Capítulo 35

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Adonis conducía con una lentitud pasmosa, o tal vez era porque yo estaba impaciente y quería saber qué demonios estaba pasando.

Cuando por fin se decidió a entrar en el palacio, nuestras cabezas se giraron al mismo tiempo. El pánico se reflejó en nuestros rostros al oler una cantidad abrumadora de sangre.

Sin perder tiempo, saltamos del vehículo y nos precipitamos hacia el palacio. Parecía que eran los licántropos de Bradley. Los hermosos jardines del palacio ahora estaban regados de sangre.

Mi mirada encontró a mi familia, que luchaba valientemente contra los licántropos. Era un baño de sangre que debía terminar inmediatamente, antes de que murieran más combatientes nuestros. Los demás me importaban un bledo-

-¡Basta! -gritó Adonis, haciendo que todos dejaran de luchar. El poder del Rey, no se le podía negar.

-Vuestro líder ha sido capturado; el juego ha terminado. Dejad de luchar y podremos ofreceros misericordia -anunció Adonis.

-Lucharemos hasta la muerte -gritó un licántropo y obtuvo el apoyo de los Reanudaron la batalla y Adonis gruñó.

-Que así sea.

Adonis se volvió hacia Gabe, que estaba de pie, listo para luchar, pero Adonis se lo prohibió con un gesto.

-Lleva a esos dos a las celdas, no queremos que estos idiotas intenten liberarlos mientras luchamos.

Gabe asintió y se llevó a unos cuantos guardias. Adonis y yo nos volvimos el uno hacia el otro y sonreímos.

Mi licántropa estaba ansiosa por mostrar a esos cabrones con quién se habían metido. Sin perder ni un segundo más, dejé que mi licántropa se hiciera cargo.

Nos abalanzamos sobre ellos con violencia, salpicando sangre por todas partes. Un gemido llamó mi atención cuando lo reconocí.

Mi mirada se dirigió a un licántropo que estaba golpeando al lobo de Carter. Gruñí y corrí hacia ellos.

Agarrando el pelaje del tipo, tiré de él hacia atrás y me puse sobre su cuello Me arañó, pero fue en vano. Lexi le arrancó la cabeza.

Me di la vuelta para ver al lobo de Carter, que estaba herido, pero por suerte no era demasiado grave.

Mi familia no saldría herida de esta batalla, no bajo mi reinado. Recogí al lobo de Carter y lo llevé adentro para ponerlo a salvo. Se acercó cojeando a un lugar tranquilo antes de cambiar de posición y apoyarse.

Por suerte, mi licántropa ya se había calmado y Carter me sonrió.

-Vaya, mi Sonrisas ha cambiado mucho. Mírate, toda confiada y fuerte.

-Bueno, gracias. Es la oportunidad perfecta para mostrar mis nuevas habilidades. -Le guiñé un ojo

-Supongo que será mejor que vuelvas a salir -respondió Carter riendo.

Suspirando, asentí con la cabeza.

-Quédate aquí. No hagas ninguna tontería y espera la ayuda. No dudo que Diya vendrá corriendo muy pronto -le advertí.

-Sí, sé que lo hará. -Una sonrisa se abrió paso en su rostro.

-¡Tan enamorado! -Me reí.

-Cállate y ve con tu compañero. -Carter puso los ojos en blanco.

Sonriendo, dejé a Carter en la casa de la manada. Diya se apresuró a pasar junto a mí, pero claramente solo tenía ojos para su compañero herido.

-¡Aarya! -gritó Adonis.

Reina de los Licántropos Where stories live. Discover now