♧ ☆CAPITULO 31☆ ♧

10 3 0
                                    

El pesar y el dolor me invadían el pecho, quería llorar y acurrucarme en mi asiento. Pero con Esteban al frente mío y al lado del Ahmed, luego al lado mío Lorenzo, no podía. Quería dejar caer mi cabeza en el hombro de Lorenzo. Pero me daba miedo de que Esteban supiera que él era mi lugar seguro, quería decirle. Repetirle todo lo que le dije a Esteban pensando que era Lorenzo en el baño, pero no quería mostrar emociones ahora.
- Me encanta Canadá, pero en la primera estación nos bajaremos para esperar otro tren. Les recuerdo que, si intentan algo, los guardias están afuera. ¿Está bien preciosa?
Dijo mi hermano, sentí a Lorenzo tensarse de celos y yo solo pude asentir, lo único que quería era desaparecer. Desaparecer junto a Lorenzo y a Ahmed, me trague las ganas de llorar y por debajo de la mesa mis dedos tocaron la mano de Lorenzo. Este inmediatamente me agarro la mano con fuerza y no pude evitar tener que improvisar para ocultar el suspiro de alivio que me daba volver a sentirlo cerca mío. Sus dedos se entrelazaron con los míos y volví a tener el impulso de dejar caer mi cabeza en el hombro de Lorenzo, fue difícil. Pero me contuve.
- ¿Sabes? Te entiendo. Hasta aquí se nota la tensión.
Dijo Esteban hacia Ahmed, el solo lo miro serio y asintió.
- ¿Vamos un rato afuera? – Siguió, me tense. Lorenzo se tensó, y hasta podría apostar que Ahmed igual.
- Esta herido – Intervine yo - ¿Puedo acompañarlos? No quisiera que Ahmed sea una carga para ti.
Lorenzo me apretó la mano con tanta fuerza que me recordó a cuando hizo lo mismo con mi rodilla.

Es una advertencia.

Lo pensé por un segundo, Si acompañaba a Ahmed y a mi hermano podría ser que mataran a Lorenzo, o a Ahmed y a mi juntos.
- Déjalo, es muy amable de tu parte. Pero creo que me voy a salvar yo solo. Quédense ustedes aquí.
Dijo y luego se levantó para irse. Dejándonos a Ahmed, Lorenzo y a mi solos. Los tres intercambiamos miradas cuando la puerta se cerró. Pasaron varios minutos en silencio, los tres sabíamos que nos estaban escuchando.
- Me gustas.
Dijo Ahmed mientras me miraba, Lorenzo soltó mi mano enseguida y yo abrí los ojos con sorpresa. El señalo la puerta con la mirada.

No entendí su plan, pero voy a hacer como que sí.

Fruncí el ceño y miré a Lorenzo.
- ¿Qué? – Susurre
- Tu no – Dijo Ahmed y señalo a Lorenzo – Tú me gustas.
Lorenzo enrojeció y yo me puse pálida. Empecé a experimentar los conocidos ataques de celos.
Las cosas que Ahmed le había dicho, empezaron a tener sentido. Cuando el me trajo la bolsa de libros Ahmed dijo que se volvería gay. Lorenzo me intento agarrar la mano, pero fui yo la que la aparte ahora.
- ¿De verdad? Tengo novia, no quiero – Dijo Lorenzo. Ahmed nos pateó los pies por debajo de la mesa. Los tres nos volvimos a mirar y luego a la puerta, ojalá poder hablar. Porque este juego me estaba confundiendo y enojando mucho.
- Lorenzo, por favor.
Él lo ignoro, y sentí una punzada de alivio, pero de miedo. ¿Qué tal si ese plan nos salvaba? Estaba tirado al caño. Pero por lo menos mi relación con Lorenzo no.
- Volví, te traje unos bocadillos hermanita.
Dijo Esteban mientras dejo dos medialunas grandes con queso y jamón en mi dirección. Luego se volvió a sentar al lado de Ahmed y suspiro. Al notar la tensión que se formó entre los tres, ladeo la cabeza y me miró fijamente, como si quisiera que lo confirmara o al menos que le contara una parte. ¿Él no había escuchado?
Me recosté en el asiento y miré por la ventana, los parpados me pesaban. Quería recostarme con Lorenzo, pero tenía miedo, tenía miedo de que se viera la debilidad y el amor, más que se supone que Ahmed está enamorado de él. tremenda mierda empezó a ser este día.
- En veinte minutos llegaremos a la primera parada.
Se escucho una voz que resonó en todo el vagón, mi hermano me miro y se inclinó. Me tomo la mano y me la abrió, para luego poner las dos medialunas en mi palma. Una clara señal de que quería que comiera, trague saliva y lo recibí. ¿Tendrían algo metido dentro?
- Quiero comer contigo, nuestra primera comida familiar.
Le dije y le pasé una de las medialunas. El asintió y sonrió. Sentí la mano de Lorenzo apretarme el muslo, pidiéndome que no lo hiciera. Pero no me importaba esto, si me desmayaba. Quizás harían que Ahmed y Lorenzo los siguieran sin rechistar, pero mi hermano me lo juro y necesitaba que el viera que confiaba en él. quizás así todo no sería tan... no haría alguna masacre o alguna tontería, cuando el mordió la medialuna lo imite. Me demore unos segundos masticando mientras esperaba que el tragara, él lo hizo y se veía relajado. Por lo que empecé a comer normal yo también.

EL DESASTRE QUE FUIMOSWhere stories live. Discover now