CAPÍTULO 14 - ODIO LOS CAMBIOS DE CLASE

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El timbre que indica el final de la clase suena, la gente se levanta de sus sitios, agárrense a sus asientos que vienen turbulencias.

Existen dos tipos de cambios de clase: el primero, todos permanecéis en vuestra clase y el segundo, vais a otra clase.

La profesora de la primera hora sale de clase, ahora toca geografía, eso significa que permanecemos en clase, la puerta se cierra de golpe culpa del viento, un nanosegundo después con la clase ya insonorizada todos los alumnos se levantan, empieza la primera fase del cambio de clase, me agacho para coger un casco militar que tengo debajo de la mesa y de paso me quedo debajo de ella, es necesario que el casco sea de camuflaje, así seré más indetectable para el ojo humano, todos los chicos están en sus puestos, comienza la batalla.

Normalmente en los cambios de clase las chicas se alinean de forma que nada ni nadie pueda hablar con ellas, evitando así cualquier tipo de interrupción de los cotilleos diarios, los cuales son necesarios para que puedan seguir viviendo con normalidad, en cambio, a los chicos, al faltarles un tornillo de la cabeza, empiezan una nueva batalla, no existen las alianzas esto es un todo contra todos, las armas empleadas en estas guerrillas son las tizas, durante los cambios de hora docenas de tizas surcan los cielos de la clase y cuando estas acaban rotas por los suelos, dejando un polvo desagradable que tiñe de colores tus zapatillas blancas recién estrenadas, empieza la segunda fase.

Cuando la segunda fase está por comenzar, cojo un destornillador que también se encuentra debajo de la mesa y empiezo a atornillarla al suelo, en breves instantes sabréis porque, los chicos hacen un sorteo y cuando salen los resultados de este, todos vuelvan a sus puestos, empieza el tú la llevas, todos sabemos cómo funciona este juego, pero al estar en clase hay un nuevo añadido, las mesas, sillas u otros objetos del salón pueden ser utilizados como método de bloqueo.

Empieza el juego, pero los gritos y escandalosos ruidos generados por el movimiento de los muebles son finalizados cuando alguien grita.

¡Viene el profe!

Las palabras mágicas tienen efecto inmediatamente, todo el mundo se encuentra en sus sitios, ya no existe el polvo que se encontraba en el suelo, todas las mesas y sillas están donde deberían, ¿Cómo lo hacen?

La clase transcurre con total normalidad, no había tizas, hicimos veinte ejercicios y nos explicaros cosas que no le importan a nadie, la clase se acabó y por eso me encuentro otra vez en un cambio de hora, ahora toca dibujo y por eso me tengo que trasladar a otra clase, recojo mis cosas y procedo a irme antes de que empieza una nueva batalla.

Voy sin prisa a clase y cuando llego la gente empieza a quejarse como de costumbre con las mismas frases de siempre: hace calor abre las ventanas, hace frío cierra las ventanas, hace sol cierra las persianas, no se ve nada abre las persianas.

Se quejan por todo y por todos, yo creo que simplemente les gusta molestar para disfrute personal, la gente en dibujo por suerte no tira las tizas por los aires, sino que las utilizan para llenar la pizarra de dibujos que generalmente son bastante feos.

Los porteros de la clase nos avisan otra vez que viene la profe y otra vez está todo el mundo en sus sitios, entra la profesora y en vez de quejarse o borrar los dibujos se pone a criticarlos y a corregirlos, en fin, toca decir mí típica frase, ¿Por qué tengo que compartir mundo con esta gente? 

ODIO ODIAR TODOWhere stories live. Discover now