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Jimin.

                              

Las grandes puertas son abiertas por mis hombres y me adentro, los olores de los químicos me hacen arrugar la nariz con fuerza y sigo caminando por el pasillo.

Taehyung aparece por un puerta y está tosiendo con fuerza. Lo miro, tiene polvo en la cara.

—Que asco— se pasa una mano por la cara y se la limpia en el pantalón sin dejar de hacer caras.

—No seas tan marica y anda, no tengo todo el día.

Levanta la mirada impactado y veo una pequeña sonrisa aparecer en su rostro. Aprieto los labios.

—Que malhumor— se burla de mí y casi me asqueo al verlo pasarse un dedo por la nariz y sacarse polvo.

—¿Estás drogado?— la pregunta sale sola y rueda los ojos.

—Estás viendo que me limpio la nariz porque precisamente no quiero olerlo y me preguntas que si estoy drogado — empuña su arma cuando una carcajada llega a mí.

—¿Qué es eso?— miro por la rejilla de una de las puertas y observo como varios hombres se meten pastillas en la boca.

Maldito Hashima, solo vino a drogarse.

—Los malditos desde que llegaron no paran de drogarse, parecen locos, ojalá se mueran de una sobredosis — estornuda y tengo que esquivar rápido las gotas de saliva—, disculpa, creo que le hice alergia.

Uno de mis hombres se ríe y lo fulmino con la mirada haciendo que me mire asustado.

—Como sea, ¿Dónde se metió ese idiota?

Taehyung señala la escalera que va hacia el segundo piso y suspiro.

—No vino por la cocaína, vino por heroína y marihuana. También pidió varios paquetes de éxtasis. El maldito planea follarse a todas las putas de Japón.

No puedo evitar la mueca que se extiende por mi boca y indicar con una seña y Taehyung que se acerque.

—Si sabes que los Choi andan rondando.

Asiente con cuidado.

—Estoy seguro que mandaron a uno de sus hombres para asustarme— es cuando caigo en cuenta de que me andan buscando y precisamente los hermanos Jeon están en mi casa.

Una opresión me llena el pecho y Taehyung abre los ojos.

—Jungkook y Misuk, van a ir por ellos.

—Vienen primero por nosotros — estoy seguro,  veo a Taehyung quitarle el seguro a su arma.

Veo a Hashima bajar confiado por las escaleras. Varios hombres con cargamentos salen por el lateral, seguro a guardarlo y una sonrisa macabra se forma en sus labios.

—Park Jimin —saluda reparando el lugar con la mirada—, gran laboratorio, digno de admirar.

— Constrúyete el tuyo propio si tanto lo admiras.

Chasquea la lengua y sonríe fijando más la mirada en mí.

—¿Para qué? Prefiero el tráfico de armas, aunque tal vez lo piense— se pasó una mano por la barbilla fina sin quitar los ojos del lugar.

Las risotadas se vuelven a escuchar y frunce el ceño, se acerca a donde vienen y le lanzo una mirada a Seo para que salga de la puerta.

—Malditos incompetentes— recita furioso mirando a varios de sus hombres inhalar polvo por la nariz.

El hilo rojo de la Mafia  •PJM• Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon