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- No es que me moleste que vengas a verme a estas horas de la noche, Nick, pero al menos dime a qué se debe tu visita.

Había salido corriendo y el único lugar al que se me ocurrió ir fue a casa de Tony. La cagada con Taylor había sido de dimensiones abismales y ahora estaba abrumado, avergonzado y... deseoso de más pero a la vez, temeroso de lo que eso significaba.

- La he cagado, Tony. Pero la he cagado en gordo. 

- A ver cuéntame lo que ha pasado.

Ni siquiera había sido consciente hasta que me vi a mí mismo llamando a su puerta, de que era la primera vez que ante una situación así, no acudía a James, mi psiquiatra. Sino a Tony. Había acudido a él como estaba seguro de que lo habría hecho con Max de seguir vivo. Tony me trae un café y se sienta a mi lado y entonces le explico todo. Los días que llevo coincidiendo con Taylor y que cada vez voy creyendo más fuerte de que no se debe a simples casualidades, las miradas que le había pillado, su acercamiento... todo hasta llegar a esa tarde de entreno en el que las cosas se habían salido de control. Taylor y yo lo habíamos dejado hacía más de seis meses y no nos habíamos vuelto a acercar hasta este momento, y ahora volvía de la nada, coqueteándome como había hecho hoy, acercándose a mí hasta ponerme nervioso, tentándome hasta el infinito... dejándose besar y devolviéndome el beso. ¿A qué venía todo esto? ¿Acaso era yo su segundo plato? Que digo segundo, seguro que no llego a ser ni el postre. 

- Así que le has besado y te has ido corriendo. 

- Antes él me ha devuelto el beso. Pero si, el resumen es ese. 

- Parece que Taylor vuelve a estar interesado en ti.

- Y eso es lo que me preocupa. ¿Por qué ahora, después de tantos meses? ¿Es que le ha dejado la tía con la que se estuviese acostando y ahora vuelve a mí, a lo fácil? 

- Dos cosas - Tony pone su taza y la mía sobre la mesa y vuelve a mirarme, muy serio - la primera es que estás sacando conclusiones que pueden no ser verdad, Nicholas. Si quieres saberlo, pregúntale - como si fuese tan fácil - y la segunda; quiérete un poco más. ¿No has probado a pensar que eres mucho más que un segundo o tercer plato? Tú no lo has olvidado, ¿y si a él le ha ocurrido igual? Nadie en su vida olvidaría a una persona como tú. 

Sus palabras hacen tamborilear fuertemente mi corazón en mi pecho; pero no dejo que la semilla de la esperanza que ha enterrado se atreva a germinar porque ya me conozco lo que sucede. Primero me ilusiono y luego me estampo de pleno contra la realidad. Tony es un buen amigo y me cae bien. Me hace recordar a Max y sé que de estar vivo, seríamos grandes amigos los tres. No es un amigo de los que te regalen los oídos, más bien te dice lo que piensa y la realidad de las cosas, te guste o no lo que esté diciendo. Además, estar con Tony ha hecho lo que seis meses de terapia no han conseguido: que la voz de Max que sonaba en mi cabeza dejase de hacerlo progresivamente. 

Al principio eso me hacía sentir tremendamente mal pero luego lo entendí todo: ya no necesitaba inventar la voz de mi mejor amigo tras consejo que me daría de estar vivo porque ya tenía quien me los diera y estaba justo enfrente de mí. Tony se estaba convirtiendo algo así como mi mejor amigo con el paso de los días y no era consciente de lo mucho que lo necesitaba hasta ahora. 







Todos los viernes cenábamos todos juntos en la casa de mis padres y aquel viernes iba tremendamente tarde. Me había ocupado de unos informes de última hora en el despacho y había acabado tarde. Sin contar que por evitar encontrarme con Taylor de nuevo en el gimnasio, había salido a correr por zonas que ni siquiera conocía. Pero ya estaba allí. Se llevaría una bronca como siempre de su padre, pero ya estaba. 

Waterloo | Taynick | Taylor Zakhar & Nicholas Galitzine Where stories live. Discover now