Capítulo 25

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Mi licántropa está excitada, al igual que yo. La emoción de que Adonis me persiga me empuja a correr más rápido. La excitación late en mis venas mientras corro junto a docenas y docenas de árboles que se unen en una sola mancha.

Mi confianza aumentó, ya que pensé que Adonis estaba demasiado lejos para alcanzarme.

Ese fue mi primer error.

Un gruñido familiar me hizo sentir escalofríos cuando dejé de correr. No podía dejar que me atrapara tan fácilmente.

Pensando que tenía un plan infalible, corrí en otra dirección, y cada pocos minutos cambiaba de dirección.

Verás, mi lógica era que, si cambiaba de dirección, mi olor estaría en todas partes y eso confundiría a Adonis.

Ese fue mi segundo error.

Estaba tan metida en mi propio mundo, pensando que había engañado a Adonis, que cuando lo vi de pie frente a mí con una sonrisa en la cara, me asusté.

Entonces, ¿Qué hice? Me di vuelta y salí corriendo, por supuesto.

Y ese fue mi tercer y último error.

No llegué muy lejos antes de que los brazos de Adonis rodearan mi cintura y me atrajeran hacía él. Mi licántropa decidió devolverme el control cuando vio que estábamos atrapadas. Que bonito.

Ambos caíamos, pero Adonis, como un caballero, se llevó la peor parte. A diferencia de la vez anterior, cuando me empujo directamente al suelo.

-Hum Yo sigo persiguiéndote, y tú sigues perdiendo. -Adonis me sonrió.

-Bueno, no es culpa mía que seas demasiado rápido. Si redujeras la velocidad, sería una persecución justa. -Fingí indignación y me levanté.

Sin embargo, disfruto de nuestras persecuciones, pequeña. -Los ojos de Adonis  brillaron con diversión mientras se levantaba y se quitaba la suciedad.

-Da igual, sé que me estás tomando el pelo -resoplé.

Adonis se esforzaba por no reír, y yo solo miraba con desprecio. Dios, si no estuviera tan bueno, le daría un puñetazo. No, lo besaría. Espera, ¿qué?

-De todos modos, no habrías tenido que perseguirme. Es culpa de ese idiota que cuelga de la ventana de Niya -murmuré.

En un instante, la diversión desapareció de los ojos de Adonis y fue sustituida por la ira.

-¿Sabes lo preocupado que estaba? Pensé que había pasado algo. -Adonis me miró.

-Te habrías asegurado de que no me pasara nada si me mantuviera a tu lado. -Miré fijamente a Adonis.

Adonis suspiró y se pasó las manos por el pelo.

-Pequeña, lo habría hecho, pero no estaba seguro de cómo reaccionarían los padres.

-No importa, es inútil hablar de ello ahora. Al menos dime que tienes al tipo -respondí.

-Si, y lo están interrogando mientras hablamos. Aarya, asustaste a Niya cuando saltaste por la ventana. Se asustó y solo alcanzó a decir que lo habías hecho tú -suspiró Adonis.

-¡Ese bastardo retuvo a mi prima a punta de cuchillo pensando que era yo! No pude controlar mi ira y mi licántropa se apoderó de mí -respondí.

-Tu licántropa se hizo cargo. Me habría encantado verlo -sonrió Adonis.

-¿De verdad? -me sorprendí, porque había creído que sería al contrario. Quiero decir, ¿Quién querría ver a su compañera perder el control como lo había hecho yo?

Reina de los Licántropos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora