CAPÍTULO 7 - AMO LAS MATEMÁTICAS, PERO ODIO LAS CALCULADORAS

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Han pasado exactamente 22 días desde que empezó el colegio, en todo ese tiempo ha habido un elemento bastante importante en cierta asignatura que se me ha olvidado traer a clase, la calculadora, esa pequeña y aparentemente insignificante máquina, puedo ayudarte mucho a resolver operaciones, pero dada la ausencia he tenido que hacer todos estos días las operaciones de memoria.

En matemáticas no hay piedad, cada segundo, cuenta, por eso vamos a toda mecha con el temario, cosa que no me beneficia, porque hoy es el examen y no tengo calculadora.

El destino quiso que esto sucediera, mi método hasta ahora infalible de ponerme de fondo de pantalla del móvil lo que necesito, para que no se me olvide, fallo estrepitosamente.

Ayer por la noche puse en función el método, pero hoy a la mañana me encontré con la maldita noticia de que no conecte bien el cargador, por eso mi móvil se encontraba sin batería, como mi mente es un 80% fútbol y 20% anime se me olvidó completamente.

Ahora mismo me encuentro en medio del examen y no sé qué hacer, no pude conseguir una calculadora debido a mi falta de habilidad social, noto la carrera que se está llevando a cabo en mi frente entre dos gotas de sudor, por si a alguien le interesa, ha ganado la de la derecha, el agotador sonido de las mesas suena más que nunca, vuelvo a ver temprana mi muerte, lo único que quiero es tranquilidad.

Paso tres cuartos de hora sin hacer nada y lo dejo casi todo en blanco, es hora de empezar, por fin me tranquilizo y comienzo a escribir, pregunta uno; superada, la dos; muy fácil, la tres; también...

La clase termina, pero yo también termino las preguntas y una sensación de satisfacción recorre mi cuerpo, aunque no fue por mucho tiempo, porque oigo decir a mi compañero de atrás.

Las preguntas de atrás eran las más difíciles.

El sentimiento de alegría se transforma en odio hacia mi persona, ¡creía que solo era por un lado!, respiro y pienso, ya que más me da, el examen esta entregado, voy a descansar, procedo a coger un libro y ponerme a leer, ¡Que nadie me moleste! 

ODIO ODIAR TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora