CAPÍTULO 17 - ODIO ESTUDIAR

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Después de casi una hora de explicación la profesora deja de escribir en la pizarra y por fin se calla, me froto los ojos con la mano, puesto que esta clase me ha adormecido, pero una frase activa mis cinco sentidos.

Con esto hemos acabado la lección, el examen es la semana que viene.

Un quejido sale de mi boca y en mi boca se puede notar el descontento, otra vez a estudiar.

Creo que no me equivoco si digo que, a nadie, repito a nadie, le gusta estudiar, ¿para qué voy a memorizar lo que tengo escrito en un papel si luego voy a olvidarlo?, yo personalmente soy muy vago, estar en el sofá sin hacer nada o escribiendo como estoy haciendo ahora son unos de mis pasatiempos favoritos, pero como había un examen me veo obligado a estudiar, tocaba poner en uso una vez más mi rutina de estudio.

Lunes por la tarde los números 18:00 se podían ver en mi reloj electrónico, es hora de estudiar, queda una semana exacta para el examen y como no quiero dejarlo todo para el último día me voy a poner a estudiar, enciendo el ordenador y pongo la contraseña, tras más de cinco minutos buscando el documento entre más de siete temas encuentro el que tengo que estudiar, lo abro y del susto me caigo de la silla, veinte páginas de documento, estudiar eso sí que es una película de terror, ¡me ha dejado los pelos de punta!, cuando recupero el sentido común me levanto y cierro el ordenador lo más rápido posible mientras cierro los ojos intentando evitar otro susto mortal, por hoy he terminado de estudiar.

Me paso toda la semana sin pegar un palo al agua puesto que no me puedo concentrar, en cuanto veo el documento me asusto y lo cierro inconscientemente, llega el miércoles, última clase antes del examen, y como tengo más suerte que cuatro tréboles de cuatro hojas juntos, la profesora decide hacer un repaso de la lección, el ordenador siempre se lleva toda mi atención en clase, por eso no tenía ni idea sobre la lección dada en clase, pero como copié todo el resumen que hizo la profe, ya tenía que estudiar, diez páginas de resumen no eran nada comparado con mi sabia mente.

Llega la tarde y estoy convencido que hoy si voy a estudiar, pero el monstruo de la pereza toma el control de mi cuerpo y me lleva hasta la cama a tumbos, la única idea que se pasa por mi mente es que mañana o pasado estudiaré.

Entre pereza y cansancio llega el domingo, último día del fin de semana y también el último para estudiar, las hojas de mi cuaderno llevan sin abrirse mucho tiempo, tanto que han cogido polvo y más de una araña a fabricado su casa aquí, mi mente está vacía de sabiduría, toca trabajar duro.

Preestablezco un límite de tres horas para estudiar, desde las seis de la tarde hasta las nueve de esta, empieza el tiempo de estudio, pero como todavía estoy cansado después de un largo día de colegio, decido empezar a estudiar a las siete, son las 6:45, me aburro y decido jugar unas partidas de tenis de mesa con mi padre, tras volver a perder contra él voy a mi habitación y me pongo a estudiar, pero las partidas me han hecho polvo y sigo sin tener ganas de estudiar, por eso juro que empezaré a estudiar a las ocho.

8:00 no ha pasado ni una milésima de segundo y yo ya estoy aprendiéndome la lección, me la leo por encima y empiezo con el proceso de memorizarlo, es muy fácil, mañana en el patio lo estudio.

Spoiler, me dejé el cuaderno en casa y suspendí. 

ODIO ODIAR TODOWhere stories live. Discover now