CAPITULO 28 - ODIO LOS PASEOS

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Barane me invitó a dar un paseo con ella, llevaba días pensando en lo que pasó en la excursión, pensé en miles de regalos o de disculpas, pero cada cosa que pensaba probablemente ya la tendría, sería demasiado cliché o no le gustaría, por ejemplo, alguna prenda de ropa, que como no me sé su talla e intentar adivinarla podría generar conflicto la descarté, una caja de bombones me parecía más un regalo de enamorados, y cualquier joya se salía de mi ajustado presupuesto, así que me hizo un favor cuando me ofreció a acompañarla, analizaría sus gustos, sus aficiones, sus gestos, su copa, todo lo que se me ocurriría, cuantos más datos mejor, me está gustando esto de tener contacto femenino, son más inteligentes y más limpias, y como diría Pau tienen diversas razones para amarlas, me citó a las 6:00 de la tarde en el lugar más lejano del barrio de tiendas en mi pueblo, teniendo en cuenta que me pidió que la acompañara hasta allí, no entiendo porque no quedamos más cerca.

Llevaba puesto un gris, junto con unos pantalones vaqueros cortos, yo, en cambio, llevaba puesta una camiseta del Real Murcia y unos vaqueros rotos, habíamos quedado en un parque tranquilo al lado de la costa, lleno de jubilados paseando a perros que se montaban orgías, cincuentones que además de ser barrigudos también eran pobres y en vez de sufrir y dar pena en el gimnasio lo hacían a la intemperie, atrayendo las risas de cualquier joven patético que buscaba un lugar para fumar, lo primero que hizo según me vio fue darme un abrazo, lo siento chicos, tuve una erección, Pau te odio, me tapé con la sudadera y nervioso la invité a un helado, muy mala estrategia ya que solo tengo veinte miseros euros y probablemente la invite a cenar, se cogió uno de tres bolas, la capulla no escatimó en gastos, para fingir me cogí uno de turrón de una bola.

Pasaron un grupo de niños corriendo y uno se chocó contra mí, me tiró todo el helado encima, pensé en coger el cono y metérselo por el recto, descarté la idea, al final simplemente le robé los cinco euros que llevaba en la cartera y lo dejé llorando, había sacado beneficio, Barane me llevó a una esquina del parque para limpiarme la mancha en mi bella camiseta, entre las rocas, muy cerca de la costa, entre cada ruido del choque de las piedras con las olas se escuchaba un leve gemido, me metí entre las cuevas bordeando un poco el parque y había una cueva, en la que se encontraba el monitor de spinning con otras dos mujeres, ciertamente es un crack, su lengua sirve tanto para la labia como para otras cosas, al verme me dio diez euros como soborno, volví con Barane como si no habría visto nada.

Nos pusimos en marcha rumbo a nuestro objetivo, cuando le empezaron a doler los pies porque llevaba tacones, empecé a dudar de su inteligencia, porque a un paseo te llevas zapatillas, así que hicimos un pequeño desvío, fuimos a su casa, lugar donde sucedieron algunos de mis traumas, me invitó a subir, pero preferí esperar abajo, seguro sentado en las escaleras, había decidido quedarme allí pensando que nadie me molestaría, escuche el ruido de las llaves y posteriormente el chillido del pomo de la puerta, apareció el viejo, últimamente lo veía muy seguido, pero de quien no conocía la existencia era de su perro, enorme, con los ojos clavados en mí, correa de pinchos, dientes afilado y las uñas sin cortar, al verme, el viejo, con rabia acumulada apenas dijo.

Ataca.

El perro cabrón, oliendo mi olor a virgen salió detrás de mí, me siguió hasta el primer piso y luego hasta el segundo, cuando pensé ingeniosamente en meterme dentro del cuarto de basuras, al entrar sin mirar, me di cuenta de que había firmado mi sentencia, ya que estaba atrapado, cuando salí un poco de mis pensamientos me giré y me di cuenta de otro par de personas allí presentes, eran los dos jóvenes que vivían en este piso teniendo relaciones sexuales, parece ser que después de la pelea se reconciliaron y ahora follan como monos por cualquier rincón, ya que el morbo de ser descubiertos les pone cachondos, están envueltos en una espiral de sexo y de relación tóxica y meramente carnal, me apiado de sus pobres almas, que lo único que buscan es el placer terrenal, renegando de las ordenes cristianas y cayendo ante la lujuria, al verme, sin parar el ritmo me dijo entre gemidos.

ODIO ODIAR TODOWhere stories live. Discover now