38 | Stephen King

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38 | Stephen King

Ayla

Estamos dando pasos hacia atrás y Ojo Dorado está avanzando preparado para atacarnos como un depredador.

ꟷTe dije que deberíamos habernos dividido y vigilar ambas entradas. ꟷse quejaba de nuevo Peter, supongo que molesto por no haber sido él quien descubriera a la pelirroja.

El niño llevaba observándola con odio desde que había entrado a la biblioteca con Kiran y James para encontrarse con nosotros.

ꟷNo hace falta que continúes mirándome así. ꟷmurmura Brittanyꟷ Ya te dije que yo no soy Ojo Dorado.

Kiran frunce su ceño inmediatamente, no le gustaba que dijeran aquel apodo frente a su hermano pequeño.

Sin embargo, no se atrevió a regañarla. Desde que había llegado y la había visto ahí, trataba de dirigirle la palabra lo menos posible. Él me había contado la discusión que habían tenido en la fiesta de Peter y al parecer seguía dolido, aunque tampoco parecía sentir tanta desconfianza hacia ella como su hermano.

Igualmente el ambiente era algo incómodo, Brittany no dejaba de buscar su mirada mientras él me miraba a mí y yo respondía estirando mis labios en una fina línea.

ꟷEsto es extraño. ꟷescucho a James murmurando mientras teclea en el ordenador donde Maia y yo encontramos la imagen de mi padre y Rubyꟷ Ni siquiera se molestó en borrar el historial, puedo ver el enlace de su página web.

ꟷ¿Y no puedes entrar?

Me sumo a la conversación con tal de huir de esa situación tan tensa.

ꟷNo, al menos ha sido lo suficientemente inteligente como para cerrar sesión.

ꟷMe parece raro que no haya hecho algo tan básico como borrar el historial de navegación si es que está tratando de ocultarse lo máximo posible. ꟷse cruza de brazos la castaña.

Asiento dándole la razón aunque una parte de mí le ve el sentido. Amanda siempre fue la que se encargó de todo el tema informático cuando creó la página web o cuando insertó aquel virus en la red wifi.

Podía ser que Ojo Dorado no fuera muy hábil con las nuevas tecnologías ahora que la rubia ya no le ayudaba.

ꟷ¡Ayla! ꟷescucho un grito lejano haciéndose eco por la amplitud de la estancia.

La cabeza de Mike se asoma tras una de las estanterías llenas de libros.

ꟷ¿Puedo salir ya?

ꟷ¿Aún sigues ahí? ꟷagrando mis ojos sorprendida por no haberme dado cuenta de su ausencia.

ꟷMe dijiste que no debía moverme de aquí.

Era cierto. Esas fueron mis palabras cuando lo dejé ahí y fui a interrogar a Brittany, pero eso fue hace alrededor de una media hora.

ꟷNo deberías ser tan obediente.

ꟷNo lo soy, soy todo un rebelde. ꟷsonríe orgullosamente antes de dedicarme una mirada tímidaꟷ Menos contigo.

Realizo un puchero inconscientemente, amaba a ese niño con todo mi corazón. Era único.

ꟷPues ven aquí.

El niño está a punto de obedecerme cuando arruga su frente observando el mueble frente a él. Su mano se alza hacia el estante y desde aquí no puedo ver bien qué hace.

Bajo la lunaWhere stories live. Discover now