VII.

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Un mes después…

-¡Kaprica! – llamo desde el comunicador –
- Voy jefa – avisa y cuelgo –

Segundos después aparece la castaña y sonrío de lado, le pido de favor reservar el restaurante favorito de mis hijos por su cumpleaños y asiente anotando, también le pido que se encargue de invitar a los más allegados, esto lamentablemente incluye a su papá y ella asiente asombrada.

-¡Gracias Kaprica! – digo sonriendo y asiente –
- Nos vemos jefa – dice y se va –

Regreso mi mirada a la Mac y me quedo pensando, me alejo y me apoyo del respaldar del sillón y me giro para ver la ciudad, ya han pasado tres meses desde que me separé de Alfredo, un mes desde el divorcio y también un mes desde que conocí a Pamela, todo esto ha sido muy rápido y confuso para mí, hasta hace tres meses me veía toda la vida con un hombre y hoy día siento una confusión en si me gusta o no esa pelinegra, resoplo y me muerdo me labio inferior.

La verdad es que Pamela Johns es una ternura de mujer, tiene un carácter del demonio pero cuando esos ojos verdes conectan conmigo se siente tan reconfortante, suspiro y sonrío pensando en ella, reacciono cuando mi celular comienza a sonar y me giro para agarrarlo del escritorio, veo su número y sonrío.

Llamada
-Buenas – digo burlona –
- ¿Cena esta noche? – pregunta y me rio –
- Mis mellizos cumplen años – respondo y suspira – A ellos no les caes tan mal ¿quisieras venir? – pregunto sonriendo –
- Me gustaría, voy por dos regalos entonces – responde emocionada – me pasas la dirección – chilla y asiento –
- Yo te la mando – digo emocionada –
- Entonces nos vemos allí – dice y nos despedimos para colgar –
Finalizada Llamada

-Que bella – susurro y niego para dejar el celular en el escritorio y seguir trabajando –






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Las horas terminaron de pasar y arreglo todo para irme, apago el computador y me pongo de pie para agarrar mi abrigo, me lo pongo y luego agarro la cartera, tomo mi celular del escritorio y lo guardo para entonces caminar hasta la puerta, abro y salgo para cerrar, Kaprica se me une y caminamos hasta el ascensor, la invito al cumpleaños de mis mellizos y me mira sorprendida.

-¿Entonces es un si? – pregunto y volteo a verla mientras se abren las puertas del ascensor –
- ¡Perfecto, acepto! – chilla y asiento –
- Vamos mientras me cuentas que tal es Japón – digo mientras toco el botón del lobby –
- El país de mis padres es muy bonito – comienza a decir y esos ojos achinados que la caracterizan brillan con mucha luz, sonrío y le presto atención –

El ascensor se detiene y abre sus puertas, veo la señal del piso cinco y cuando bajo la cara nuestros ojos se conectan, Kaprica y yo nos alejamos lo suficiente y entra la señorita Stone, hace un mes que no me encontraba con ella incluso trabajando en la misma empresa, es como si ambas corremos la una de la otra, no sé si esta bien eso pero me había sentido más tranquila sin verla, hasta ahora que mi corazón se acelera y cierro los ojos con tranquilidad cuando su perfume se adueña de mis fosas nasales.

-Buenas tardes – dice amablemente y Kaprica voltea a verla –
- Buenas tardes señorita Stone – dice mi secretaria amablemente –
- Buenas tardes señorita Stone – digo y vuelve el silencio –

Unos segundos después salimos del ascensor y me detengo para buscar las llaves de mi coche, en cambio Kaprica y Sonia salen de la empresa juntas, cuando tengo las llaves tomo mi camino y salgo de la empresa, busco a mi secretaria y cuando miro a la derecha veo a Alfredo con Sonia besándose, tenso la mandíbula y Kaprica me llama haciendo que ambos volteen a verme.

La amante de mi marido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora