37 | Todo era una trampa

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37 | Todo era una trampa

Ayla

No se escucha nada, el silencio es dueño de todo este lugar.

Me dolía cada articulación después del largo viaje desde San Diego a Los Ángeles, pero finalmente llegamos a la tan famosa biblioteca. Aunque tan solo fuimos tres quiénes entramos a investigar, el resto se quedó vigilando la entrada principal.

ꟷ¿Sabes que te he echado mucho de menos? ꟷescucho a mi espalda mientras reviso algunos estantes en busca de alguna pista.

Cuando me giro, una sonrisa inocente me recibe provocándome ternura.

Mike nos había acompañado a Maia y a mí para desgracia de Kiran, el cual no pudo contra la insistencia del niño. Al parecer el pequeño era quien, según Peter, nos ayudaría con las cámaras de seguridad.

Aunque por ahora no hubiera hecho más que seguirme.

ꟷTampoco hace tanto que nos vimos. ꟷme rio.

La primera y última vez que pude hablar con el niño fue en la fiesta de cumpleaños de su mejor amigo. Y eso fue hace no más de dos semanas.

ꟷPero yo quería hablar más contigo. ꟷrealiza un puchero.

ꟷEntonces hablemos.

Elevo las comisuras de mis labios con tal de complacerlo mientras ignoro la mirada asesina de mi amiga al ver que no estamos haciendo nada.

ꟷ¿Te comió la lengua el gato? ꟷcuestiono cuando no habla, a la vez que finjo rebuscar en algunos muebles para que Maia no se moleste.

ꟷLos gatos no hacen daño, son todo lo que está bien.

Suelto una carcajada al percatarme de que se ha tomado demasiado literal mi comentario.

ꟷVaya, y yo que pensaba que eras más de perros.

ꟷMe gustan todos los animales en general. ꟷfrunce su ceño de repenteꟷ Menos las serpientes.

ꟷEntonces supongo que Reputation no es tu álbum favorito, ¿no?

Cuando hago esa referencia, sus ojos se iluminan inmediatamente.

ꟷSiempre he sido más fan de 1989. ꟷse encoge de hombros inocentementeꟷ Aunque por ti puedo cambiar de opinión.

ꟷ¿Estás seguro de que no te gusta más Lover? ꟷbromeo dirigiéndole por fin la mirada después de inspeccionar los estantes.

Parpadea varias veces como fuera de sí y con esa espontaneidad tan característica de los niños, vuelve a hablar.

ꟷTus ojos son muy bonitos.

ꟷGracias. ꟷsonrío levemente sonrojadaꟷ Aunque a mí me gustan más los tuyos.

ꟷPero si son marrones.

Su rostro refleja confusión y no puedo evitar flexionar mis rodillas para tenerlo de frente, aunque prácticamente no le falte mucho para ser de mi altura.

ꟷExacto, me recuerdan al chocolate. ꟷladeo mi cabezaꟷ ¿A ti no te gusta el chocolate?

ꟷ¡Claro que sí! Me encanta.

ꟷPues entonces a todo el mundo le encantan tus ojos.

ꟷ¿Y a ti? ꟷsusurra algo tímido, una actitud inusual en él.

ꟷA mí a la que más.

El pequeño revuelve su cabello mientras sobreactúa una expresión frustrada.

Bajo la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora