36 | Daylight

1.8K 112 71
                                    


36 | Daylight

Kiran

Una sensación fría recorre mi columna vertebral pero no dejo que los demás se percaten de mi momento de debilidad.

El solo pensamiento de poder descubrir la verdadera identidad de Ojo Dorado y además la posibilidad de que esté junto a mí me aterra, aunque me niegue a admitirlo. Pero no más que la idea de que alguna de las personas en las que más confiaba nos hubiera traicionado.

Mis ojos alternan su mirada entre los rostros de todos los presentes mientras el silencio se adueña de la situación.

ꟷQué dramáticos.

Observo a mi hermano, quien nos mira con una expresión de molestia pero calmado. A veces me sorprendía su forma relajada de reaccionar ante las situaciones, me hacía sentir menor que él cuando era todo lo contrario.

ꟷEse mensaje no tiene que significar que Ojo Dorado esté aquí.

ꟷ¿Qué otra opción hay? ꟷpregunta Maia que llevaba un tiempo entrecerrando sus ojos hacia Amanda con desconfianza.

ꟷQue ella tenga un micrófono en su teléfono. ꟷseñala a la rubia con seguridad.

Sinceramente ya resultaba humillante que mi propio hermano fuera más inteligente que yo.

Al menos la genética no me trató tan mal, la belleza me tocó a mí.

ꟷEs posible. ꟷsusurra Miller como si así Ojo Dorado no pudiera escucharlaꟷ ¿Y cómo podríamos comprobarlo?

Nuestras miradas conectan por unos segundos y aunque demuestre calma puedo ver que tiene miedo. Esto comenzó como un juego de adolescentes y se ha ido transformando en algo más peligroso.

Maia agarra el teléfono de Amanda y lo esconde bajo uno de los cojines de mi habitación, haciendo presión para tratar de insonorizar nuestras voces.

ꟷPuedo llamar a mi hermano. ꟷdeclara la rubia.

ꟷ¿Vendrá?

ꟷNo lo sé. ꟷresponde tras un suspiroꟷ Pero es el único capaz de descubrir todo lo que pueda llegar a esconder cualquier dispositivo electrónico en su interior. Hasta un micrófono.

Minutos después, Miller le ofrece su propio teléfono por si el otro realmente estaba escuchando nuestra conversación, y la chica lo acepta antes de enseguida marcar el número de su hermano. Mientras ella sale de la habitación, Maia destapa el dispositivo que supuestamente había sido manipulado por alguien y lo observa con su ceño fruncido.

Un ardor sube por mi garganta y no puedo soportarlo más. Siento impotencia al darme cuenta de que cada vez que parece que estamos a punto de acabar con todo esto, siempre Ojo Dorado está un paso por delante.

Esta frustración provoca que salga de la estancia dando un portazo y necesitando cuanto antes buscar un espacio amplio y solitario en el que poder desmoronarme. En el camino choco mi brazo accidentalmente con el hombro de Amanda, la cual hace una mueca confundida.

Conforme me alejo escucho que habla con alguien, sin embargo no le presto atención.

Abandono mi hogar y decido sentarme en las escaleras de mi portal mientras intento calmar mi respiración. Mi cabeza se apoya en mis rodillas por inercia y comienzo a masajear mis sienes con la intención de no perder el control.

Unos pasos resuenan detrás de mí aunque no me giro, simplemente oigo un leve suspiro seguido del crujir de la madera que me indicaba que alguien se había sentado junto a mí.

Bajo la lunaWhere stories live. Discover now