Capítulo 19

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¿Alguna vez ha sentido que estás en un sueño increíble del que no quieres despertar jamás? ¿Si?

Entonces, también debes conocer el dolor que se siente cuando te despierta bruscamente algún estúpido que no tiene ni idea de lo mucho que has invertido en tu sueño.

Es decir, ¿Quién quiere despertarse y enfrentar a la dura realidad de la vida, donde nada es como en el sueño?

Eso es lo que me pasó a mí. El estúpido pitido de alguna máquina, junto con la decisión de alguien de pincharme con una aguja, fue lo que me despertó. No fue muy agradable.

Imagínate: mi sueño, que era increíble debo añadir, se evaporó por su culpa.

Gimiendo, parpadeé varias veces para dar tiempo a mis ojos a que se adaptaran a la luz.

Obviamente, esperaba ver a Adonis, pero no fue a él quien vi al abrir los ojos.

Vi a una enfermera que me pinchaba la mano con la aguja, pero ni rastro de Adonis.

La luz brillante me hizo cerrar los ojos de nuevo, pero los abrí poco después para examinar la habitación. Estaba claro que Adonis no estaba aquí. ¿Dónde estaba?

¿Y por qué había esa estúpida luz tan brillante?

-Vaya, ¿estás despierta? -La enfermera se incorporó sobre mí y me iluminó los ojos.

-Por favor, no hagas eso -siseé, apartándola de un manotazo.

-¡Lo siento mucho! Deja que vaya a avisar al médico de que estás despierta. -La enfermera salió corriendo.

La doctora no tardó en llegar y respiró aliviada cuando me vio. Me di cuenta de que había bajado las luces antes de acercarse. ¿A qué se debía?

-Majestad, es un alivio verla despierta y bien. -La doctora sonrió.

-Gracias, pero ¿puedes llamarme Aarya? -pregunté

-¿Cómo podría hacerlo? Eres mi reina -respondió con cara de horror.

-Ahora mismo soy tu paciente. Por favor, llámame Aarya -le supliqué.

-Está bien, solo esta vez -cedió la doctora.

-¡Bien! ¿Cómo te llamas? Debería dar las gracias a la persona que me ha salvado -dije sonriendo.

-Jane. -Me devolvió la sonrisa.

-Entonces, jane, ¿te importaría decirme qué demonios me ha pasado? -pregunté.

-Bueno, parece que tu cuerpo quería acelerar el proceso de transformarte en licántropa. Sin embargo, como no habías comido mucho, tu cuerpo no tenía suficiente energía para seguir el ritmo de los cambios. Por lo tanto, no tenías energía ni siquiera para ponerte de pie, y te desmayaste -explicó Jane.

-Entonces, ¿ahora soy una licántropa? -pregunté.

-¡Si, ahora eres oficialmente una licántropa! Notarás algunos cambios, uno de los cuales es tu vista agudizada -me dijo Jane.

-Por eso bajaste las luces. -Ahora empezaba a tener sentido.

-Así es. Puede que tu cuerpo esté débil durante el resto del día, pero come bien y te repondrás, Aarya -dijo Jane.

-¡Gracias! Ahora, mi siguiente pregunta: ¿Dónde está mi compañero? -Mire a Jane, cuyo rostro se volvió pálido.

-¿El rey? Bueno....él..... -se interrumpió Jane.

Inmediatamente mi corazón comenzó a acelerarse. ¿Le había pasado algo a Adonis? Me senté con la espalda recta y miré a Jane.

-¿Ha pasado algo? -la presioné.

Reina de los Licántropos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora