Para cuando llega el cumpleaños de Bea, oficialmente he dejado por fin la silla a un lado y puedo andar aunque siempre apoyado en un maldito bastón. No me quejo, al menos de esta forma he vuelto a sentirme un poco más útil y yo mismo.
Todavía quedan dos meses de terapia pero el avance que Taylor ha conseguido conmigo es brutal y los propios médicos lo consideraban algo improbable por la gravedad de mis heridas internas.Así que para celebrar su cumpleaños y mi mejoría, Bea decide montar una fiesta de las que hace mucho que no iba. Estaba todo su equipo de compañeros cirujanos y enfermeros, estaban Max y Mónica, estaba Lydia... y entre tanta cara conocida y desconocida, apareció Taylor unas horas más tarde.
- No deberías beber - me dijo mi hermana cuando me vio pedir otra cerveza - todavía tomas pastillas para la pierna.
- Es sólo un día, ni que lo hiciera siempre - me quejo - oye, ¿por qué Taylor ha llegado tan tarde?
- Me dijo algo de que había quedado con alguien - responde sin más.
Un pellizco de celos se interpone en el espacio entre mi corazón y mis costillas. Lo miro a lo lejos, y lo cierto es que viene tan guapo que sea quien fuera su cita, ha sido muy afortunado de tener a alguien como él frente a ti, regalándote su tiempo y toda su atención.
Decido no darle demasiadas vueltas e irme a donde Mónica y Max hablan animadamente con Lydia.
- Hablando del rey de Roma - dice Lydia sonriente.
- Me ha dicho Lydia que te quedan dos meses de fisioterapia.
Taylor llega hasta nosotros con Bea entre sus brazos riendo por algo que estaban hablando pero que no alcanzo a escuchar. Me mira pero aunque que sonríe, sé que soy ahora mismo de sus personas favoritas. La tensión entre los dos se hace palpable, y veo como Max nos mira desde la posición de su silla de ruedas.
- ¿Y qué pasará cuando acabe? - pregunta Max.
- ¿De qué habláis? - interviene mi hermana.
- De que a tu hermano le quedan dos meses de fisioterapia y termina - indica de nuevo Lydia.
Noto como Taylor, quien también lleva una cerveza en la mano, mira la mía com seriedad. Aprieto con fuerza la mano que sostiene el bastón y bebo de un trago casi la mitad del botellín.
- Pues cuando acabe supongo que tendré ver que hago con mi vida - digo mirando directamente a Taylor - imagino que tendré que buscar algo en lo que pueda dedicarme dentro de la base.
- Hay vida más allá del ejército, Nick - interviene Taylor por primera vez.
Escuchar mi nombre directamente de su boca me estremece e inevitablemente me hace recordar nuestra última charla y cómo la acabamos.
- Y después supongo que tendremos que buscarnos un piso, ¿no? - me pregunta Lydia directamente.
- ¿Vais a iros a vivir juntos? - pregunta Mónica.
- Eh... si - respondo con vergüenza.
- Con permiso, me llaman.
Taylor desaparece de la fiesta por algún tiempo después de aquella conversación y mentiría si dijese que yo no lo buscaba con la mirada todo el tiempo. El nivel de alcohol que albergaba mi cuerpo era directamente proporcional a las veces que Taylor esquivaba mi mirada entre la gente. No soportaba verlo beber, reírse y bailar con la gente mientras seguía ignorándome.
De hecho no soportaba estar en la misma estancia que él.
La discoteca en la que estábamos, se dividía en tres plantas, y en cada una de ellas, la música era diferente. Cuando me cansé de ver a la vente bailando en posiciones en las que yo tardaré posiblemente muchos meses en poder siquiera intentar, subí con cuidado hacia las otras plantas.
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Waterloo | Taynick | Taylor Zakhar & Nicholas Galitzine
FanfictionNicholas Galitzine es un soldado raso de 19 años que lleva toda su vida enamorado en silencio de su mejor amigo Max. Su carrera como soldado parece que va despegando poco a poco hasta que en un accidente en su misión le hace replantearse seriamente...