Capítulo 44

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DAMIEN

Supe que algo pasaba cuando entré en la tierra de esta manada. Mi licántropo estaba al borde, lo que me hizo estar al borde.

Esa voz, no pude superar la voz que escuché.

En cuanto aquel alfa colgó, tiré el teléfono al otro lado de la habitación y me agarré al borde del escritorio.

Me costó todo mi esfuerzo calmarme y no perder el control. Nunca tuve problemas con mi licántropo antes de esto.

Una parte de mí quería preguntarle a Adonis, pero decidí no hacerlo; él estaba ocupado y yo era un hombre adulto.

Podría lidiar con esto.

Una vez que me aseguré de que mi licántropo estaba bajo control, me dirigí al alfa.

-Siento lo de tu teléfono.

-No te disculpes, él pone de los nervios a todo el mundo -el alfa negó con la cabeza.

Asentí con la cabeza. -Vamos.

Iba a intentar convencer a mis guardias de que se quedaran aquí, pero sabía que no era así. No me dejarían, y algo en mi cabeza me decía que me los llevara.

No tardamos mucho en prepararnos y salir.

Aproveché esta oportunidad para caminar por el terreno no reclamado. A mí me seguía pareciendo que estaba más cerca de esta manada, pero todavía quería ir a la otra manada.

Por suerte, nadie dijo nada al entrar en el territorio de la otra manada. La gente me saludaba al pasar.

Normalmente, habría fruncido el ceño porque odio que la gente haga eso, pero esta vez mi mente estaba distraída.

Inconscientemente, me encontré mirando hacia una sola ventana. Me dolía el corazón y no sabía por qué.

Apartar la mirada de esa única ventana resultó más difícil de lo que esperaba, pero me obligué a apartar la vista.

Mi mirada conectó con un hombre que estaba fuera, qué supuse que era el alfa. Mi licántropo ya estaba al límite.

Algo en este hombre no me gustaba ni a mí ni a mi licántropo. Su sonrisa, esa mirada arrogante, y la forma en que me miraba. Como si no tuviera miedo.

Mi mirada se centró en el alfa, que inmediatamente se puso más erguido y se aclaró la garganta antes de dirigirse a mí.

-Su majestad, es un honor tenerle aquí -dijo.

-Sí, supongo que la forma en que colgaste el teléfono significaba que estaba nervioso. -Le miré fijamente.

Tosió, claramente sorprendido. -Este es mi beta, Jordán.

Qué inteligente. Ha cambiado el tema.

De nuevo, me encontré mirando a este bastardo, que me hizo enfadar por una razón desconocida.

-¿Así que un asunto de tierras no reclamadas ha traído a la realeza a nuestra manada? -preguntó Jordán.

Reina de los Licántropos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora