XII.

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Escucho voces mientras bajo las escaleras y me acerco a la cocina para ver a los mellizos cantando y cocinando, sonrío feliz y me cruzo de brazos mientras me apoyo de la barra, cuando voltean a verme se asustan y Alondra grita mientras me rio.

-¿Cómo te sientes mamá? – pregunta Juan y asiento –
- No liguen nunca Whisky, vodka y tequila – respondo y se ríen –
- ¿Por qué te trajo Sonia? – pregunta Alondra y me quedo en silencio –

Miro hacía el patio trasero y recuerdos vienen a mi mente, cuando pagó y me agarro de la mano para salir a la fuerza del bar, el subirnos al coche, la pelea y… me tenso mientras mi corazón se acelera, nuestro beso.

-¿Mamá? – preguntan y me giro para ver a los mellizos –
- No sé, supongo que su hermana le dijo porque la vi en el bar – respondo y asienten –
- Anda a bañarte para que desayunemos – pide Alondra y asiento –

Me doy la vuelta y camino hasta las escaleras para subir, me acerco a mi cuarto y me encierro, resoplo mientras me apoyo de ella y cierro los ojos, acaricio mis labios y mi corazón se acelera con más fuerzas, suspiro y sonrío recordando las palabras del abuelo Pablo y las miradas burlonas de Laura y Mario.

Abro los ojos y me pongo firme para caminar hasta el baño donde me encierro, me acerco al lavamanos y me miro al espejo, estoy destrozada y definitivamente beber en día de semana no es recomendable, resoplo y me suelto el cabello para desvestirme y entrar a la regadera, abro la llave y sonrío mientras siento el contacto del agua con mi cuerpo.

Treinta y cinco minutos después estoy lista y me acerco al espejo cuerpo completo, hoy no sé si me visto para mí o para ella pero me gusta este vestido rojo dos dedos arriba de la rodilla, con un escote en uve y descotado en la espalda, una coleta alta, tacones a juegos, un maquilla a juego con el verde de mis ojos y un collar de oro que papá me regalo en mi cumpleaños pasado, suspiro y sonrío satisfecha.

Me doy la vuelta y me acerco a la puerta para abrir y salir de la habitación, camino hasta las escaleras y bajo para acercarme a la cocina, veo que los mellizos ya pusieron la mesa y sonrío maravillada, unos minutos después estamos los tres sentados en el comedor desayunando y puedo fijarme en Alondra pensativa.

-¿Ocurre algo? – pregunto y me mira insegura – Hey, estoy para ti – susurro y sonríe de lado –
- Esa noche de la discoteca conocí a alguien, estaba en la mesa de Sonia – dice y trato de recordar pero nada – se llama Anna – responde en un susurro y miro a Juan quien sonríe asombrado –
- ¿Te llamó la atención? – pregunto y resopla –
- Supongamos – responde y asiento –
- Espero que la próxima vez que me hables de ella sepas más sobre tus sentimientos – digo y sonríe de lado asintiendo –
- No prometo mucho – dice y me rio para dejarle un beso en la frente –
- ¿Y tú? – le pregunto a Juan y niega –
- Nada aún – responde y le lanzo un beso –

Seguimos desayunando y me preguntan por Pamela, solo me rio nerviosa y les respondo lo que hasta ahora sé, que le di una oportunidad pero la verdad es que ahora no sé realmente si es lo que quiero, es más, ya no sé que quiero. Hace un día estaba tranquila de aceptar a Pamela y hoy estoy agobiada, porque claro que me gusta Stone y claro que no quiero que esté con Alfredo ni yo con Pamela pero es lo que hay y lo odio.


-Nos vemos niños – me despido y se van con el chófer –

Cierro la puerta y me acerco hasta el comedor, arreglo la mesa y llevo los platos sucios hasta el fregador, los lavo y me limpio las manos para salir de la cocina e ir hasta las escaleras para subir y acercarme a la habitación, voy hasta el baño y me cepillo los dientes. Minutos después salgo y me retoco el maquillaje para luego ponerme el labial rojo, me echo perfume y ahora si estoy lista, me pongo de pie y me acerco a la cama por mi cartera y el celular.

La amante de mi marido Where stories live. Discover now