CAPITULO 31 - ODIO LA BOLERA

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Es curioso como empezaron la tarde queriendo meter las bolas y la acabaron también queriendo meter las bolas, solo que al principio se referían a los bolos, pero al ser una palabra con ese tipo de doble sentido, acabaron queriendo meter ese otro tipo de bolas.

En busca de nuevas experiencias decidí quedar con mi tres amigos mono neuronales, descarté el ir de compras para no fomentar la cleptomanía de Aurelio, evité ir a un restaurante para que Feconi no explotase, o al menos no delante de mí para no sentirme culpable de haber pagado su última alita pollo con salsa barbacoa, y aunque intente alejar a Pau de cualquier ser femenino o del alcohol, me fue imposible, teniendo en cuenta estos factores, les llevé al centro comercial del que ya nos echaron hace más de un año, probablemente habrían olvidado nuestras caras y encarpetado nuestros crímenes, además quería un recinto del que pudiera huir con facilidad en caso de necesidad, por todo esto, el sitio perfecto era la bolera, que al no tener una puerta transparente que se abre al detectar movimiento, con un motor con una fuerza de rotación por minuto deficiente, que al tardar segundos en abrirse, permitirá a cualquier orangután de dos metros capturarme entre sus lorzas, planteé una travesía de la que esperaba salir ileso.

Aurelio nos citó a las 17:48 en el sitio acordado, la hora es tan rara porque tiene un trauma con las horas exactas, ya que una vez robó un reloj, pero este se pausó al de dos días en las 7:30 de la mañana y llegó tarde al colegio, además llegó con la camiseta rota, pantalones mojados y con una bolsa de patos de goma. Los primeros en llegar fuimos Pau y yo que fuimos juntos y tras cinco minutos llegó Aurelio, al ver que Feconi no llegaba lo buscamos por los restaurantes de la zona y obviamente estaba en uno de ellos, nos reunimos los cuatro, pero al intentar ponernos en marcha Pau nos interrumpió y me pidió que le acompañara al baño, ni que fuéramos mujeres, que van todas al baño juntas en chupipandi a montarse una orgía grupal entre secadores de manos y pastillas de jabón.

Tras bajar a la planta de abajo al único baño del lugar, posicionado estratégicamente entre un mexicano, el cual se especializa en picante, razón por la que ha tenido algunos problemas legales, tres cierres y unas siete de denuncias, una de ellas de Feconi que acabó hospitalizado tras comerse tres chiles a la vez, de los que son considerados de los más picantes del mundo, por suerte para el restaurante la denuncia de Feconi no prosperó ya que le agarró del cuello a la dependienta y la llamó Panchita, así que le amenazaron y retiro su denuncia, al otro lado del baño hay una tienda de botellas de agua, lleva abierta desde el año mil novecientos noventa y seis y blanquean dinero seguro, porque los precios abusivos que tienen, el dinero que gastan en reponer el agua y que no entra ni la gente del mexicano porque prefieren ir a beber agua al baño, no venden ni una botella de agua aunque fuese pis de Cristiano Ronaldo, originalmente se construyó el baño al lado, para que después de beber agua fueses a orinar, pero en el baño hay grifos y esto hunde aún más el negocio. Entramos al pasillo del baño, según entras ves a la derecha el baño de mujeres, más adelante el de discapacitados y por último al fondo el de hombres, yo creo que nos lo ponen al fondo porque los hombres tenemos mejor capacidad para no mearnos encima, no como las mujeres que tras dar a luz quedan tocadas, aun así, temo el día que hagan baños inclusivos y pongan aún más al fondo el baño de hombres, tras un minuto andando abrimos la puerta del baño.

Dentro estaba en los grifos, el gallego que me ofreció condones cuando quedé con Barane, tenía puestos sobre la mesa unos cuantos, y al lado suyo había otro chaval joven escogiendo con cual quedarse, como si fuese la decisión más difícil de su vida, los miró con detenimiento, los estiró para comprobar que no estuvieran pinchados, también los tocó para ver cual tenía un tacto más ameno y por último los olió, tras quedarse con uno de tamaño pequeño, fino y olor a tarta de manzana, se fue, el gallego al vernos nos ofreció uno.

- ¿Niños queréis un globito por si triunfáis está noche?

- Metete los globitos por la boca que parece que ya tienes una polla ahí.

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⏰ Última actualización: Feb 19 ⏰

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