Capitulo 7

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Mis ojos se esforzaron por comprender lo que tenia adelante. Niya estaba sentada en el suelo de la habitación, desnuda y magullada.

Las lágrimas le resbalaban por la cara, pero no se movía ni emitía ningún sonido. Simplemente estaba sentada. Me fijé en La Mancha de sangre de la cama y vi el vestido de Niya roto al lado de su ropa interior.

Se me heló la sangre cuando comprendí la tortura por la que había pasado mi pobre prima.

Inmediatamente cogí una manta de una silla y cubrí a Niya con ella, pero mi gesto hizo que Niya saltara como un resorte.

Me miro con terror en los ojos, y el corazón se me rompió en mil pedazos. Verla así hizo que mi loba se enfureciera.

Ambas queríamos saber quien había causado tanto dolor a Niya, pero ahora mismo mi prioridad era asegurarme de que estaba bien.

-Niya, ¿Quien te hizo esto? -pregunté en voz baja.

Niya se limitó a mirarme con lágrimas en los ojos. A mi también se me humedecieron al ver el estado en que se encontraba.

-Niya, por favor. Dime quien te hizo esto -le rogué.

Tampoco esta vez lo conseguí. Niya estaba demasiado traumatizada. Me senté a su lado y le sequé las lagrimas. El simple hecho de limpiarle la cara hizo que Niya diera un salto de sorpresa.

Observe cómo mi prima, que antes era feliz y animada, ahora parecía aterrorizada y destrozada.

Mi enfado empeoraba por momentos y me esforcé en mantenerlo bajo control, pero tenía que conseguirlo. Niya no necesitaba que me enfadara; necesitaba mi consuelo y mi amor.

Justo cuando iba a decirle una cosa, algo me llamo la atención. Recogí un anillo que no me resultaba familiar. Definitivamente no era de Niya.

Comprendí que pertenecía a su violador. Mi dedo recorrió las iniciales grabadas en el anillo. Este bastardo enfermo no se saldrá con la suya.

Lo mataría por lo que le había hecho a mi prima. Tendría una muerte lenta y dolorosa.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de Niya.

-Ahora soy Impura. Mi compañero no me querrá porque ese monstruo me quitó la virginidad.

Esta vez no pude evitar derramar lagrimas. Escuchar la pena que empapaba la voz de mi prima era desgarrador.

Me levante y me acerque a Niya, y ella me miro. Lentamente, la puse de pie y la envolví con la manta. Hice que se sentara en una silla y la cubrí con otra manta.

-Niya, lo que este monstruo te ha echo no define quien eres. No te hace impura, y no significa que tú compañero no te vaya a querer. Niya, eres una de las personas más fuertes que conozco, y lo superarás. Le demostrarás a ese Cabrón que no puede quebrarte.

Me esforcé por contener mis emociones mientras me limpiaba las lágrimas que me brotaban los ojos.

Niya me miró y desvió los ojos hacia la manta.

-No dejes que me hunda -Susurró.

-Nunca. Te ayudaré a nadar -respondí

Niya se limitó a asentir y yo acepte los puños. Sus ojos, que antes estaban rebosantes de picardía y risa, ahora estaban llenos de incertidumbre y miedo.

Recogí el anillo y salí furiosa. Había llegado el momento de encontrar a ese tipo. Las posibilidades de que siguiera aquí eran bastante altas, y tenía la intención de hacerle ver que sabía metido con la familia equivocada.

Reina de los Licántropos Where stories live. Discover now