♧ ☆EPILOGO☆ ♧

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Lorenzo, Seis meses después.

Emma estaba dormida en mis brazos, después de que Yelizza... Volví a casa, su hermano me obligo y me dio un jodido discurso, diciendo que no debía morir ni suicidarme por el acto de amor que hizo Yelizza y bla bla bla, me vale mierda. Lo único que me mantiene cuerdo ahora es que no puedo dejar que Emma pierda al único hermano que le queda.
Deje a Emma a un lado, me levante de la cama y corrí hacia el baño, abrí la canilla de la ducha. Recordé como fue mi último baño... Yelizza estaba en la habitación del hotel mientras yo lo hacía.

Recordarla solo me hace sentir de mal a horrible.

Sali del baño y lo único que hice fue cambiarme, después de la muerte de Yelizza. Justo cuando el amor de mi vida cerro los ojos, su hermano apareció. Sus hombres nos llevaron a los tres hacia un bunquer que había a unos pocos metros de la mansión. Allí se llevaron a Yelizza y a Ahmed a la enfermería de ese lugar. Dijeron que había posibilidades de estabilizar el pulso de Yelizza, pero al final todo termino siendo una jodida mentira; no me notificaron nada de ella, dormí en el piso esperando para que solo me dijeran que lo sentían, que no la pudieron salvar. Para luego trasladar a Ahmed a un hospital normal y a mi echarme a la mierda. Pero claro, como cereza del pastel su hermano tuvo que acercarse a mí. Decirme lo que ella supuestamente dijo cuando peleamos por el maldito juego de Ahmed. Me dijo un par de cosas a las que no le preste atención y cuando se calló la boca me fui del lugar. Iba a tirarme de un puente para acabar con todo esto, pero un numero desconocido me llamo para que fuera por mi hermanita porque mis padres estaban locos cuando se enteraron lo de Thomas. Fui por Emma, quien se fue conmigo solo al verme mientras lloraba y me contaba con el lujo de detalle como mis padres desahogaban el dolor que sentían por Thomas dándole golpes a ella. Por lo que notifique a la policía y me dieron la custodia de Emma. Hace unos dos meses decidí que lo mejor sería ponerla en adopción para yo poder morirme. Me deje caer en el pequeño sofá de la casa de un amigo que nos dejó quedarnos aquí luego que le Conte sobre la muerte de Yelizza. El accedió, incluso me convenció de ir a una fiesta. Pero nadie podría compararse a Yelizza. Nadie puede reemplazarla, no pueden reemplazar ni siquiera su mirada llena de sueños e inocencia a pesar de lo que paso de pequeña. Simplemente, todas parecen unas jodidas perras a comparación de mi Yelizza.
Desperté a Emma. Le cambie el pijama a un vestido y salimos los dos del departamento. Bajando por las escaleras desde el sexto piso porque a mí hermanita le da miedo los ascensores.
Salimos y pedí un taxi, se había vuelto costumbre ir al hospital para visitar a Ahmed cada dos semanas. Pero hace unas horas dijeron que despertó. Por lo que espere un rato para ir a visitarlo, así su familia o alguien que lo visite tenga su privacidad y eso.

En realidad, me duele visitarlo porque Yelizza no abandona mi cabeza ni en un momento.

El taxi paro por el semáforo. Emma me señalo una tienda de ropa de niñas, vestidos extravagantes y lujosos como el que tenía puesto ahora, pero no me concentre en eso. Me concentre en la biblioteca que había al lado.

- ¿Qué quieres? – Pregunte enojado mientras miraba a Thomas con cansancio. Este solo me sonrió inocentemente.
- ¿Te gustaría conquistar a tu amada rubia? – Pregunto sonriendo de oreja a oreja.
- ¿Para qué? Si la dejaste ir.
- Fue sin querer, no quería. – Parecía herido. Pero me valió un comino, era la verdad – Le encantan los libros. Antes de que se me perdiera pasamos por la biblioteca y su mirada se ilumino. Justitamente como lo hace cuando te ve
Me guiño el ojo, yo le cerré la puerta en la cara. No tenía humor para sonreír si Yelizza no estaba conmigo, o al menos cerca.

Aprete mi mandíbula y le toque el hombro a el chofer
- Cien dólares si te pasas el semáforo.
- Pero... - Dijo el chofer inseguro.
- Doscientos.
Lo corte, él se saltó el semáforo rápidamente y seguimos el camino hacia el hospital. Me arrepentía de ser tan duro con Thomas, aunque él también lo fue muchas veces conmigo. Los hermanos son así, ¿No? No es como que me vayan a dar un premio nobel por preocuparme por su cadáver, aunque me quedo en deuda con el por morir antes de traicionarme.
- Lolo – Dijo Emma con su habitual tono agudo - ¿Dónde está la rubiecita?
- ¿Qué rubia? – Pregunte confundido.
- La que me busco, ayer que fui al patio a jugar con Josh – Josh era el hijo del vecino, era un año mayor que Emma – ¡Y recogí unas florecitas rosaditas para ella!
Sentí una punzada de dolor romper los pedazos de mi corazón, me aprete las rodillas y me forcé a sonreír. Pero sentía que si parpadeaba las lágrimas iban a caer.
- Ella está en un lugar muy lejano, allí no puedes darle las florecitas. Amor.
Ella hizo un puchero y tuve que mirar a otro lado para secarme las lágrimas.
Al llegar al hospital, estaba lleno como siempre. Por lo que cargue a caballito a Emma y subimos unos cinco pisos para ir a la habitación de Ahmed.
- Hola.
Murmure al entrar. Cerré la puerta y baje a Emma, ella salió corriendo como un animalito y se sentó en la cama junto a Ahmed.
- Necesito hablar contigo, ahora. Alguien... alguien me visito.
Dijo serio.

Yelizza.

Me saque las ideas de la cabeza. Ella estaba muerta, ¿no? De solo pensar de nuevo que no está a mi lado me hizo querer vomitar de las sensaciones que sentía.
- ¿Quién te visito? – Pregunte.
- Me visito uno de los trabajadores de Esteban... No puedes alterarte, por favor.
Me recorrió una pizca de dudas. ¿Me estará a punto de traicionar o algo así?
- Suéltalo. – Ordene secamente
- No puedo... es difícil de decir, prométeme que no te vas a alterar.
Me empecé a enojar. Le agarré el tobillo y empecé a mirarlo fijamente, el suspiro entrecortadamente y finalmente hablo
- Yelizza está viva.
Mis músculos se tensaron cuando la puerta empezó a abrirse.


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Dedicaroria a mi querida madre, sin ella jamás me hubiera atrevido a empezar este libro. Te amo.

EL DESASTRE QUE FUIMOSWhere stories live. Discover now