05

117 24 14
                                    

Misuk.

—Cariño, ¿estás bien?

La voz de mamá me había sacado de mi ensoñación. Haciéndome dar un pequeño brinco en mi asiento.

Asentí un poco atontada fijando la vista en mi plato de comida. Mastiqué la carne mientras mis pensamientos volaban por un lugar lejano.

A mi mente vino el último mensaje y de una forma u otra estaba ansiosa. No porque quería que esa persona volviera a acosarme sino porque básicamente no me había vuelto a escribir en el resto de día y por otro lado estaban mis padres. Desde que llegaron papá no se despegaba del celular y mamá a cada rato se mordía las uñas o picoteaba el pie contra el suelo, poniéndome a mi el doble de nerviosa y logrando que una ansiedad me atacara.

Necesito aire. Pensé levantándome de la silla y por sus caras creo que ni me notaron. Respiré hondo y tomé mi celular junto al abrigo y saliendo tomé el ascensor hasta la recepción.

Caminé un rato por los alrededores gozando de mi tranquilidad y paz. Admirando como la luna llena iluminaba el cielo. Cerré los ojos sintiendo como mis músculos tensos se relajaban y tomando asiento en un banco. Saqué mi celular para revisar los mensajes de Nam.

Nam:
Jihyo dice que salgamos hoy. Yo acepté de primera.
                                            
   
«¿A dónde?»

Nam:
Abrieron un club nuevo. Te digo porque últimamente andas como muy estresada, creo y salir te asentaría bien.
   
  
« Si, tienes razón.   Pasa a recogerme dentro de media hora.»

Nam:
       Ok.

Apago el celular y tomando una bocanada de aire camino de regreso al penthouse.

Mientras camino mi hermano viene a mi cabeza. Mamá había dicho que se quedaría en casa de un amigo, lo cual es raro porque el nunca se queda en casa de nadie. También me era un poco extraño que no contestara mis llamadas ni mis mensajes dejados en el buzón. De seguro anda con alguna chica y se olvidó de mí.

Pienso y luego sacudo la cabeza, porque sé que solo son estupideces mías y bueno, el es adulto, puede hacer lo que quiera.

Cuando llego a casa todo está en silencio excepto por el sonido de la televisión y allí observo a ambos sentados tranquilamente. Aunque siguen luciendo tensos puedo ver cómo ahora papá me sonríe.

Les cuento sobre mi salida y ambos asienten recordándome que debo cuidarme. Me dicen eso a diario. Incluso he llegado a pensar que temen de que algo me pase. Pero luego recuerdo cuando mamá decía lo difícil que fue tenerme y los riesgos que tuvo en el parto y mis dudas disipan.

Aunque siguen allí como una espina clavada.

Namjoon pasó a recogerme a la hora acordada y entre las risas de Jihyo y las de el, nos mantuvimos entretenidos en el trayecto. Al llegar lo primero que pude observar fue la enorme fila de autos negros que habían en el lugar, y de una manera extraña una sensación me recorrió completa. Mi cuerpo hormigueando como si tuviera electricidad.

Sostuve el bolso de mano al bajar con cuidado de no doblarme un tobillo por los tacones altos. Arreglé mi vestido que se había subido un poco y con Nam y Jihyo entramos al establecimiento.

Nos costó un poco pasar la enorme fila que había en la entrada pero como siempre mi mejor amigo tenía buenos contactos que nos facilitaron la entrada sin tener que esperar mucho porque ya los zapatos comenzaban a dolerme.

Cuando entramos fuí directo a la barra. El hombre tatuado me atendió con una mirada extraña. Como si me estuviera advirtiendo de algo.

—Una margarita, por favor— pedí sintiéndome incómoda en el ambiente y cuando pasaron dos hombres vestidos de negro por mi lado mi instinto racional gritó peligro.

—Señorita, por su seguridad váyase de aquí— fruncí el ceño por el tono que usó el barman. Lucía asustado y por cómo se le cayó una copa supe que algo bueno no iba a suceder. Sin decir nada salió despavorido dejando todo allí. Bajo algunas quejas de clientes que esperaban ser atendidos.

Tomé la copa con el contenido y bebí un poco del contenido. Sabía bien, bastante debería admitir.

Saliendo rumbo a la pista me dejé envolver por las notas Slow down de Chase Atlantic y bailando al ritmo de la pegajosa melodía me incluí entre los que bailaban.

No ví a ninguno de mis amigos y sonriendo un poco para mis adentros imaginé lo que podían andar haciendo.

Tal vez ésta noche sería la ideal para olvidar a Max, a ese hombre que me sigue atormentando en los sueños y toda la puta mierda que estoy viviendo.

Un brazo se enredó en mi cintura y sin mirar quien era continué balanceando mis caderas y bebiendo al mismo tiempo. Terminé mi bebida y dejé la copa en el primer recipiente que encontré. Continué con mi baile y ahora esas traviesas manos se movieron más hacia debajo. Las luces tenues no me dejaban ver su rostro con exactitud, pero fácilmente deducía que era muy atractivo. Sus rasgos eran marcados y aunque las luces me cegaban y el alcohol de la bebida que había ingerido me tenían un poco más suelta. Me atreví a volverme por completo, pero cuando lo hice el en un movimiento ágil me volvió a colocar de espaldas a él.

Quería verlo. Al menos saber cómo era el hombre con el que estaba desahogando mis penas. Oh bueno con el que planeaba desahogarme. Tal vez y volviendo a pensar en lo de antes. Necesitaba olvidarme de todo.

Con un desconocido.

Pasaron algunos minutos y entre la multitud pude observar a Jihyo y Namjoon ingresando a la pista. La aludida luciendo agitada y sonreí para mis adentros.

Un ruido se instaló en el audio de la música y todos incluyéndome a mí, nos alertamos porque lo que vino a continuación realmente fue desastroso.

Hombres vestidos de negro entraron con armas en las manos disparando a las luces y a todo aquel que se interpusiera en el camino. Grité como nunca en mi vida observando a las personas caer frente a mis ojos y una mano me cubrió la boca.

Un tirón me alejó de todos llevándome a dejado de una mesa. Un sollozo aterrado salió de mi garganta y cubrí mis oídos sintiendo como todo quebraba. Tan en cámara lenta, haciendo que el latido de mi corazón se volviera tan lento que sentí como todo se me iba de las manos.

Me hice bolita contra el duro cuerpo de la persona que me protegía de las balas, también temblando cuando lo ví sacar un cuchillo y sin dudar lanzarlo. No lo miré y en cambio cerré los ojos con fuerza y cuando lo abrí había un cuerpo desangrándose por la yugular porque el arma se le había enterrado ahí. Traté de alejarme de él sabiendo que ya no era seguro estar con él. Porque bien podía matarme y porque sería algo tan extraño por dentro y pude reconocerlo. Esa aura, ese porte, ese dominio. Provenía de él.

Y tarde fue que me dí cuenta cuando alcé la vista aún con todo quebrando. Con las luces fallando y las personas gritando como locas, porque algunas estaban muriendo.

Temí por Jihyo, temí por Nam, pero más temí por mí. Porque estaba aferrada a mi peor pesadilla.

Y luego de subir el rostro todo fue oscuro. Y me juré en medio de la inconsciencia conocer esa cara.

Conocer a esa persona.

Y lo peor no recordarlo, ni saber de dónde.


Y lo peor no recordarlo, ni saber de dónde

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El hilo rojo de la Mafia  •PJM• Where stories live. Discover now