiar sus mejillas. Unos minutos después abre la puerta y me giro para ver a Juan, se acerca y ahora teniendo a mis mellizos siento menos dolor, ellos son mi fortaleza ante tanta tragedia, ambos me abrazan fuerte y sonrío mientras le dejo un beso en la sien a cada uno.







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Dos semanas después…

- Jefa, otro regalo – avisa Kaprica y suspiro –
- Quédatelo – respondo mientras veo la pantalla de la Mac –
- ¿Segura jefa? – pregunta asombrada y alzo la cara para verla –
- Es mi última palabra – respondo seria y asiente para irse –

Suena mi celular y lo tomo para desbloquearlo y ver un mensaje de Juan avisándome que va a casa con Alondra, le pido que la cuide y le mando besos, bloqueo el celular otra vez y sigo trabajando.

Hace dos semanas que corrí a Alfredo, mis abogados están poniéndose de acuerdo con sus abogados y aunque le he dejado claro que no quiero saber de él, siempre busca la manera de darme detalles, flores, cartas y me rio porque ni de novios hizo eso, me siento estúpida con todo esto. A Alondra y a Juan les pedí que no dejarán de querer a su papá y aunque les costó aceptarlo. Aceptaron no dejar de ver a su papá por más problemas que tengamos, en los problemas de nosotros no queremos meter a nuestros hijos.

En cuanto a los medios, claro que se iban a enterar y ahora soy la pobre “Cuernuda” odio a los medios pero es lo que me toca soportar por ser hija de un gran empresario, resoplo y sigo trabajando hasta que suena la puerta y le pido a Kaprica que entré.

- La chica de la entrevista para Marketing – avisa y asiento para voltearme a verla –
- Házmela pasar – pido y asiente –

Busco entre tantos papeles el currículo de aquella chica y encuentro la carpeta que ayer me dio Kaprica, resoplo y antes de abrirla su voz retumba en toda la oficina, alzo la mirada y allí está la amante de mi marido, ella me mira asombrada y yo me tenso para verla con rabia.

- Supongo que usted es quien desea trabajar en el área de Marketing – digo de mala gana y asiente sin mover un músculo más que su cabeza – siéntate – pido y rápidamente se sienta frente a mí –
- Le juro que no sabía que usted es la presidenta – responde en un susurro y la miro unos segundos –

Aquellos ojos azules me miran aterrados y bajo la mirada a la carpeta para abrirla, su foto es lo primero con lo que me encuentro y resoplo, comienzo a leer el currículo y realmente es una profesional, una mujer completa y puede ser importante para el área de Marketing, alzo la cara y su mirada está en sus manos, carraspeo y me mira rápidamente, aprieto la mandíbula y resoplo.

- ¿Por qué quieres trabajar con nosotros? – pregunto y suspira –
- Me gusta esta empresa desde que se hizo llamativa para los medios y me gusta el marketing que usan, por eso me gustaría trabajar aquí – responde y asiento – pero no quiero incomodar señora – se queda en silencio –
- Torrini… Sandra Torrini – respondo seria –
- Señora Torrini – repite y asiento –

Admiro sus ojos y tienen un brillo diferente aún entre el terror de tenerme frente a ella, su cabello azabache, bajo la mirada a sus labios rojos y me tenso, a su vestimenta y es preciosa ¿Cómo no se va a enamorar Alfredo de una mujer así? Bajo la mirada al currículo y aunque capaz me vaya a odiar yo misma por esto, decido cerrarlo y verla, su mirada se torna triste.

- Dile a Kaprica que te guíe hasta la sala de Marketing, tienes una semana de prueba – digo firme y aquella hermosa mujer se levanta sonriendo y con ganas de agradecer –
- Gracias señora Sandra, no se va a arrepentir – chilla y asiento –
- Supongo – susurro y se va –

Me doy cuenta de que mi corazón está acelerado y mi respiración agitada, me pongo de pie y rodeo el escritorio, salgo de la oficina y las veo caminando hasta el ascensor, camino rápidamente y me acerco a ellas hasta llegar al ascensor, le digo a Kaprica que vuelva a su puesto, ya que yo guiare a la señorita, no sé porque lo hago pero algo dentro de mí me exige que esté cerca de ella y aunque odio hacerlo, aquí vamos mientras el elevador sube para abrir sus puertas, hombro a hombro, una al lado de la otra, la amante de mi marido que ahora va a trabajar para mí que irónica es mi vida, sonrío sarcástica y niego mientras veo lo estúpido que es todo esto, suspiro y se abren las puertas, entramos y toco el piso cinco para ahora bajar y mientras tanto el ambiente se vuelve pesado, pero le pregunto cosas de su lado profesional y me responde muy segura, asiento y aunque la odie, sé que es el tipo de personas con las que me gustaría trabajar, no tengo ninguna duda de ello, se abren las puertas y sin quererlo tomo su mano y caminamos toda la sala de Marketing mientras le explico como es todo aquí.

-Buenos días chicos – digo saludando a todos –
- Hola jefa – dicen al unísono y asiento –
- Ella es la señorita Sonia Stone y va a comenzar a trabajar con ustedes, así que espero le echen una mano y le enseñen como es todo aquí – digo seria y todos asienten –
- Así haremos querida jefa – avisa Domínguez y asiento –
- Mucho éxito – digo mirando a los ojos a la señorita Stone –

La pelinegra asiente y sonríe levemente, vuelvo la vista a todos y sonrío de lado, me doy la vuelta y camino firme hasta el ascensor, al llegar toco el botón y espero a que suba el mismo, me quedo pensativa y me muerdo el labio mientras aquella mirada azul y profunda pasa por mi mente, resoplo y niego mientras miro a todos lados, se abren las puertas del ascensor y reacciono, entro y toco el botón diez para subir a mi oficina.

Unos minutos después salgo del ascensor y me acerco hasta mi oficina, Kaprica se levanta y le guiño un ojo para seguir hasta mi oficina donde me encierro, camino hasta el mini bar y me preparo una copa de Whisky, resoplo y me acerco al escritorio para sentarme, veo la carpeta donde está el currículo de Stone y lo abro, detallo su foto y siento como se vuelve a acelerar mi corazón, me muerdo el labio y resoplo para cerrar de golpe la carpeta, me tomo de un trago la copa y niego rápidamente para seguir trabajando.

La amante de mi marido Where stories live. Discover now