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Jimin.

—Detente aquí —ordené y el hombre frenó. Miré todo con ojos de águila revisando el lugar con la vista.

La carretera no estaba tan mala como pensaba aunque el asfalto estaba lleno de huecos y un poco malo. Ya que tenía grietas y algunos que otros baches.

A unos quinientos metros se podía ver la gasolinera y un poco más allá lo que parecía ser el almacén. No era tan pequeño como imaginaba y efectivamente habían hombres vigilando afuera armados. El perímetro debía de ser de unos 100 metros al cuadrado. Formando una bóveda.

Bajé del auto sin preámbulos mientras tomaba la ametralladora y en menos de cinco minutos ya tenía a Jungkook, Taehyung y Min Yoongi junto conmigo. Además de que habían traído a veinte hombres bien armados y experimentados en técnicas de lucha cuerpo a cuerpo y tiro. Porque para disparar por francotirador estaba el menor de todos.

Observé cuando Taehyung abrió el ordenador encima de el capó del auto y comenzó a teclear cosas bien concentrado. Pasaron diez minutos y lo ví morder el labio inferior solo logrando hacer que suspirara frustrado mientras Jeon afilaba un puñal y tomaba su arma. Metiendo una navaja por el lado de su bota militar y Min Yoongi lucía muy relajado, quién lo viera no pensaría que era un psicópata de lo peor y que amaba sacarle el corazón a la gente.

Enrolló vendas en sus nudillos y se colocó los guantes con pinchos sonriendo torcidamente al observar sus manos y tomó el cuchillo de tres puntas el cual guardó en su abdomen bajo. Procediendo después a tomar el collar de púas. Su instrumento favorito.

—¿Cuánto falta?— la voz socarrona de Yoongi fue lo único que se escuchó y Taehyung le viró los ojos.

—Lo necesario.

Contestó Kim mientras conectaba un dispositivo al ordenador y no dejaba de mandar coordenadas del lugar. Hackeando el sistema operativo que usaban los de la banda para comunicarse.

—Lo tengo— una sonrisa victoriosa tiró de sus labios mientras nos enseñaba la pantalla.

El maldito de Song estaba hablando tranquilamente sobre el cargamento de drogas y básicamente nos estaba dando toda la información que necesitábamos sin darse cuenta. Logrando así y en menos de cinco minutos armar el plan estratégico que nos llevaría a la victoria.

—¿Por esa mierda demoraste tanto?—  fastidió Min Yoongi de brazos cruzados y Taehyung cerró el puño mirándolo con advertencia.

No hice nada. A lo mejor si se mataban me quitaba una carga de encima pero igual no podía permitirlo, ambos eran buenos en lo que hacían y si los perdía tardaría en encontrar suplentes. Observé a Jeon ocultar una sonrisa divertida mientras se tocaba la nariz. Estaba disfrutando ver a los dos peleando, era obvio.

—Esa mierda que dices vale más que tú puto culo— habló Taehyung haciendo que Yoongi diera un paso adelante.

—Repite eso— advirtió enfurecido porque el pobre era sensible por ese lado. Qué lástima.

—Lo que oíste, esa mierda— señaló el ordenador que marcaba las coordenadas y tenía interceptado los micrófonos de los que estaban dentro del almacén—, vale más que tú.

Y luego de eso, simplemente Yoongi arremetió contra Taehyung tensándome cuando trató de herirlo con el guante pero Kim era bueno en lo que hacía. Pero también era bueno en combate, no por nada era un ex capitán del ejército surcoreano. Pero dejó todo eso para unirse a la mafia, porque allí no le daban ni el valor ni el trato que merecía. Aquí encontró su lugar y pudo desarrollarse más como gangster que como capitán.

Esquivó el puño que el mayor lanzó sin problema y cuando pateó el estómago de Min y que observé a lo lejos como un hombre miraba todo fue que hice una seña con la mano y a regañadientes Jeon los desapartó.

El hilo rojo de la Mafia  •PJM• Where stories live. Discover now