CAPÍTULO 12 - AMO LOS BATIDOS

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Tenía sed y me dirigí a la cocina, abrí la nevera y cogí inconscientemente el batido de fresa, mire el recipiente, lo deje de mirar, volví a mirar el recipiente totalmente asombrado.

Desde que tengo uso de razón he bebido el mismo batido de marca blanca, pero no de cualquier sabor, sino de sabor vainilla, de hecho, la primera escena de mi vida que recuerda mi sabía mente, es de un día cualquiera de hace 12 años

Yo era un inocente niño, que estaba distraído jugando con unos muñecos, en un incómodo carrito de supermercado, entre juguetes y risas, levanté mi pequeña cabecita, fue entonces cuando lo vi, un pequeño pero llamativo recipiente rectangular de plástico que tenía dibujado en la portada una especie de superhéroe, mis ojos resplandecieron y mi boca se abrió de par en par, cuando dije en un tono animado reuniendo toda la felicidad existente, mientras señalaba con mi dedito.

Papi, quiero, quiero.

Mi padre alzó su mano, cogió un paquete de seis batidos y los metió en el amplio espacio del carrito de la compra, podríamos decir que ese simple gesto cambió mi vida.

Suelo beber unos dos batidos al día, a veces más, a veces menos, haciendo los cálculos he bebido grosso modo ocho mil setecientos batidos en toda mi vida, siendo sinceros pocos me parecen.

Hacen un mes exacto la gran fabrica que creó esta obra maestra llamada batido sabor vainilla, decidió innovar añadiendo a su catálogo los típicos sabores de chocolate y fresa, como gran fan que me considero de estos decidí rellenar mi armario, construido con el único propósito de llenarlo de batidos, con los nuevos sabores recién implementados.

El batido de chocolate fue una completa decepción, no me gustó nada, he de decir que las expectativas eran muy altas, puesto que a estos batidos les tengo más cariño que a mis primos lejanos y a los no tan lejanos, sin embargo, el batido de fresa se convirtió en una nueva reliquia para mí, mis papilas gustativas quedaron encantadas con la refrescante nueva experiencia, hizo méritos suficientes como para ganarse un hueco en mi armario.

Empezó la primera guerra mundial entre batidos, el territorio seleccionado para la batalla fueron las baldas del armario, los batidos de fresa golpearon primero y fueron conquistando terreno poco a poco, pero los batidos de sabor vainilla no se rendían, pasaron los días y las semanas y los batidos de fresa se hicieron con la mitad del armario.

Así es como llegamos a la situación actual, enfrente la decisión más difícil de mi vida, sabor vainilla o fresa, tras horas pensando me decido, cojo un vaso y lo relleno de ambos sabores, asunto resuelto.

ODIO ODIAR TODOWhere stories live. Discover now